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Con esos vecinos...

Ecuador y Venezuela ofrecen un panorama poco alentador. Dos populistas se disputan el poder en Quito y en Caracas la democracia está en vilo.

28 de octubre de 2002

En Quito ya poco importa quien gane la segunda vuelta presidencial el 24 de noviembre. Cualquiera de los dos candidatos podría ser tildado de populista sin mayor riesgo. El triunfo -casi un empate- del magnate Alvaro Noboa y del ex militar golpista Lucio Gutiérrez en la primera vuelta electoral en Ecuador despierta

más temor que esperanza en el país y a nivel internacional.

Para completar un panorama poco claro en el vecindario, el presidente venezolano Hugo Chávez enfrenta un nuevo embate de sus opositores, quienes no parecen dispuestos a transarse por menos que por su renuncia. Varios altos oficiales, desde una tarima en la exclusiva plaza de Altamira, lanzaron el capítulo más reciente de esa peligrosa telenovela que se vive en Caracas.



En Quito llueve?

En las elecciones ecuatorianas los vencedores obtuvieron mucho menos del 50 por ciento necesario para ganar de una: Gutiérrez un 20,2 por ciento de los votos y Noboa el 17,4. Los sorpresivos resultados provocaron un verdadero revolcón en la política ecuatoriana y fueron una bofetada a los partidos políticos tradicionales.

Lo preocupante es que los dos representan tendencias populistas, de izquierda en el caso de Gutiérrez y derecha por parte de Noboa, por lo que se presume que la campaña que se inicia polarizará al país. Por otra parte, el temor por la creación de un 'eje populista' entre Ecuador, Venezuela y Brasil, que podría hacer un frente común ante los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y propondría renegociar la deuda, también es apuntado por diversos observadores. (Ver recuadro).

Aunque desde orillas opuestas, Noboa y Gutiérrez sostienen un discurso parecido: afirman que no son políticos pero que decidieron hacer política con el objetivo de llegar a la presidencia de la República para "acabar con la corrupción que carcome a esta nación".

El rey del banano

"Sólo con trabajo el país producirá y logrará más rápido su desarrollo, dijo Noboa a SEMANA. El candidato, que habla moviendo sus manos, menciona muchas veces a Dios: Soy católico y cristiano. Hablo de Dios porque El es el Todopoderoso. Por El es que tengo todo lo que tengo".

Considerado el hombre más rico del Ecuador (asegura que no sabe cuántos millones tiene), amigo de la familia Kennedy, así como de otras personalidades internacionales, Noboa es dueño de 110 empresas de banano, camarón, café, avena y otros productos. No obstante ha sido acusado de maniobras para asegurarse el control de la herencia de su padre y organizaciones no gubernamentales, como la Human Rigths Watch, lo acusan de tener a numerosos menores de edad "trabajando como esclavos" en sus plantaciones y de ser enemigo del sindicalismo.

Graduado de abogado -una profesión que nunca ha ejercido-, Noboa perdió la presidencia hace cuatro años por escaso margen ante Jamil Mahuad. Entonces tuvo el apoyo del ex presidente Abdalá Bucaram y del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). En su nuevo intento fundó el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian).

Noboa -a quien muchos llaman 'El rey del banano'- anuncia que dará empleo y vivienda "a todos los ecuatorianos y aumentará el comercio con todo el mundo. Mi equipo de trabajo estará compuesto por grandes ejecutivos, jóvenes en su mayoría, que saben lo que hacen", indicó y agregó que una muestra de ello son los éxitos de sus empresas.

"Si el Congreso Nacional no trabaja de acuerdo con mi programa convocaré tantos plebiscitos como sean necesarios para cambiar este país", señaló.

Los movimientos populares, a su vez, consideran que Noboa impulsará las privatizaciones y entregará aún más el país a las transnacionales. Pero el multimillonario no ha dejado pasar la oportunidad para señalar que su rival en la segunda vuelta "está aliado con los comunistas" y que "eso no deja de ser peligroso". Y esa es la misma opinión que tienen sobre Gutiérrez otros políticos. Noboa lanzó una advertencia: "Respeto mucho al coronel Lucio Gutiérrez, pero representamos formas diferentes de pensar. Yo soy un liberal y él un radical. En la segunda vuelta el país tendrá que elegir entre el comunismo o la libre empresa", y calificó a Gutiérrez de "golpista" en un anticipo de lo que será su campaña en esta segunda vuelta.

El Chavez del Ecuador

A Gutiérrez, por su parte, no le preocupan las opiniones de sus enemigos: "Yo no soy ningún golpista, dijo a SEMANA. Cuando ayudé a derrocar a Mahuad simplemente estuve al lado del pueblo, que no soportaba más esa situación y que quería combatir la corrupción. No lo hice con la ambición de llegar a ser presidente", aclaró. De 45 años, sencillo, pausado al hablar, con una voz recia y firme Gutiérrez sostuvo que liberará al país de los corruptos y que su meta es "refundar al Ecuador".

En cuanto las comparaciones que se le hacen con el presidente venezolano, expresó: "Yo no soy el Chávez de Ecuador, aunque respeto mucho al presidente venezolano, yo soy el Gutiérrez de Ecuador. A él lo critican los venezolanos, a mí que me critiquen los ecuatorianos", aseveró.

"La gente quiere un cambio y ve que en los otros no hay opciones nuevas, por eso el triunfo", manifestó el militar retirado, quien comentó que no conoce al mandatario venezolano.

Gutiérrez agregó que su posición coincide con su aspiración de que algún día "así pasen 500 u 800 años, haya un solo país en Latinoamérica", lo que no pocos opositores estiman como "una copia del bolivarianismo de Chávez".

El ex militar dijo también que de alcanzar el mando de su país replanteará a otras naciones latinoamericanas la posibilidad de formar un Club de Deudores, "porque en grupo tendremos más posibilidades de ser escuchados".

Reconoció que la negociación solitaria "será conflictiva", pero aclaró que hasta que aquello ocurra su intención es "renegociar con el Fondo Monetario Internacional con pragmatismo y frontalidad", a fin de lograr una renegociación de la deuda externa ecuatoriana.

"Queremos sensibilizar al FMI porque el Ecuador no puede seguir pagando (deuda por) casi 40 por ciento del presupuesto nacional y porque con menos del 60 por ciento es imposible el desarrollo".

En lo relativo al conflicto colombiano está consciente de que "ese es un problema de los colombianos; lo que tenemos que hacer es reforzar nuestra frontera".

Apoyo indigena

Gutiérrez, ingeniero civil y profesor universitario, hizo su campaña sin lujos, sin televisión "porque no tengo cómo hacerlo", ni en los grandes medios. Su triunfo es atribuido, principalmente, al apoyo del movimiento Pachakutik, brazo político de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), así como de los campesinos, de los organismos sociales y otros grupos de izquierda, entre ellos el marxista Movimiento Popular Democrático (MPD).

Destacado en su carrera militar, condecorado como héroe en la guerra con el Perú, vestido hasta el día de las elecciones con un ceñido uniforme verde olivo, el ex coronel golpista anticipó a SEMANA que de llegar al poder realizará una consulta popular para reducir el unicameral Congreso Nacional de 100 a solo 28 legisladores. "Solamente serán 28 patriotas a quienes les duela el país", sostuvo.

Consultado por SEMANA sobre alguna posible alianza manifestó que buscará coincidencias, comenzando por el partido Izquierda Democrática, del ex presidente Rodrigo Borja (1988-1992), que en esta ocasión quedó en cuarto lugar, a pesar de ser el favorito en todas las encuestas. "Pido un profundo diálogo social con todos los sectores. No tomaré medidas unilaterales, tenemos que sentarnos a conversar los indios, empresarios, trabajadores, transportistas, estudiantes, agricultores, jubilados, hombres y mujeres, negros, cholos, banqueros honestos", afirmó.

Conocido como "Lucio, el coronel rebelde", salió a la luz pública hace dos años cuando, junto a un grupo de indígenas, protagonizó la revuelta que terminó en el derrocamiento de Mahuad.

Sin embargo tiene una larga trayectoria en los alrededores del poder. Fue edecán de dos ex presidentes, Abdalá Bucaram y Fabián Alarcón, y formó parte de un efímero triunvirato durante la caída de Mahuad. Un año antes había entregado una proclama al alto mando cuestionando la desatención del régimen, y en una reunión desarrollada en el Instituto de Altos Estudios Nacionales señaló que el pueblo estaba a punto de explotar y el ejército se uniría a ese pueblo.

El sueño del entonces militar golpista hoy está a punto de plasmarse en realidad.

Militares al parque

En Caracas el presidente Hugo Chávez volvió a sentir la presión de sus enemigos. A las protestas civiles del 10 y 21 de octubre se sumaron las de varios militares disidentes, que sorpresivamente irrumpieron la semana pasada en las plazas de las principales ciudades de Venezuela para exigir la renuncia del mandatario o elecciones anticipadas.

Los pronunciamientos en contra de Chávez, su compañero de armas que en 1992 dirigió un intento de golpe militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, empezaron con 14 generales el martes 22 por la noche y a la mañana siguiente ya había 90 oficiales con micrófono en mano en la exclusiva Plaza Francia de Altamira, en el rico este de Caracas, el principal bastión de los opositores.

Los militares, todos uniformados y rodeados por simpatizantes del barrio, bautizaron la plaza con el nombre de Libertad y clamaron por el establecimiento de similares "zonas liberadas" en otras ciudades. El movimiento logró proyectar a nivel internacional la imagen de que el gobierno de Chávez estaba a punto de caer. Pero con el correr de la semana, cuando se hizo evidente que ninguna guarnición decidió aceptar su llamado a la desobediencia, la acción pacífica de los militares comenzó a adquirir el tono de un gesto simbólico.

El principal problema de los manifestantes era su credibilidad puesto que se trataba de los mismos oficiales implicados en el intento de golpe del 11 de abril. Unos 300 oficiales están identificados en ese grupo y por eso están en la mira del gobierno para ser dados de baja y sancionados. "Son los mismos golpistas del 11 de abril pero el gobierno está mejor preparado para enfrentarlos que antes y cuenta con el apoyo de la comunidad internacional", dijo el canciller Roy Chaderton. "Los oficiales se la jugaron el todo por el todo. Están resteados y coinciden con la oposición en pedir la renuncia de Chávez y anticipar elecciones", dijo al respecto Cecilia Sosa, ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia.

Pero para analistas consultados por SEMANA la manifestación de los oficiales no fue bien recibida por sectores de la oposición democrática, que casi de inmediato decidieron partir cobijas con cualquier cosa que oliera a asonada militar. Tanto la Confederación de Trabajadores de Venezuela como Fedecámaras trataron, si bien con cierta ambigüedad, de partir cobijas con ellos para no amenazar sus avances hacia conseguir respetabilidad internacional.

Lo que sí pareció mostrar el hecho de Altamira es la fuerte división que existiría en la institución castrense. En su proclama los disidentes denuncian y rechazan la politización de la Fuerza Armada Nacional, de someterla al servicio de la revolución, la creación de grupos paramilitares bajo la fachada de los círculos bolivarianos que subvenciona el gobierno. Pero quien parece ser el fiel de la balanza, el poderoso general Raúl Baduel, comandante de la división de Maracay, aunque no parece muy decidido a obrar en uno u otro sentido, hasta ahora, ha manifestado su irrestricta lealtad al presidente.

Es extraño ver a los uniformados haciendo procesión en las plazas al estilo de Gandhi. "No vemos que el gobierno abra los espacios para las soluciones sino que cada vez los cierra más. Los oficiales también reclaman y buscan salidas democráticas y electorales. La irreverencia terminará enardeciendo a la gente. Enardecer a un país, este es el problema", señaló a SEMANA el general retirado Guaicaipuro Lameda. Y el país sigue enardecido. Los oficiales de la plaza Altamira se escudan en el artículo 350 de la Constitución Bolivariana, que permite a los militares la deliberación y la desobediencia, siempre que sea pacífica. Pero Chaderton, en una salida poco afortunada, calificó su movimiento de "payasada".

Lo que para muchos se podría abrir paso, ante la mediación del secretario general de la OEA, César Gaviria, es una salida institucional que consistiría en la consecución de un número de firmas que permitieran adelantar las elecciones. El gobierno parece mostrar su debilidad electoral en este momento cuando se niega a adelantarlas, pero hay un indicio que resulta diciente: el presupuesto que acaba de presentar para el año próximo es tan abultado que muchos se preguntan cómo podría financiarse. Las malas lenguas dicen que Chávez proyectaría hacer un enorme gasto social para consolidar sus bases. Tras ganar unas hipotéticas elecciones ya vería de dónde saldría la plata. Y si las pierde, el problema sería de los ganadores.