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¿Quién mató al testigo Carlos Enrique Areiza?

El asesinato del declarante clave en el pleito entre Álvaro Uribe e Iván Cepeda fue un episodio sórdido cuyas consecuencias finales aún no se conocen.

29 de abril de 2018

En Colombia siempre ha habido confrontaciones políticas muy fuertes. Desde Bolívar y Santander han sido permanentes la polarización, la agresividad y la poca unidad. Pero los episodios con sangre estaban por lo general circunscritos al bajo mundo. Eso está cambiando.

Desde que el narcotráfico y el paramilitarismo permearon la sociedad y los fallos de la justicia obedecen con frecuencia a falsos testigos, los episodios de sangre han escalado hasta la alta política. Hace pocos días se presentó un caso notorio que adquirió resonancia porque pasó en víspera de las elecciones presidenciales. Se trata del asesinato de un individuo de nombre Carlos Enrique Areiza Arango. Este tenía la particularidad de haber participado en dos casos judiciales que involucran a pesos pesados de la vida nacional: Luis Alfredo Ramos, Álvaro Uribe e Iván Cepeda.

Primero testificó en el caso contra Ramos, el exgobernador de Antioquia, acusado de nexos con los paramilitares por algunos jefes de las autodefensas. La Corte Suprema de Justicia está a punto de fallar ese expediente. Uno de los testigos en su contra fue Areiza, quien dio cuenta de una reunión clave en el municipio de Bello, en 2005, en la cual estuvieron presentes el propio Ramos, Ernesto Báez, el Alemán y el Tuso Sierra. Varios de esos jefes paramilitares presentes manifestaron que en esa reunión se definieron apoyos para las elecciones parlamentarias de 2006. Este asegura que asistió como congresista y que el propósito de la reunión era la desmovilización del paramilitarismo por medio del proceso de Justicia y Paz.

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Areiza también jugó un papel clave en el caso de la denuncia penal que instauró el expresidente Uribe contra el senador Iván Cepeda acusándolo de manipular testigos. Ahí, en forma sorprendente y al cabo de cinco años de pesquisas, la corte decidió absolver a Cepeda y abrirle investigación preliminar a Uribe por el mismo delito que él había acusado al senador del Polo: fabricar testigos contra su adversario.

Al tratarse de un protagonista de dos casos tan importantes y controversiales, el asesinato de Areiza se ha vuelto una noticia grande. La semana pasada fue tendencia en las redes sociales y esta semana ha tenido desarrollos novedosos que han aumentado la polémica en torno a este. La W entrevistó, con motivo de una columna de Daniel Coronell, a otro sujeto de nombre Jaime Restrepo, conocido como el Patriota. La columna afirmaba que, por instrucciones del senador José Obdulio Gaviria, el Patriota fue a visitar en prisión a Areiza a quien le dijo, según versión del asesinado testigo: “Yo vengo en representación de las personas a las que usted llamó, entonces, si usted nos quiere dar una muestra de confianza, firme estas hojas en blanco y listo, y yo miro a ver qué hago con esto”.

A esto José Obdulio Gaviria contestó que no era verdad y que él no tenía nada que ver en la reunión en la cárcel entre el Patriota y el testigo. “Yo no hablé con el doctor Jaime Restrepo ni le di poder. Personalmente no intervine para nada, ni siquiera por teléfono”, aseguró Gaviria. Pero la reacción que verdaderamente sorprendió fue la del Patriota, quien trinó: “Con la lavada de manos de José Obdulio donde dice que ‘nada sabía’ del caso Areiza entonces quién será el próximo asesinado, ¿yo?”.

Como si lo anterior fuera poco –el martes a las tres de la mañana–, el expresidente Uribe soltó el siguiente trino: “Carlos Areiza era un bandido. Murió en su ley. Areiza es un buen muerto”.

El tsunami de indignación generado por esto llevó a que Uribe aclarara que esas no eran sus palabras, sino de terceros, por lo cual estaban encabezadas por la palabra ‘comunidad’ y arrancaban con unas comillas. Esa rectificación es técnicamente válida, pero no convenció. Aunque las palabras no fueran suyas, el hecho de que las hubiera difundido significaba que no estaba en desacuerdo. Por lo general nadie reproduce lo que no le gusta sin hacer la aclaración.

La metida de pata fue tan grande que el expresidente, que casi nunca recula, tuvo que hacerlo. Al empezar el escándalo, acudió a la Fiscalía para radicar un oficio pidiendo celeridad en la investigación del crimen y diciendo en declaraciones a la prensa que él no era un asesino. Y luego, cuando el escándalo creció por las mutuas acusaciones entre José Obdulio Gaviria y el Patriota, mandó otro trino: “Soy hombre de Fe Cristiana. Publico mensajes de terceros. No celebro muertes, ni las operaciones militares de mi Gbno. Repudio el crimen que tan cerca me ha rondado. Ojalá la fiscalía aclare, cuánto antes, el asesinato del señor Areiza”.

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Nadie en el Centro Democrático avaló el trino del “buen muerto”. Iván Duque hizo una difícil pirueta al tratar de quedar bien con Uribe y con la opinión pública, pero dejó claro que él no lo hubiera hecho. Lo mismo dijo Pacho Santos en forma más directa: “Uribe se equivocó. Fue un error a 33 días de las elecciones”.

El desafortunado trino de Uribe contenía una frase desconcertante. Después de reproducir que Areiza era un buen muerto, agregó: “Si no que lo diga Cepeda”. Teniendo en cuenta que la Corte Suprema de Justicia exoneró al senador del Polo del cargo de manipulación de testigos, y que ordenó abrirle investigación a Uribe por ese mismo delito, esa frase no tiene ni pies ni cabeza. Areiza no era un testigo muy confiable, pues había declarado contra Ramos y Cepeda, pero posteriormente se retractó de las dos acusaciones. Lo cierto es que la corte terminó creyéndole el testimonio original contra Ramos y no su retractación. El abogado de Ramos en esa patraseada fue Gustavo Moreno, el hoy detenido ex fiscal anticorrupción, quien ha confesado múltiples manipulaciones de testigos, pero no esta.

Areiza nunca declaró contra Uribe. Pero su testimonio en el caso de Ramos fue uno de los elementos que llevó a la corte a abrirle una investigación al expresidente Uribe por manipulación de testigos. Cuando el alto tribunal investigaba a Cepeda por ese mismo cargo, citó a Areiza, quien era uno de los supuestos testigos manipulados. En ese momento había declarado que Cepeda le había ofrecido 100 millones de pesos si decía que Ramos tenía nexos con el paramilitarismo.

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La sorpresa fue que Areiza, en lugar de confirmarlo, confesó que el cuento de los 100 millones de pesos era mentira, así como su retractación a favor de Ramos. Agregó que lo había hecho bajo presión. Según este testimonio la acusación contra el exgobernador de Antioquia seguía en pie. Por esa razón, Areiza declaró ante la corte que estaba muy asustado de que lo fueran a matar por ese testimonio. La corte le pidió al Inpec y a la Fiscalía que lo protegieran como un testigo clave. Aparentemente, los trámites de su seguridad estaban en proceso cuando lo asesinaron.

Las prevenciones de la corte no eran infundadas. En el expediente del caso Uribe-Cepeda, junto al de Areiza aparecen otros dos testimonios relevantes. Se trata de las declaraciones de Pablo Hernán Sierra y Juan Guillermo Monsalve Pineda. Ambos testigos –condenados por paramilitarismo y responsables de masacres– afirman que el bloque Metro de las autodefensas nació en la hacienda Guacharacas de los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez con el supuesto auspicio de estos, entre otros. Estos dos testigos aseguran que viven bajo amenaza. En 2013 Medicina Legal conceptuó que el elemento hallado cerca de la celda de Monsalve tras una requisa (en el patio A de la cárcel La Picota) resultó ser una sustancia líquida altamente venenosa cuya venta está prohibida en Colombia. Monsalve asegura que pretendían atentar contra él. Además de ese episodio nunca esclarecido, el testigo ha sido atacado en varias oportunidades dentro de la prisión, y su familia, tanto en Antioquia como en Bogotá, ha recibido amenazas. Considerando todo eso la corte en su fallo reciente ordenó proteger a los tres testigos, así como a sus allegados.

Así que la desaparición de Areiza fue la crónica de una muerte anunciada. Unos años antes, después de declarar contra Ramos, Areiza recibió varias amenazas contra su vida que lo llevaron a llamar a José Obdulio Gaviria (ver video en Semana.com). Después de esa llamada, recibió en prisión la visita del Patriota y alrededor de ese encuentro hay versiones diferentes: 1) Areiza declaró que el Patriota le había dado dos hojas en blanco para que firmara y que su supuesta retractación a favor de Ramos no fue escrita por él. 2) El Patriota afirma que él asistió a esa reunión por instrucciones de su íntimo amigo José Obdulio Gaviria, pero que no le hizo firmar a Areiza hojas en blanco y por lo tanto el contenido de la retractación es legítimo. 3) Gaviria niega haber mandado al Patriota a hacer ese encargo, lo cual ha llevado a este último a llamar mentiroso y traidor a su antiguo amigo, y a afirmar que si bien él creía que José Obdulio no era capaz de matarlo, sí lo había lanzado al ruedo para que los leones lo hicieran. 4) Daniel Coronell señaló que la retractación no podía ser auténtica porque las páginas firmadas aparecían con dos números de cédula diferentes. Concluye que nadie se equivoca al escribir su propia cédula.

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Saber cuál versión se acerca a la realidad debería depender en buena parte de un análisis grafológico. Como Areiza aseguró que esa no era su letra y el Patriota insiste en lo contrario, una simple comparación de esas hojas con otro escrito de Areiza debería definir el asunto. En relación con la bronca Uribe-Cepeda, esa prueba no se hizo, pues la corte conceptuó que no era un elemento surgido dentro del proceso. Sobre la investigación de Ramos por parapolítica, tampoco se hizo porque Areiza confesó que había mentido. Pero después, como ya se dijo, afirmó que se retractó bajo amenaza.

En todo caso, gran parte del misterio de toda esta historia depende de ese dictamen grafológico hasta ahora no realizado. Si Areiza firmó unas páginas en blanco, como él mismo confesó, la llave Patriota-José Obdulio queda en entredicho. Si por el contrario Areiza escribió esas páginas de su puño y letra, el fallo de la corte que exoneró a Cepeda quedaría en entredicho.

La verdad sobre toda esa telenovela es que es un episodio muy sórdido con protagonistas muy sórdidos. Areiza es un testigo falso que acusó y se retractó. El Patriota parece ser más de derecha que Uribe y reconoce que su mundo es el de las armas. En el programa de Vicky Dávila no tuvo inconveniente en afirmar que Areiza le parecía “un buen muerto” y que su desaparición beneficiaba a Cepeda. Esta frase es idéntica a la del trino de Uribe y no se sabe cuál fue primero, si el huevo o la gallina. Las versiones encontradas entre el Patriota y José Obdulio Gaviria demuestran que uno de los dos miente, o los dos. Y Uribe, quien suele ser provocador con sus 5.164.802 seguidores en Twitter, esta vez cruzó una línea roja.

Es probable que nunca se sepa quién mató a Carlos Enrique Areiza Arango. Puede haber muerto por sus declaraciones o por su silencio. En el mundo en el que él se movía hay todo tipo de culebras. Cuando la corte le preguntó durante el proceso que si su vida estaba en riesgo por sus verdades o por sus mentiras, contestó: “Por mis verdades”.