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 “Los investigadores de Facebook tenían un conocimiento profundo de cómo la información errónea sobre el coronavirus y las vacunas se movía a través de las aplicaciones de la compañía”: The Washington Post.
“Los investigadores de Facebook tenían un conocimiento profundo de cómo la información errónea sobre el coronavirus y las vacunas se movía a través de las aplicaciones de la compañía”: The Washington Post. | Foto: ap

Redes sociales

Facebook Papers: los secretos oscuros de la gigante de las redes sociales

La compañía decidió anunciar un cambio de nombre en medio de la mayor tormenta de su historia. Su prontuario es casi de crímenes contra la humanidad: instigar el odio, dañar a los niños y jóvenes, y acabar con el debate democrático. 

30 de octubre de 2021

Mark Zuckerberg ha pasado en las últimas semanas de héroe a villano. El otrora joven estrella de Silicon Valley, que había creado un imperio de la tecnología con una idea de universitario, es visto ahora como un hombre sin escrúpulos que con este invento podría haberle hecho un grave daño a la humanidad. Los cargos son muy serios y comienzan por promover el odio en un mundo muy polarizado, ayudar a diseminar noticias falsas –en especial sobre la covid mientras el planeta lucha contra la pandemia–, alterar la salud mental y la autoestima de millones de niños y promover regímenes antidemocráticos en varios rincones.

Son tantas las acusaciones que pesan hoy sobre Facebook que a este escándalo ya le llaman los Facebook Papers. La verdad es que sí se trata de miles de documentos que hoy escudriñan los sabuesos de los medios de comunicación más reputados de Estados Unidos: The Washington Post, The New York Times y Wired. Todos esos equipos de investigación tienen los papeles que les ha entregado Frances Haugen, la garganta profunda de la compañía, una rubia de 37 años que trabajaba como gestora de productos en el equipo de integridad cívica de Facebook.

El escándalo estalló cuando ella decidió dar una sentida entrevista a uno de los programas más vistos en Estados Unidos: 60 minutos. En el horario prime time, la mujer contó los pecados de Facebook con pelos y señales. A los dos días era la audiencia en el Congreso en la que iban a escucharla. El mundo entero se fijó desde ahí en sus denuncias. Pero este discurso en el Capitolio era apenas el comienzo: Haugen entregó papeles a todos los medios de prensa escrita, que han sacado cada vez más revelaciones. Hay informes de investigación, diapositivas y discusiones entre empleados de la empresa.

Una de las revelaciones más impactantes la hizo The Washington Post. El diario relató que “los investigadores de Facebook tenían un conocimiento profundo de cómo la información errónea sobre el coronavirus y las vacunas se movía a través de sus aplicaciones”.

La verdad es infame y más para un país que colapsó por la pandemia, tuvo que apilar a sus muertos en hornos, recibir un buque de guerra para atender a los enfermos y tratar a otros tantos en carpas en el Central Park. En Estados Unidos, la nación que mejor acceso ha tenido a las vacunas, el problema con la variante delta no fue la falta de disponibilidad de dosis, sino que hubo tanta desinformación que aún hoy millones no quieren vacunarse. Si hay un lugar en donde esos grupos se diseminaron sin control fue Facebook.

Este tema es uno de los que más interesa en el Congreso. “Durante meses, he solicitado en repetidas ocasiones información a Facebook sobre datos erróneos de covid, incluidas preguntas sobre qué usuarios los publican, cómo la plataforma los amplifica, cómo Facebook decide qué eliminar y mucho más”, le dijo al diario la representante Anna G. Eshoo. La congresista aclaró que sin la valiosa información documental de Haugen no se podría saber hasta qué punto estos gigantes tecnológicos estaban detrás de una de las principales tragedias en la salud pública de Estados Unidos.

El presidente Joe Biden ya ha lamentado públicamente que estas plataformas tecnológicas realmente estén “matando gente”. La otra gran acusación tiene que ver con la política de diseminar el odio.

Según los documentos, Facebook decidió que sus algoritmos privilegiaran los emojis, cinco veces más sobre los me gusta. Al final, el negocio está en “enganchar” usuarios y no hay nada que enganche más que la rabia. Así, la compañía rápidamente se dio cuenta de que la carita roja enfurecida se asociaba más a contenidos de desinformación, toxicidad y noticias de baja calidad, pero siguió privilegiando los posts que generaban esta reacción sobre los que producían respuestas más positivas. “Eso significa que Facebook durante tres años amplió sistemáticamente algunos de los peores posts de su plataforma, haciéndolos más prominentes en los feeds de los usuarios y difundiendo este contenido a una audiencia mucho más amplia”, concluyó The Washington Post.

El diario publicó mensajes de empleados de la compañía alabando este sentimiento de rabia y dando ideas sobre cómo crecerlo. La expresión que usó para explicar eso Frances Haugen al Parlamento fue lapidaria: “La ira y el odio es la forma más fácil de crecer en Facebook”.

Esa rabia pasó a mayores en algunos países y se convirtió en un verdadero discurso de odio. Y este discurso puso en jaque procesos democráticos. El Post cuenta, por ejemplo, lo que pasó en Polonia. Todos los partidos políticos se quejaron de cómo Facebook promovía solo algunos posts en épocas electorales, en especial, los más radicales. El país sintió un cambio luego de que Zuckerberg modificara los algoritmos de las plataformas, quitándoles peso a las páginas tradicionales de los medios y poniendo más relevancia a los contenidos más “significativos” de amigos y conocidos. Esa apuesta se tradujo en Polonia en una “guerra civil virtual”.

Haugen ha explicado que políticamente Facebook privilegia los extremos y deja a quienes tienen ideas moderadas o de centro fuera de órbita. Por eso, no solo en Polonia lo consideran responsable de la polarización y la falta de debate que se ha tomado al mundo. Así, los polos de las sociedades tienen un papel muy preponderante cuando en la vida real pueden ser apenas una ínfima minoría en los organismos de poder, como los Parlamentos.

Los documentos están ya en poder de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés). En este frente hay temas graves. Haugen asegura que “Facebook engañó a los inversores y al público sobre su papel en la perpetuación de la desinformación, el extremismo violento en relación con las elecciones de 2020 y la insurrección del 6 de enero”.

Según CNN, otro de los medios que participó en la investigación, existen documentos que podrían probar que Facebook también jugó un papel determinante en el caos que se vivió en Washington cuando Donald Trump aseguraba que le habían robado las elecciones. “Otro documento, titulado Stop the Steal and Patriot Party: The Growth and Mitigation of an Adversarial Harmful Movement, presenta un análisis realizado después del 6 de enero que sugiere que Facebook podría haber hecho más para detener la propagación del movimiento que desempeñó un papel fundamental en los disturbios en el Capitolio”, señaló la cadena.

En medio de esta polémica, Facebook decidió anunciar un revolcón, cuyo punto más notable es su cambio de nombre por Meta. Para muchos es una cortina de humo, pero para la empresa es una apuesta innovadora. El nuevo logo se asemeja al símbolo infinito. “De ahora en adelante, primero seremos metaverso, no Facebook primero”, dijo Zuckerberg en una charla el jueves. La idea es apostarle a una vida creada totalmente en digital, con experiencias 3D, inmersivas, realidad virtual y aumentada, mientras en el mundo real los problemas parecen crecer cada vez más y ser más incontrolables.