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Se creó una moneda para que las personas con lepra las usaran en el Sanatorio de Agua de Dios. | Foto: Foto: Cortesía Museo Médico de la Lepra

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Agua de Dios: donde un sanatorio fue cárcel para los enfermos de lepra

“Se cometió un error histórico”, dice la experta María Teresa Rincón Sánchez sobre la percepción del lugar.

18 de agosto de 2022

En varios relatos bíblicos es mencionada la lepra como un mal contagioso y sucio. Por ejemplo, en el libro Números 5:2 se dice: “Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, a todo el que padece de flujo y a todo el que es inmundo por causa de un muerto”.

Hace 152 años, el 10 de agosto de 1870, se creó en Colombia el Sanatorio de Agua de Dios, uno de los tres lazaretos que han existido en el país para albergar a aquellas personas que padecían lepra y un lugar que aún guarda la historia de una época aciaga para dichos enfermos.

Aunque este municipio de 34 grados centígrados de temperatura promedio, ubicado a 115 kilómetros de Bogotá y con una población cercana a los 11 mil habitantes, es hoy una próspera población de la provincia del Alto Magdalena, siempre ha sido asociada a la enfermedad de Hansen, como se le conoce a la lepra, un estigma que con el paso de las décadas se ha venido decantando.

Sin embargo, también es cierto que la historia de esta enfermedad llegó a Colombia con los conquistadores españoles. Incluso, hay muchos documentos que dan cuenta de que la lepra fue la causa de muerte de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien un 6 de agosto fundó Santafé de Bogotá.

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Archivo Central Sanatorio Agua de Dios. | Foto: Foto: Cortesía Archivo Nacional

En el Archivo General de la Nación (AGN) se conservan decenas de documentos históricos relacionados con la lepra, muchas publicaciones seriadas, así como libros, mapas y planos sobre los lazaretos. Estos dan cuenta de que desde el siglo XVIII existieron en el país tres lazaretos: el primero fue Caño de Loro, ubicado en la isla de Tierrabomba, cerca de Cartagena, el cual desapareció a mediados del siglo pasado.

El segundo surgió en 1822 por disposición del general Francisco de Paula Santander. Se estableció a orillas del río Suárez, un lugar con 18 casas para atender a los enfermos de lepra, y a partir de allí surgió el municipio de Contratación donde hoy sigue funcionando un sanatorio.

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Lazareto de Agua de Dios. | Foto: Foto: Cortesía Museo Médico de la Lepra

Finamente, el tercero fue el lazareto de Agua de Dios, que dio origen el 16 de noviembre de 1881 al municipio que lleva su nombre, pero que fue reconocido legalmente el 29 de noviembre de 1963. María Teresa Rincón Sánchez, directora del Archivo Central e Histórico del Sanatorio de Agua de Dios cuenta que este aislamiento “fue como un campo de concentración nazi al estilo colombiano”.

Explica la funcionaria que durante los primeros 30 años del lazareto de Agua de Dios “el manejo fue netamente policivo [policial], no tanto médico”. De hecho, en el Museo Médico de la Lepra son exhibidas fotografías de las cercas alambradas para evitar el contacto con los enfermos que “cuando ingresaban al sanatorio, muchos de ellos con sus familias sanas, nunca volvían a salir”, dice Rincón.

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Las personas que entraban al sanatorio recibían una cédula que los distinguía como leprosos. | Foto: Foto: Cortesía Museo Médico de la Lepra

Otra de las medidas para atender a los enfermos fue crear una especie de “cédula” para identificarlos como enfermos de lepra, ya que al ingresar al lazareto los enfermos perdían sus derechos constitucionales de ciudadanía (incluyendo los derechos al voto y a heredar).

Incluso, dice Rincón Sánchez, porque todos los internos del sanatorio eran calificados de “enfermos de lepra, independiente de que la padecieran o no”, pues allí recluían a “cualquier persona que tuviera una desfiguración de su cara, manchas en la piel o labio leporino”.

Actualmente, el Sanatorio de Agua de Dios es una institución de orden nacional adscrita al Ministerio de Salud que cuenta con tres albergues para sus 150 pacientes: dos funcionan como casa hogar de los pacientes, además de la clínica Hospital Herrera Restrepo, que presta servicios de primer nivel a las EPS.

Tiene, además, ocho predios que fueron declarados Patrimonio Histórico de la Nación mediante la Ley 1435 de 2011.