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'Wall Street Journal', el aliado incondicional de Andrés Felipe Arias

La columnista de Mary Anastasia O’Grady defendió con ahínco al exministro. Dijo que su captura era un favor de Obama al gobierno colombiano.

17 de noviembre de 2016

La novela judicial de Andrés Felipe Arias suele generar sensaciones contradictorias de apoyo y de rechazo. Y quizá, además del uribismo, no hay nadie que haya expresado ese primer sentimiento con más ahínco que las columnas del Wall Street Journal de Mary Anastasia O´Grady. Los documentos se convirtieron en una de las pocas piezas a favor del ex ministro en un proceso polarizado y complejo. Y aunque no fueron fundamentales, el hecho de que en varias oportunidades uno de los diarios más prestigiosos de Estados Unidos permitiera un espacio para hablar a favor del exministro fue importante para el desenlace final que tuvo su proceso.

En tres oportunidades el Wall Street Journal publicó las columnas de O’Grady defendiéndolo. Y no de cualquier manera. La última salió unos días antes de que el juez John Sullivan le decretara la libertad bajo fianza. En un artículo titulado “Santos entra en pánico con la elección de Donald Trump”.

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Aunque la tesis era otra, O’Grady aprovechó para explicar, a su manera, el caso de Arias. Aseguró que el presidente se había apoyado en Barack Obama para poder mover el proceso de paz, pero que la ayuda que le había dado Obama de vuelta ha ido mucho más que el de contribuir a los diálogos con la guerrilla.

“En el caso de la extradición a EE. UU. del exministro de Agricultura de Colombia Andrés Felipe Arias, que tendrá el jueves una audiencia en la corte federal de Distrito Sur de Florida, el Departamento de Justicia del gobierno de Obama invocará un tratado que no existe, en un intento de ayudar a Santos a poner tras las rejas a un enemigo político. Cuesta imaginar a un gobierno de Trump haciendo el mismo tipo de favores a Santos”, asegura en su texto.

Luego, hace un resumen de lo que ha sido el caso judicial de Arias. Cuenta que en el 2010 él era el candidato obvio para suceder a Uribe, pero que por cuenta de un “misterioso” proceso penal en la Corte Suprema, en el que -según ella- no habían pruebas, terminó no sólo condenado a 17 años y de esta forma fuera de la contienda electoral.

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Para ella, el “delito” por el que fue condenado Arias no existe en el ordenamiento de Estados Unidos. Recuerda que en el ordenamiento jurídico colombiano los aforados como el ministro no tienen posibilidad de apelar las decisiones judiciales y explica que por cuenta de esto Arias tuvo que huir a Estados Unidos y solicitar asilo.

“El 24 de agosto de este año, alguaciles federales lo detuvieron en cumplimiento del pedido de extradición de Santos. El momento del arresto en Miami —el mismo día que Santos anunció su acuerdo en La Habana, respaldado por Raúl Castro y por Obama— pareció una coincidencia poco probable dado que el gobierno de Santos había solicitado la extradición dos años antes”, relata.

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O’Grady les explica a los norteamericanos que “los colombianos lo interpretaron como un mensaje para Uribe, quien sigue siendo cercano a Arias, un protegido suyo, y quien lideró la oposición al acuerdo con las FARC. Habría sido demasiado arrestar a Uribe, pero la detención de Arias en EE. UU. fue un golpe para los uribistas”.

Sobre el procedimiento jurídico O’Grady explica la tesis que tienen los abogados de Arias y que finalmente fue oída por el juez del Sur de la Florida. Para ellos, el tratado de extradición entre Colombia y Estados Unidos no fue ratificado apropiadamente. En la audiencia de Arias se expuso esta posición jurídica y el juez le concedió dos semanas a la Fiscalía para que explicara con detalle la situación de este.

“La persecución de Arias, con la ayuda de Obama, es el tipo de trucos sucios que le han restado popularidad a Santos y que han causado que pocos le tengan confianza en Colombia. Ni él mismo cree que se pueda recuperar. La apuesta de Santos es al apoyo internacional, lo cual es la razón por la que está tratando de apresurar este acuerdo mientras él y los hermanos Castro aún tengan el respaldo de Washington”.

Esta fue la última columna pero no la única.

En un pasado artículo, llamado ‘El derribo de un candidato, al estilo colombiano’, aseguró que “la historia de Andrés Felipe Arias es un recordatorio desalentador de las maquinaciones políticas que a menudo pasan por justicia en Colombia. Su arresto el mes pasado en Estados Unidos es un intento por terminar el trabajo”.

Aseguró también que “tras bambalinas, las FARC ya tenían influencia en asuntos legales y políticos como lo he delineado en columnas anteriores. No obstante, si hubiese sido elegido el comandante supremo de las Fuerzas Armadas de Colombia, Arias probablemente habría continuado el programa de seguridad democrática de Uribe, el cual había debilitado severamente a los terroristas en el campo de batalla”.

Como ni siquiera los uribistas han usado esos calificativos para defender a Arias, las columnas de la norteamericana han dejado con la boca abierta a más de uno.