
Opinión
Cuando el rock and roll inspira la forma de hacer empresa
En esta columna, una reflexión sobre cómo el arte y la música se han convertido en su lenguaje de liderazgo empresarial. Desde metáforas musicales hasta experiencias interculturales, se plantea la autenticidad como base para conectar equipos y construir confianza.
Fundar y liderar una empresa para mí ha sido como subir a un escenario. Desde niña llevo dentro la pasión por la música y el arte, y mi autenticidad se convirtió en un sello en los negocios y en mi vida. El rock and roll me enseñó a no pedir permiso, a crear y a conectar con las personas desde lo genuino.
En mis viajes internacionales confirmé que la música es un lenguaje universal. Muchas veces, en medio de reuniones tensas, terminé cantando con proveedores, doctores y colegas. Recuerdo un piano en el hall de un hotel: después de tocarlo, la energía cambió y un gran negocio se selló. No fue solo una transacción; fue el inicio de una relación de largo plazo basada en confianza y palabra.
Otra escena que guardo en la memoria ocurrió en un restaurante español, en Holanda. Terminamos cantando Volare, un himno italiano, junto a alemanes y europeos de diferentes países en medio de un congreso. Esa cena se transformó en una celebración de lo humano: reímos, cantamos y nos reconocimos en lo esencial. Porque al final, más allá de los títulos o las culturas, todos sentimos, nos enamoramos, sufrimos y festejamos la vida.
Dentro de mi equipo también he usado el arte como inspiración. En un momento difícil inventé una comisión llamada “La Orquesta”. Les hablé de la importancia de cada instrumento para que una pieza musical funcione. Esa metáfora transformó el ambiente: cada uno entendió que su rol era vital, y juntos logramos que la empresa volviera a sonar en armonía.
Incluso en la resolución de problemas, pienso en “variaciones musicales”: juego con posibles soluciones hasta encontrar la más coherente. A la hora de trabajar en imagen corporativa, diseño gráfico o gestión de personas, me involucro con la mirada de un artista, mezclando colores, sonidos e ideas hasta lograr la armonía que mejor refleje la esencia de la empresa.
Con el tiempo entendí que no hay por qué frustrarse escogiendo una sola profesión o camino. La vida está hecha para vivirse de muchas maneras, sumando virtudes y aprendizajes. Lo único no negociable son mis principios: autenticidad, honestidad y palabra.
Hoy confirmo que mi mejor estrategia ha sido vivir la empresa como mi propio rock: con carisma, compromiso y autenticidad. Y guardo un sueño: grabar un álbum con artistas-trabajadores de diferentes compañías, darles un instante para vivir su pasión y recordar que somos más que un cargo. Porque cuando el arte se enciende, las almas vibran y surgen personas plenas, equipos sólidos y empresas productivas.
Hacer empresa, al final, es como el rock and roll: coraje, creatividad y conexión desde el alma.
Adriana Andrea Sanabria, directora ejecutiva y CEO de Fixmedical