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| Foto: Luis Ángel Murcia / SEMANA

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Obispos de Cauca y Nariño piden parar el narcotráfico

En un comunicado, los jerarcas de la Iglesia católica de los dos departamentos manifiestan su preocupación y abogan para que en medio de esta situación de pandemia por la covid–19 cese el narcotráfico y la delincuencia en esa región del país.

19 de abril de 2020

Dos de los departamentos más golpeados por el narcotráfico, la delincuencia y la violencia han sido Cauca y Nariño. Varios de sus municipios siguen registrando homicidios y enfrentamientos de grupos armados por el control de cultivos ilícitos, situación que pone en riesgo la vida de las comunidades.

Por esa razón, y ante la preocupación de que se sigan cometiendo estas acciones, los obispos de Popayán, Pasto, Tumaco, Guapi, Ipiales y Tierradentro, en Cauca y Nariño, hicieron un llamado “en medio de esta situación de pandemia por la covid–19 a todos los hombres, mujeres y organizaciones dedicadas a cualquiera de los eslabones de muerte del negocio de narcóticos para que cesen sus acciones".

En el comunicado los prelados les recuerdan a estas organizaciones que no deben seguir pensando que “el dinero y las armas los autorizan para destruir vidas humanas y para destruir la casa común, promoviendo el cultivo, proceso químico, tráfico, microtráfico, consumo, financiadores y así dejar una herencia de muerte a las siguientes generaciones”, señalan los obispos.

En otro punto recuerdan que nos encontramos en un tiempo propicio para cambiar de vida, y ruegan para que estas organizaciones delincuencias “paren el tráfico de armas, paren los procesos de corrupción a personas, a organizaciones sociales, instituciones del Estado, paren la deforestación y contaminación de la casa común, paren todos los atentados contra la vida de personas y de comunidades”.

Es de recordar que el pasado 17 de abril se tuvo conocimiento de que grupos armados En Cumbitara, Nariño, desplazaron a un niño de 13 años y su familia tras recibir amenazas por cuenta del diagnóstico positivo de covid-19 que recibió el menor. 

En ese sector operan, precisamente, estructuras criminales del ELN, disidencias de las Farc y autodefensas gaitanistas; una de ellas —al conocer el diagnóstico del niño— envió un panfleto al casco urbano para alertar que asesinarían al portador y a toda su familia. El objetivo de la comunicación era "dar tranquilidad al pueblo", porque a través de las balas acabarían con la propagación del virus. 

Ya el pasado 7 de marzo, los mismos obispos habían manifestado su preocupación por “el sufrimiento de nuestros pueblos, que se expresa en el abandono del Estado de sus ciudadanos, en el incremento del número de homicidios, los continuos enfrentamientos de los grupos armados que ponen en riesgo la vida de las comunidades”.

En esa ocasión también se refirieron al secuestro de los civiles retenidos en zona rural del municipio de Guapi, en el Cauca.