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MUERTE A "PEPOS"

Un estudiante de 25 años de la U. Nacional muere misteriosamente al caer del quinto piso de las residencias "Gorgona" conocido como el territorio libre de la droga

17 de octubre de 1983

El 18 de septiembre pasado, a las 3 a.m., un muchacho caía del quinto piso del edificio de las Residencias universitarias popularmente conocido como "Gorgona". Tras la caída, Julio César Barrera Castro, de 25 años de edad, estuvo retorciéndose y quejándose en el piso hastalas 4a.m., hora en que murió.
La prensa no le dio demasiado despliegue al hecho, y en general las explicaciones que se dieron --que iban desde un crimen político hasta una orgía-- eran meras especulaciones.
Un reportero de SEMANA permaneció tres días en Gorgona averiguando los hechos, que ya tenían antecedentes similares en el pasado: a fines de 1982, un militante del Partido Socialista de los Trabajadores fue empujado desde el tercer piso y se rompió las piernas, y años atrás, en dos ocasiones diferentes, una muchacha se tiró por una ventana y un estudiante fue arrojado por un grupo que antes lo había torturado en un baño.
Julio César Barrera Castro, la víctima de hace unos días, era estudiante de último año de veterinaria, había nacido en Armero, Tolima, y vivió varios meses en las "Residencias" al inicio de su carrera. En los últimos tiempos se había mudado de allí, pero sus visitas a Gorgona eran frecuentes. Muchos de los residentes opinan que se trataba de un jíbaro (vendedor de droga a domicilio) y que por esta razón había sido advertido varias veces de que no volviera a aparecer. La noche de su muerte, Barrera Castro llegó borracho a las 2:30 a.m. a pedir posada a la pieza 521, ocupada por su íntimo amigo, Fidel Villegas, un estudiante de sociología.
El quinto piso
El quinto piso, donde está ubicada la pieza de Villegas, es el lugar más temido por los estudiantes de las residencias. Una muchacha le dijo al reportero que jamás entraba a ese piso por la leyenda negra que se ha tejido alrededor de él: se rumoraba que era el "territorio libre" del bazuco y la droga y, aunque nunca se comprobó, durante un tiempo se habló de la existencia de un laboratorio de cocaína que suplía el consumo de toda la zona aledaña a la universidad.
Media hora después de la llegada de Barrera Castro, 20 encapuchados irrumpieron en el quinto piso armados de machetes y palos y fueron requisando los cuartos, empezando por el ala sur y avanzando hacia el norte, donde estaba la habitación de Villegas. Vaciaban cajones, rompían colchones e intimidaban a los residentes, alegando que estaban "buscando bazuco". Cuenta uno de los residentes que los encapuchados lo tuvieron contra la pared mientras le destrozaban la habitación, y que al salir, tras no encontrar nada, le dijeron: "Tranquilo, mano; usted es un man de bien, con usted no es la vaina". Cuando encontraban droga la decomisaban, llevaban aparte al dueño y lo molían a palos. Por todos lados iban preguntando por el paradero de Barrera Castro. Este, escondido en el cuarto de su amigo, oyó los gritos y trató de huir por la ventana, deslizándose por una cornisa hacia el cuarto piso. Eran varios los estudiantes aterrorizados que estaban haciendo lo mismo, y en el momento en que Barrera lo intentaba, los encapuchados abrieron la puerta de su cuarto, él los alcanzó a ver, perdió el equilibrio y cayó al parqueadero. Una muchacha que trató de socorrerlo tuvo que apartarse porque los encapuchados, desde arriba, impedían a tiros que la gente se acercara. Para huir del lugar, la pandilla tomó cinco rehenes que posteriormente fueron encontrados violentamente golpeados en otro lugar de la universidad.
Escuadrón anti-droga
Los encapuchados escribieron sobre la pared de la sigla MAPE, reconocida entre los estudiantes como la identificación de un escuadrón --Muerte a Pepos-- que desde hace más de un año se ha dado a la tarea de "castigar" a los que señala como drogadictos.
Horas después del accidente circuló un comunicado firmado por un "Grupo de Estudiantes", que decían que aunque no pertenecían al MAPE, estaban "dispuestos con nuestros propios recursos a limpiar a toda clase de lumpen y pase lo que pase no ahorraremos esfuerzos para lograr nuestros objetivos". Aclaraban que "el bazuquero" no murió por acción suya, sino porque se tiró por la ventana porque "sabia lo que debía".
Dirigentes estudiantiles opinan que el problema proviene del hecho de que, a partir de la "toma" de las residencias en septiembre del año pasado, éstas fueron invadidas por una serie de personas ajenas al estamento universitario, a quienes les han dado el nombre de "piratas", que han enrarecido el ambiente hasta volverlo irrespirable. Desde entonces son frecuentes los atracos y aun las violaciones en los predios de la Nacional. Cerca de un 30% de los actuales residentes de "Gorgona" no son estudiantes, y la Coordinadora estudiantil que gobierna las residencias se ha visto imposibilitada para desalojar a los intrusos, o aun para controlar su actividad. En este territorio de nadie delincuentes y traficantes de droga han asentado su imperio, y grupos como el MAPE bien pueden ser una respuesta de corte fascistoide a esta situación. Miembros de la Coordinadora dicen que este tipo de "acción de limpieza" es sólo la otra cara de la misma moneda, y que lejos de ayudar, hace aún más invivibles las residencias, y que sólo la legalización de la adjudicación a verdaderos estudiantes puede poner fin a la pesadilla de "Gorgona".--