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RESUENAN OTRA VEZ LAS CACEROLAS

Hubo dos muertos y numerosos detenidos en el "Día de la Protesta Nacional."

13 de junio de 1983


La "Jornada Nacional de Protesta Activa y Pacífica", convocada por diversas organizaciones sindicales y estudiantiles chilenas, arrojó un saldo de dos muertos y más de 200 detenidos, a pesar de que sus organizadores pretendían que la misma fuera incruenta.

Orientada por la Confederación de trabajadores del Cobre (CTC), la tensa jornada vivida el 11 de mayo apuntaba a expresar el descontento existente en dichos sectores ante el sistema laboral, económico y social impuesto por el gobierno del general Pinochet.

Pese a que las autoridades tendieron fuertes dispositivos de seguridad, las protestas se realizaron básicamente en el campus universitario, el cordón industrial de Santiago y en los cuatro grandes centros mineros estatales de Chuquicamata, El Salvador, Andina y El Teniente. Pese a que las organizaciones opositoras afirmaron que la jornada se cumplió tal como había sido planeada, el ministro del Interior, general Enrique Montero, dijo que las actividades nacionales se habían desarrollado con "total normalidad ".

Horas antes de la "hora cero", la CTC había ordenado cambiar la orientación primera, de un paro general de actividades, por una "jornada de protesta", para evitar enfrentamientos violentos con el gobierno. Pese a ello, se dio la muerte de dos jóvenes, a manos de la policía.

Según fuentes locales el estudiante de 15 años, Victor René Rodríguez Celis, murió en Santiago al recibir un balazo disparado desde un vehículo policial y el empleado Andrés Fuentes Sepulveda, de 22 años, pereció en un enfrentamiento entre piquetes de pobladores y carabineros en la misma ciudad.

Según los padres de Víctor Rodríguez, el joven había salido de su casa a comprar pan acompañado de un amigo, en Santa Julia, en el sector sur-oriental de la capital, cuando fue baleado desde una camioneta. Según la policía, los autores de los disparos eran miembros de ese cuerpo pero fueron retirados del servicio, tras el insuceso.

En los centros mineros, los obreros, aunque trabajaron como de costumbre, cumplieron los acuerdos de la central sindical y no enviaron sus hijos a las escuelas, no asistieron a los comedores de la empresa, no compraron mercaderías en el comercio, apagaron las luces a una determinada hora de la noche y golpearon las cacerolas y otros utensilios domésticos.

Esta modalidad de golpear cacerolas y accionar las bocinas de los automovilistas, también fue empleada al caer la noche en numerosos barrios residenciales de Santiago. Según "El Mercurio" grupos de jóvenes levantaron incluso barricadas, quemaron neumáticos, y realizaron concentraciones relámpago en las que vocearon consignas antigubernamentales, dando origen a enfrentamientos con la policía.

Eduardo Ríos, presidente de la Unión Democrática de Trabajadores (UDT) manifestó que si el gobierno "no reacciona o no entiende el significado de este acto, podrían generarse en el futuro otros más radicales que creemos que el gobierno de las Fuerzas Armadas debe evitar ".

El grupo "Nueva Democracia" que respalda al gobierno, señaló por su parte que la jornada no había respondido a lo que pensaban sus organizadores, pero que las autoridades deberían meditar sobre la acción de ese día.-



LA JORNADA EN BOGOTA
En Colombia la Jornada Nacional de Protesta también tuvo expresión. El mismo día de la movilización en Chile, 12 exiliados de esa nacionalidad se instalaron en las oficinas del Comité Permanente por los Derechos Humanos en Bogotá y efectuaron una huelga de hambre de 24 horas. Al finalizar la jornada, los ayudantes realizaron una corta marcha desde la sede de Derechos Humanos hasta la Plaza de las Nieves. acto que contó con la presencia solidaria de algunos sectores sindicales, estudiantiles y de la asociación colombiana de familiares de desaparecidos.

Como hecho que suscitó controversias, el DAS trató de intimidar a dos chilenos que habían estado en la huelga de hambre. Les advirtió que de participar "en actos públicos otra vez, los expulsarían del país". También fueron intimidados en forma similar un ciudadano ecuatoriano y otro uruguayo. Las críticas a tal acto del DAS se originaron en el hecho de que tal ayuno no podía ser calificado como "acto público" y además no estaba relacionado con la política colombiana.