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| Foto: SEMANA

PROCESO DE PAZ

Álvaro Leyva busca un encuentro entre Uribe y 'Timochenko'

El exministro conservador aseguró que hay que aprovechar que "ninguno de los interlocutores referidos ha dicho no”. Anunció que las FARC iniciará el desmonte voluntario de sus bloques.

31 de mayo de 2016

Álvaro Leyva se lanza una vez más al ruedo. El exministro conservador que asesoró a las FARC en el tema de justicia en La Habana conjura un encuentro entre el expresidente Álvaro Uribe y el máximo jefe de esa guerrilla, ‘Timochenko‘.

Mientras los intentos de reconciliación entre el senador por el Centro Democrático y el presidente Juan Manuel Santos se van quedando sin padrino, a la reunión con el jefe guerrillero le resultó uno.

Este martes, a través un comunicado, el exministro informó que el 26 de mayo se reunió con el expresidente para hablar sobre el proceso de paz y, entre otras cosas, se propuso "buscar la formas adecuadas para convertir en realidad el encuentro y diálogo que se propone. No se debe postergar ni un minuto más. Ninguno de los interlocutores referidos ha dicho no".

Leyva se empezó a meter por los laditos, por eso aprovechó para rescatar el cruce de palabras entre el jefe guerrillero y Uribe. "Le manifesté al expresidente mi opinión sobre el valor y utilidad para el país de la pronta realización de ese encuentro tomando como punto de partida lo expresado por él (...) Lo creo necesario e inaplazable", agregó.

A su juicio, es indispensable para Colombia y la historia buscar en estos momentos un gran “acuerdo político nacional” que permita encontrar aires renovados para la nación entera. "Sólo ‘todos a una‘ lograremos superar incertidumbres y sembrar un mejor mañana", dice. 

El milagro que busca el exministro conservador se suma a otro anunció importante que hizo. Al parecer, en contados días el país presenciaría el desmonte de las estructuras de las FARC.

"Las FARC, como consecuencia de la firma de los acuerdos que se avecinan, iniciarán el desmonte voluntario de todos sus bloques para transitar hacia la legalidad. Esto, antes de la firma del acuerdo final", puntualiza. 

Ante la inminente firma del acuerdo entre el Gobierno y las FARC para poner fin al conflicto, ya hay quienes empiezan a ver la necesidad de caminarle, así sea cuesta arriba, a un pacto que permita frenar la polarización que han provocado los acuerdos.

Al parecer se está abriendo camino a la idea de un gran consenso alrededor de la paz. Por ahora, en La Habana la negociación sigue su marcha mientras muchos esperan que las intenciones de Leyva no sólo se queden en buenas intenciones.

Comunicado de Álvaro Leyva Durán:

El jueves pasado, día 26 del presente mes, en horas de la mañana, tuve la oportunidad de encontrarme de nuevo con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Como siempre, revisamos temas de interés nacional, particularmente el relativo al proceso de paz de La Habana. Nuevamente me fue grato departir con él. Hombre inteligente, informado, claro, directo; por estas épocas, el doctor Uribe, un amistoso y recio contradictor. En cuanto a lo que me respecta, pongo de presente mi reconocimiento por la manera tan deferente como el expresidente se ha referido a mi. Sabe él que nuestros diálogos se han dado sin reservas ni torceduras. Siempre entre nosotros ha prevalecido la trasparencia.  

Ese trato, propio del respeto debido al amigo con quien por razones de coyuntura no se piensa igual, permitió una vez más que analizáramos las circunstancias actuales del proceso, dentro del contexto que en toda ocasión me ha acompañado al ocuparme de la reconciliación nacional: que la paz es con todos.

Le reiteré al expresidente que una paz sin Uribe es una paz incompleta.  Sin duda, en la última década, el expresidente, quiérase o no, ha demostrado las condiciones que perfilan al indiscutible líder. Nadie puede negar esta circunstancia. Tan evidente ha sido, que en pronunciamiento del 14 de mayo, el comandante de las FARC, Timoleón Jiménez, dirigiéndose al expresidente le dice: “doctor Uribe, conversemos”, para luego afirmar: “proponemos al país entero un acuerdo político para reordenar entre todos la nación colombiana”; para concluir, teniendo al expresidente en mente, con la frase: “Venga esa mano, le extendemos la nuestra con un ramo de olivo”.

Al día siguiente se conoció la respuesta del Presidente Uribe a lo dicho por Timoleón Jiménez: serena, sin inflexiones, propia de una personalidad combativa y experimentada; con el talante que le cabe a un hombre de Estado: “La paz no está en discusión -dijo, están en discusión su eficacia, su sostenibilidad y el riesgo para nuestra democracia”. A lo que el comandante guerrillero le comenta de inmediato: “Ave María, doctor Uribe, conversemos”.

Frente a este significativo cruce de pronunciamientos le manifesté al expresidente mi opinión sobre el valor y utilidad para el país de la pronta realización de ese encuentro tomando como punto de partida lo expresado por él en frase citada anteriormente. Lo creo necesario e inaplazable. Como estimo que es indispensable para Colombia y la historia buscar en estos momentos un gran “acuerdo político nacional” que nos permita encontrar aires renovados para la nación entera. Solo “todos a una” lograremos superar incertidumbres y sembrar un mejor mañana. Mi próxima tarea, entonces, será buscar la formas adecuadas para convertir en realidad el encuentro y diálogo que se propone. No se debe postergar ni un minuto mas. Ninguno de los interlocutores referidos ha dicho “no”.

Estamos a pocos días de que ocurra un hecho sin precedentes en la historia reciente de Colombia. Las FARC, como consecuencia de la firma de los acuerdos que se avecinan, iniciarán el desmonte voluntario de todos sus bloques para transitar hacia la legalidad. Esto, antes de la firma del acuerdo final. Se pone de presente que fue con la creación del Bloque Sur que se inició el alzamiento, creado meses antes de la propia fundación de las FARC-EP, en 1964. Dicha construcción de resistencia quedará atrás. Será la mayor demostración de que la paz va en serio.   

Y Uribe es clave. Gran parte del planeta vive una crisis de civilización. La oscuridad acecha amenazante, mientras que Colombia unida, al afianzar su paz interna, con su ejemplo, podría  iluminar el mundo. Estamos en un cambio de época. Busquemos un nuevo paradigma preñado de justicia social, que tenga como norte el respeto de nuestra “casa común”. Construyámoslo entre todos. La paz debe ser un proceso de dignificación. Todo hay que dignificarlo. En el entendido para los ciudadanos de buena voluntad que un post conflicto exitoso y la búsqueda de la justicia prospectiva no se alcanzarán sin la presencia colectiva de la nación, y si no se cimenta lo que se avecina con la reconstrucción moral de la República.

Bogotá, mayo 30 de 2016