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| Foto: SAUL LOEB / AFP

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Ultraconservador y reservado: así es Mike Pence, el vicepresidente de Donald Trump

Luego de que el magnate contrajera el coronavirus, Pence atrajo todas las miradas. ¿Cómo es la fórmula vicepresidencial del magnate?

6 de octubre de 2020

A menos de un mes de las elecciones, Mike Pence es el único disponible de su dupla con Donald Trump para hacer campaña en el terreno. Al contraer el virus, Trump, que estuvo hospitalizado y ahora se encuentra confinado en la Casa Blanca, la atención empezó a centrarse a Pence, su fórmula vicepresidencial y quien tomaría su lugar si el magnate se ve obligado a retirarse de la contienda o de sus funciones como presidente.

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Pence ya dio negativo su prueba de covid-19 horas después de que se confirmara el contagio del magnate. Y la hipótesis de que tome las riendas de la mayor potencia del mundo y de la campaña republicana, si Trump se ve impedido de asumir sus funciones, crece con cada día que pasa. Aunque Trump gane las elecciones, no es descabellado pensar que, con su edad y sus problemas de salud, podría dejar el puesto vacante para Pence.

Aspecto alineado, sonrisa discreta, canas cuidadosamente peinadas. El inconfundible estilo de Pence, a sus 61 años, es diametralmente opuesto al estridente y polémico presidente de Estados Unidos. Nombrado por Trump a principios de año como jefe de la unidad de crisis ante el coronavirus, Pence se hizo cargo del tema con palabras mesuradas, lejos de las imprecisiones y provocaciones del inquilino de la Casa Blanca. Siempre teniendo cuidado de no contradecir directamente a su jefe.

Abogado de formación y exlocutor de radio, conoce bien los misterios de Washington y se ganó el aprecio de los republicanos tras haber sido miembro de las Cámara de Representantes de 2001 a 2013 y presidente de la Conferencia Republicana (número 3 del partido) de 2009 a 2011.

Sin embargo, Pence y Trump no eran particularmente cercanos antes de ser nombrados compañeros de fórmula en 2016. Y durante un tiempo en los corrillos de Washington se corrieron rumores sobre el supuesto deseo de Trump de cambiar de compañero de fórmula este año, con el fin de dar impulso a su campaña.

Pero el presidente recompensó la lealtad de Pence y sus estrechos vínculos con los cristianos blancos de edad avanzada, que desempeñaron un papel clave en su victoria cuatro años atrás.

Cristiano y conservador

Muy activo en terreno, especialmente en centro del país, el exgobernador de Indiana se define a sí mismo como “cristiano, conservador y republicano, en ese orden”. Como gobernador, se distinguió como un heraldo de los valores familiares tradicionales: anti-aborto, anti-matrimonio igualitario y enemigo de la instalación de refugiados sirios en su estado.

Pence firmó leyes que dificultan el aborto en Indiana. Fue muy criticado también por defender en 2015 una ley de “libertad religiosa”, vista por sus detractores como una forma de discriminar a la comunidad LGBT.

Todas ellas fueron posiciones que pudieron ayudar a Trump en 2016 para sumar votos con electores conservadores tradicionales y en particular con evangélicos, inicialmente reticentes ante la personalidad impredecible del magnate dos veces divorciado.

El apoyo de este electorado religioso podría volver a ser decisivo en las elecciones del 3 de noviembre. Uno de cada cuatro estadounidenses es evangélico, según el Instituto Pew. Es la forma dominante del protestantismo estadounidense y la primera religión de país, por delante de los católicos y los protestantes tradicionales.

Con información de AFP