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Cuba: un millón asiste a concierto "apolítico"

Más de un millón de personas se reunieron en la Plaza de la Revolución de La Habana para presenciar el concierto.

Alianza BBC
BBC MUNDO
21 de septiembre de 2009

Desde muy temprano en la mañana miles de personas vestidas de blanco se movilizaban por la ciudad tratando de lograr una ubicación cercana al escenario. Algunos de ellos llegaron desde provincias distantes cientos de kilómetros de la capital.

El calor fue verdaderamente insoportable, ni siquiera las sombrillas, que adornaban por miles la Plaza, pudieron evitar que muchas personas tuvieran que ser atendidas en los puestos médicos a causa de la deshidratación y la insolación.

Los cantantes que participaron se veían radiantes a pesar del intenso calor que sufrieron, teniendo en cuenta que el escenario se montó de cara al sol. Llegar a Cuba significó para todos ellos un reto, dadas las presiones a que fueron sometidos.
"Cuba no te voy a olvidar"

La primera en salir al escenario fue Olga Tañón y el público la recibió como a un ídolo, la puertorriqueña se encontró con cientos de miles de personas coreando sus canciones. Evidentemente emocionada gritó en medio del escenario: "¡Cuba no te voy a olvidar!".

"No puedo creer lo que ven mis ojos", expresó Juanes mientras el público seguía el ritmo con las palmas en alto. "Es el sueño más hermoso de paz y amor que he podido experimentar después de mis hijos", les dijo a los cubanos allí reunidos y subió al escenario a un joven negro que portaba una bandera de Cuba.

Solo el cubano Silvio Rodríguez logró un mayor acompañamiento del publico cuando la Plaza en pleno cantó la canción "Ojala". También él mantuvo la promesa de no politizar el evento, al retirarse solo dijo "Gracias Cuba, ¡viva el pueblo cubano!".

"Hay un antes y un después de este concierto", aseguró a BBC Mundo el cantautor cubano Amaury Pérez. Agregó que "todos podrán ver lo que es Cuba y la gente cubana. Este es un ejemplo de cómo se puede llegara a la paz sin condiciones".

Libre y apolítico pero sofocante
Los organizadores cumplieron su palabra, durante el concierto no hubo consignas ni pancartas políticas en la Plaza. Ni siquiera admitieron presentadores, los mismos cantantes, al finalizar su actuación, anunciaban al próximo artista.

La entrada fue completamente gratuita y libre, no se vieron filtros policiales. El control de la multitud fue tan laxo que los artistas tuvieron que hacer llamados al orden, dado que la gente, apretándose al escenario rompió una de las cámaras de TV.

Finalmente los espectadores sobrepasaron todas las barreras hasta rodear completamente la pasarela por la que se movían los artistas. Ni siquiera soportaron la presión las vallas que impedían el acceso a los jardines por donde se entra al Comité Central del Partido.

Cientos de personas fueron trasladadas a los puestos médicos móviles totalmente exhaustas a causa de los estragos ocasionados por calor y el sol. Sin embargo, a mitad del concierto el cielo se nubló y la temperatura se tornó un poco más tolerable.

En guaguas y sillas de ruedas
Según el propio Juanes, a las cinco de la tarde había en la Plaza 1'150.000 personas, superando ampliamente el medio millón previsto. Además de la Plaza de la Revolución, se llenaron varias cuadras de Paseo, una avenida de 8 carriles y amplio separador intermedio.

Cuatro veces más asistentes de los que acudieron a la misa del Papa Juan Pablo II en 1998. Solamente comparable a los actos políticos más concurridos, con la diferencia de que en esta ocasión cada uno ha tenido que venir por sus propios medios.

"Vine en guagua (bus) desde Santi Spiritu (a 300km), y yo misma hice el cartel", explicó a BBC Mundo Islemis. Mientras María Antonia acudió en su silla de ruedas desde La Habana Vieja, "a pesar de lo super complicado que fue llegar, no me lo podía perder", nos dijo.

El concierto terminó por todo lo alto y muy a lo cubano con el grupo "Los Van Van" tocando salsa, varios de los artistas visitantes llorando en el escenario y un millón de personas bailando en la Plaza de la Revolución. Fue, sin lugar a dudas, la mayor fiesta que se ha hecho en Cuba.