POLÍTICA
El gobierno y el Centro Democrático, una relación tormentosa
La Casa de Nariño y el Centro Democrático atraviesan su momento más difícil. La tensión ha ido en aumento. ¿Qué ocurre y qué consecuencia podría traer la división?
El violento bloqueo de Cali reveló el difícil momento que vive la relación entre el Centro Democrático y la Casa de Nariño. Hace ocho días, cuando la situación se tornó particularmente crítica en la capital del Valle, varios líderes del partido le reclamaron de forma enérgica y pública al presidente Iván Duque para que fuera a esa ciudad. El tono y la indignación de algunos llamaron la atención.
El ala gobiernista del movimiento mostró por primera vez un desacuerdo con el presidente. Por ejemplo, el senador vallecaucano Gabriel Velasco renunció a ser el vocero de la bancada en el Senado y así lo informó en un mensaje en su cuenta en Twitter.
“Tomé la decisión porque la ciudadanía nos llamaba, nos buscaba y se sentía desesperada por la situación que estaba escalando en la ciudad. En ese momento, nos sentimos solos y abandonados. Lo que hemos visto es que, gracias a diferentes reacciones, el presidente Duque vino a Cali, y se ve diferente la ciudad”, le dijo Velasco a SEMANA. Duque aterrizó en Cali en la madrugada del lunes, volvió al día siguiente, y eso ha ayudado a calmar de alguna forma los ánimos en las filas del uribismo.
Pero la crisis es innegable, y lo sucedido en Cali sacó a flote las viejas rencillas entre la propia bancada sobre el rumbo del Gobierno. “Hay visiones encontradas, y con respeto por el señor presidente, hay cosas que creemos que se deben hacer y son importantes, y, por supuesto, nos sentimos en la obligación de expresarlo. Este es un partido de opinión que tiene el deber de expresar las cosas que piensa”, aseguró la senadora Paloma Valencia.
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Los roces, que no son nuevos, adquirieron una mayor dimensión por la polémica reforma tributaria, y el choque entre la Casa de Nariño y el Centro Democrático dio pie a todo tipo de especulaciones. En los días de mayor discusión pública, el partido de Gobierno criticó de frente el proyecto tributario y propuso un texto sustitutivo.
El propio Álvaro Uribe hizo muy notoria su molestia y dijo que “mil veces” le había advertido al Gobierno que no presentara la reforma tributaria en la forma en que se hizo. Aun así, la iniciativa se radicó, y la historia ya es conocida: tuvo que ser retirada, mientras miles de personas salían a marchar a las calles, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se vio obligado a renunciar a su cargo.
“Ha habido un descontento de buena parte de la bancada porque se siente que hubo una desconexión entre las políticas de este Gobierno y las del expresidente Uribe, y también se olvidaron las bases de las batallas de ocho años en contra del Gobierno Santos. Eso genera una sensación de desprecio por parte del Gobierno, como cuando a uno le dan la espalda”, señaló la senadora María Fernanda Cabal.
Según dijo, las relaciones aún se pueden recomponer con el fin de lograr la unidad. Cabal propuso que el presidente Duque retome varias banderas del uribismo y que, más allá de dialogar con el Comité del Paro, hable con los empresarios, el sector productivo y los gremios para sacar adelante una política pública que genere empleo para más de un millón de colombianos. Asimismo, renegociar la deuda externa y acelerar la vacunación masiva a fin de reactivar el país cuanto antes.
Otro reparo de algunos uribistas a la Casa de Nariño es que sienten que no ha habido un diálogo más amplio. Algunos consideran que ha faltado darle más juego al partido en el gabinete y en todas las entidades, en general. “El presidente lleva escuchando a las mismas personas, que han demostrado no tener una capacidad para decirle cuándo se equivoca; son personas que lo han guiado por el camino casi que más cómodo para él, y de manera desafortunada no ha sido el mejor para el país”, dice el representante a la Cámara Gabriel Santos.
A pesar de las críticas y las grietas, la mayoría de los líderes en la colectividad consideran que, en estos momentos, es fundamental rodear al presidente Duque y ayudarlo a salir de la peor crisis de su cuatrienio.
Continúa el respaldo
La directora del Centro Democrático, Nubia Stella Martínez, le dijo a SEMANA que, si bien ha habido algunas diferencias y reparos, el respaldo al Gobierno es total. Afirmó que se sigue trabajando en equipo en la agenda con la que fue elegido el presidente Duque. “La relación es muy buena, de apoyo, solidaridad, lo que no quiere decir que no hayamos tenido diferencias, obviamente, las hay, y el partido siempre es claro y las expresa. Desde la primera reunión de bancada que tuvimos, hemos estado muy pendientes de que se cumplan las promesas que hubo en campaña”, sostuvo.
Otro problema en esta compleja relación es la agenda legislativa conjunta entre el Gobierno y su partido, muy afectada por cuenta de la pandemia. A pesar de ello, la colectividad anunció esta semana que insistirán en reducir el tamaño del Congreso y congelar los salarios de los altos funcionarios del Estado, una bandera impulsada por el expresidente Uribe. Pero el tiempo apremia, y las prioridades en este momento para la bancada son ayudar a que el Gobierno encuentre el camino en medio del paro, los bloqueos, el vandalismo y la violencia desatada en ciudades como Cali.
El Centro Democrático sabe que el partido puede resultar seriamente afectado en las próximas elecciones al Congreso, y algunos, en voz baja, hacen cálculos sobre cuántas curules puede perder, dado el desgaste del Gobierno y el momento crítico que se vive. “Esperamos que el Gobierno recupere el rumbo lo más pronto posible. Si al presidente Duque le va bien, a Colombia le va bien”, dijo el representante a la Cámara Edward Rodríguez.
En el Centro Democrático, por ahora, no se habla de mecánica política ni tampoco del escenario electoral de 2022. A diferencia de las movidas en otras colectividades, allí todo está quieto. Las urgencias son otras, evidentemente, dada la dura coyuntura. En el fondo, muchos líderes uribistas saben que tienen que remar para el mismo lado del presidente Duque, el capitán del barco, en medio de la tormenta que afronta. Lo que ocurra en las próximas semanas terminará repercutiendo en el futuro del partido.