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'Lula' al poder

Ya nadie duda que Luiz Inacio da Silva será presidente de Brasil. ¿Qué significa eso en el continente?

20 de octubre de 2002

Un cambio politico de consecuencias continentales se está operando en Brasil. La razón es que Luiz Inacio 'Lula' da Silva, triunfador en la primera vuelta en las elecciones presidenciales del 6 de octubre, ya tiene la victoria virtualmente asegurada en la segunda vuelta del próximo domingo. El ex obrero metalúrgico y candidato del Partido de los Trabajadores (PT), que con 40 millones de votos, dobló a su rival, el oficialista José Serra, ya cuenta con el apoyo de los otros dos candidatos presidenciales, Ciro Gomes y Anthony Garotinho, a tiempo que las encuestas muestran que muchos partidarios de Serra se están dando la vuelta para afianzar aún más la victoria del obrero metalúrgico.

El PT triunfó por donde se lo mire: pasó de 59 a 91 diputados para ser la primera minoría en la Cámara, y de ocho a 14 senadores, y pelea ocho gobernaciones para agregar a las dos que ya ganó en la primera vuelta. Eligió 147 diputados para los parlamentos de los estados, un 63,33 por ciento más que en 1998, convirtiéndose en el partido con mayor número de parlamentarios en todos los estados y en el único con representación en el Poder Legislativo de las 27 unidades de la federación.

Eleccion trascendental

El triunfo de 'Lula' es "la elección más trascendental en América Latina en los últimos 40 años, quizá tan o más simbólica que la que en 1971 llevó al presidente Salvador Allende en Chile como primer mandatario socialista de América Latina", dijo a SEMANA Juan Tokatlián, actual director de ciencia política de la Universidad de San Andrés en Buenos Aires. "Esta es una elección tan relevante porque en el país más populoso de Suramérica, en la décima potencia del mundo, en el país con mayor capacidad de proyección internacional de la región, va a llegar al poder un líder sindical con un proyecto de centroizquierda. Esto corrobora que en Brasil, y de algún modo en América Latina, hay un espíritu de cambio y una necesidad de transformación muy importante. 'Lula' representa una nueva vía para los países de la periferia, donde los elementos sociales estén en el centro de la política pública, donde la desigualdad vuelva a ser parte de la agenda, donde la distribución del ingreso vuelva a ser un referente esencial y donde la posibilidad de eficiencia con un proyecto progresista se pueda materializar". En otras palabras, es, para la periferia, "una vía alterna entre el neoliberalismo rampante que ha predominado en el continente y las alternativas neopopulistas o populistas que también hay en el hemisferio. Una vía distinta, reformista, progresista, actualizada".

El Alca

El triunfo de 'Lula' también tendrá su expresión en la política exterior brasileña. Hasta ahora el Brasil ha sido el hueso más duro de roer para la Casa Blanca en su empeño por el Alca (Area de Libre Comercio de América).

Si bien 'Lula' el pragmático se ha impuesto sobre 'Lula' el ideológico, el líder brasileño se propone negociar con Estados Unidos desde el punto de vista del Mercosur (la unión comercial con Argentina, Uruguay y Chile) para lograr mejores condiciones.

Esto no agrada a Washington. Robert Zoellick, el representante de Comercio Exterior norteamericano, mandó un duro recado a 'Lula': o acepta el Alca o va a tener que vender sus productos a la Antártida. "Si ellos quieren ir en otra dirección, si quieren tomar rumbo al sur, para la Antártida, nosotros miraremos para el este y el oeste", dijo.

En cuanto a Colombia, para Tokatlián "vamos a tener un Brasil que va a tratar de pasar de una actitud muy pasiva y distante en los últimos años frente al tema Colombia a una actitud mucho más constructiva y activa, buscando alternativas distintas a una militarización desenfrenada del caso colombiano".

Ese giro de la política exterior ya se está operando en Brasil, cree Tokatlián. Los dirigentes de ese país están percibiendo que "en el caso de Colombia hay intereses vitales en juego, por ser un país fronterizo, por vivir las consecuencias del conflicto armado, por ser ruta del negocio de las drogas, por estar involucrado indirectamente en el tráfico de armas".

La incógnita es si 'Lula' podrá satisfacer las inmensas expectativas. El dirigente del PT tiene frente a sí la titánica tarea de desactivar la bomba de tiempo heredada del gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Un dólar que no para de subir, azuzado por los mercados; una deuda pública de 360.000 millones de dólares con vencimientos a corto plazo; 54 millones de pobres en un país de 170 millones de habitantes; la mayor desigualdad social de América Latina y un grave problema agrario, pues el 1 por ciento de la población controla el 46 por ciento de las tierras cultivables.

Ismael Pfeiffer, corresponsal de la Gaceta Mercantil, revista económica del Mercosur, explicó a SEMANA que "el problema inmediato es la deuda interna de 260.000 millones de dólares, pues como son títulos en reales, pero indexados por el dólar, hay una tentativa de los tenedores de títulos de hacer subir el dólar. El problema no es 'Lula' específicamente, agrega Pfeiffer, sino una ecuación de una deuda que se mostró muy riesgosa, porque tiene vencimientos fuertes muy seguidos, a lo que se suma el cambio de gobierno, la falta de liquidez del mercado internacional y un riesgo país muy alto, lo cual ha dejado a Brasil sin financiación. Esto va a llevar al país a una situación de incumplimiento".

"Un cuadro de deuda interna complicado, más los cambios internacionales y el efecto Lula, transformaron la posibilidad de 'default' en Brasil en algo posible. Si va a haber 'default' o no, va a depender de la confianza que 'Lula' pueda obtener desde la victoria hasta asumir el gobierno el primero de enero, agrega. Esto depende menos de lo que quiera 'Lula' y más de lo que va a querer el mercado. El mercado a veces hace la profecía autocumplida: 'Lula no puede pagar, por eso lo dejamos de financiar y entonces no puede pagar".

En esta carrera contra reloj entre los mercados y la población sedienta de cambios 'Lula' tiene frente a sí un reto que podría cambiar la historia.