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| Foto: EFE

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Acoso sexual y disparidad salarial en su campaña de 2016 complican a Bernie Sanders

Al senador de Vermont ex candidato presidencial se le complica el deseo de regresar al ruedo por cuenta de varios testimonios que reveló 'The New York Times', según los cuales en su equipo de campaña se dieron varios episodios de acoso.

19 de enero de 2019

En el mar de candidatos que se perfila para disputar las elecciones presidenciales de 2020 desde el partido demócrata, entre los que se destacan Elizabeth Warren y Joe Biden, un hombre viejo de corte socialista parecía tener el terreno arado para triunfar: Bernie Sanders.

En diciembre, junto con el exministro de Economía griego Yanis Varoufakis, presentó la plataforma Internacional Progresista, una coalición para “hacerle frente al avance de la extrema derecha y el neoconservadurismo”. Nada nuevo, la lucha de Sanders siempre ha sido cercana al socialismo y en respuesta a la línea que ha impuesto Donald Trump, parecía ser el llamado a competirle.

Pero un reportaje del diario The New York Times (NYT) lo tiene en el ojo del huracán. Si bien a Sanders no se le acusa de acosar sexualmente a nadie, sí a muchos colaboradores, en distintos rangos, que hicieron parte de su campaña. A Sanders, que en la campaña izó las banderas de la igualdad de oportunidades y remuneración entre hombres y mujeres, también le cae el agua sucia pues, en muchas posiciones de la campaña, algunas mujeres recibían miles de dólares menos de sueldo que sus pares hombres.

Sobre el tema del acoso, el NYT cita a por lo menos cinco mujeres, entre ellas Giulianna Di Lauro una estratega de origen latino. Di Lauro relata cómo un representante de la campaña con el que trabajó empezó sus avances con comentarios sobre su pelo rizado y luego escaló a contacto físico inapropiado. Cuando lo reportó a su supervisor, recibió comentarios socarrones para minimizar el hecho. Samantha Davis, directora de operaciones en Texas, también elevó su voz. “Viví acoso sexual durante la campaña y no había nadie a quien acudir”, aseguró, y añadió que su supervisor la dejó al margen luego de rechazarle una invitación a su cuarto de hotel. Di Lauro, Davis, y otras más hicieron énfasis en que ante las denuncias nada sucedió.

En un grupo de Facebook de integrantes de la campaña, muchas voces piden que Sanders y sus directores de campaña deben asumir la atmósfera tóxica de la campaña pasada.

Al respecto Sanders, quien hasta hace poco no había mencionado el tema, respondió que no pudo estar atento pues “estaba muy ocupado tratando de liderar una campaña”. También anotó que esta creció como espuma, descentralizada y desorganizadamente, y en ciertos momentos se volvió imposible de controlar. Al periodista Anderson Cooper, de CNN, le dijo: “No me voy a sentar aquí y decirte que hicimos todo bien en recursos humanos. Pido disculpas a todas las mujeres que sintieron un trato inapropiado. Y sin duda haremos un mejor trabajo en la próxima oportunidad”.

Defensores de Sanders aseguraron que en 2016 se tomaron medidas, se ofreció terapia a las personas afectadas y también un mecanismo para equilibrar el pago. Estas no funcionaron. En medidas más cercanas al presente se asegura que desde 2018  circula una política antiacoso. Sarah Slamen, quien contribuyó a la campaña de 2016 en Texas, sentencia en el NYT:  “Sanders no puede ser el vehículo a futuro del movimiento que nació de su campaña”. ¿Sabe lo difícil que es para mí decirlo después de trabajar tan fuerte para él?”.