Educación
El juego y las interacciones de calidad en la primera infancia son esenciales para aprender a leer y escribir, afirman expertos
En Colombia, solo uno de cada dos niños accede a educación inicial de calidad, lo que limita sus procesos de lectoescritura.

Este 8 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Alfabetización, una fecha que recuerda los retos en torno al aprendizaje de la lectura y la escritura en el mundo. De acuerdo con cifras de la Unesco, más de 250 millones de niñas y niños no cuentan con las competencias básicas de lectoescritura.
Datos de Unicef revelan que en América Latina y el Caribe 3,6 millones de niñas y niños, entre 3 y 4 años, no tienen un desarrollo temprano adecuado para su edad. Un problema que se agudiza ante la falta de acceso a educación inicial, pues la Unesco calcula que en la región tan solo el 52 % de las niñas y los niños entre 3 y 5 años acceden a servicios de educación inicial de calidad, mientras que en Colombia esta cifra apenas alcanza el 45 % (1 de cada 2 aproximadamente), con marcadas brechas entre zonas urbanas y rurales.

La organización aeioTU, que trabaja desde hace 17 años en modelos de educación inicial, sostiene que las bases de la alfabetización se construyen en los primeros años de vida a través del juego, la creatividad y las interacciones de calidad con los adultos.
Según Victoria Arciniegas, directora ejecutiva de aeioTU, “la alfabetización inicial debe superar los viejos modelos que buscan enseñar a leer y escribir desde los tres años con planas y memorización. Este proceso comienza mucho antes, cuando la niña y el niño moldean figuras con plastilina, inventan cuentos a partir de imágenes o acuerdan reglas en un juego con sus amigos”.
Según aeioTU, los errores más comunes en la alfabetización durante los primeros años son prácticas como hacer que las niñas y los niños repitan planas de letras aisladas, memoricen el abecedario sin un contexto significativo o se enfrenten a ejercicios académicos prematuros.
“El llamado es a que, como familias y personas cuidadoras, reconozcamos la importancia de un desarrollo integral en los primeros años de vida de nuestras niñas y niños, tanto para el aprendizaje de leer y escribir, como en la adopción de todas las competencias necesarias para la vida”, enfatizó Arciniegas.
