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Estatua tumbada de Gonzalo Jiménez de Quesada
Universidad del Rosario
Gonzalo Jiménez de Quesada Universidad del Rosario | Foto: CLARA MORENO CHALA

HISTORIA

Gonzalo Jiménez de Quesada, el conquistador español “derrocado” por indígenas para reclamar “justicia histórica”

Indígenas derribaron la estatua del conquistador español en Bogotá en la mañana de este viernes.

7 de mayo de 2021

Miembros del Movimiento de Autoridades Indígenas del Sur Occidente-AISO derrumbaron este viernes la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, ubicada en la plazoleta al frente de la Universidad del Rosario en Bogotá, según mostró este grupo en un video publicado en su cuenta oficial de Facebook y que fue replicado por usuarios en redes sociales.

En un mensaje en su cuenta de Facebook, el movimiento indígena señala: “Desde el Movimiento AISO en Memoria de los hijos de Bachue, del pueblo Muisca, de los pueblos indígenas de Colombia y la memoria histórica de Nuestro Nu Pirø (América) hemos derribado la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada en la ciudad de Bogotá, seguimos nuestro mandato de desarrollar justicia histórica contra crímenes de lesa humanidad”.

El fundador de Santa Fe de Bogotá nació en la ciudad de Granada, en España, en 1509, quien antes de emprender su viaje al nuevo mundo fue soldado en Italia hasta 1930, fecha en la que regresó a España y comenzó a estudiar la carrera de jurídica en su ciudad natal, de acuerdo con el documento histórico del Archivo de Bogotá.

Una vez concluyó sus estudios, obtuvo el título de licenciado, lo cual le permitió ingresar a la Real Cancillería de Granada, en la que se le asignó el cargo de letrado, lo cual le permitiría posteriormente emprender su viaje hace la colonia, en donde viviría hasta su muerte en Mariquita, en 1579.

La Corona española, tras la muerte de García de Lerma, gobernador de Santa Marta, decidió designar al millonario Pedro Fernández de Lugo en el cargo, quien le pidió a Gonzalo Jiménez que lo acompañara en esta labor como teniente de gobernador para administrar justicia, cargo que se le otorgó en Tenerife antes de partir a América.

Una vez llegaron a la actual Santa Marta, los españoles se encontraron a sus compatriotas en condiciones deplorables, por lo que meses después, en 1536), Jiménez de Quesada preparó una expedición hacia el interior del territorio, siguiendo el Río Magdalena, una empresa que ya había interesado a muchos conquistadores, debido a los rumores sobre enormes riquezas y oro en el interior del país, sobre todo en la región que hoy es Meta.

El caudal y las espesas selvas que rodeaban el que hoy es el río más importante del país imposibilitaron llegar más allá de un par de kilómetros; sin embargo, Jiménez se embarcó con varios hombres, incluido su hermano Hernán Pérez de Quesada, para atravesar medio país, algo que además interesaba a la Corona, a los gobernadores de Cartagena y Santa Marta y a banqueros alemanes.

Antes de llegar al interior del país, los casi 1.000 hombres de la expedición (la cifra puede variar dependiendo la fuente) se sublevaron dos veces, decenas murieron de enfermedades tropicales y otros intentaron regresar a Santa Marta.

De acuerdo con registros históricos, la sal fue determinante para la llegada de Jiménez de Quesada a territorio muisca, ya que los españoles empezaron a seguir la producción de este producto desde Barrancabermeja, pues en la costa solo habían conocido la sal marina elaborada por los indígenas.

Los conquistadores entraron por Guachetá, municipio que llamaron San Gregorio, en honor al santo, y lograron ganarse la confianza de los indígenas de la zona, quienes les dieron comida, regalos y hospedaje antes de continuar su camino, en el que pasaron por otros territorios como Suesca, Nemocón, Zipaquirá (en donde se enfrentaron con guerreros enviados por el cacique Tisquesusa), Cajicá, Chía, Suba o Funza.

Sin embargo, meses después, los españoles hicieron campañas a Tunja, Funza, Facatativá, Neiva y otras zonas de la región, en la que buscaban quedarse con el oro de los indígenas y todas sus riquezas, aunque los caciques advertidos de la codicia de los exploradores huían y escondían sus tesoros en lugares custodiados por guerreros, lo que no evitó que muchos de ellos murieran en estas campañas.

Uno de los eventos más recordados de la conquista de Jiménez de Quesada fue la tortura de Zaquesazipa, zipa de Bacatá, con la intención de que les entregara todo el oro que tenía y el de Tisquesusa, quien también fue asesinado por los españoles.

Gonzalo, junto a su hermano, organizaron un juicio contra el zipa para obligarlo a revelar el paradero del oro muisca. Pero como no quiso contar el paradero del mismo, también murió a los pocos días, debido a las heridas ocasionadas.

La fundación de Bogotá

Antes de regresar a España para contar sus descubrimientos, el explorador instauró un campamento militar llamado Nuestra Señora de la Esperanza.

Este territorio, que ocupa la actual Bogotá, se encontraba al lado de los cerros orientales para protegerse de ataques enemigos, en una zona en la que bajaba el agua de las montañas por varios riachuelos y en la que quedaban varios bosques cercanos, que proporcionarían la madera necesaria para construir las primeras casas.

Así, el 6 de agosto de 1538 se ofició la primera misa en Santa Fe (por Santa Fe de Granada) y se oficializó su fundación por Gonzalo Jiménez de Quesada; aunque existen ciertos académicos para los que no es claro que este personaje sea el fundador de la ciudad, ya que durante 1538 también arribaron a este territorio el alemán Nicolás de Federmann y Sebastián de Belalcázar (fundador de Cali y Quito).

Los tres exploradores firmaron sendos acuerdos propiciados por Jiménez, en los que les ofreció oro, comodidades y protección en la ciudad, para evitar conflictos y llevaron su caso hasta Madrid, en España, en el que simplemente se le nombró gobernador de El Dorado.

Después de otras campañas que se le encomendaron, como la búsqueda del mítico tesoro de El Dorado, el español se retiró a la Villa de San Sebastián de Mariquita, en la que finalmente moriría de lepra a los 70 años de edad.