Home

Nación

Artículo

EL PRIMER CHAPARRON

Memorando de las FF.AA. desata polémica sobre cumplimiento de la tregua

30 de julio de 1984

Tres semanas después de la entrada en vigencia de la tregua pactada por la Comisión de Paz y el Estado Mayor de las FARC, cuando el país apenas estaba estrenando el cese al fuego, cayó como un baldado de agua fría el memorando de las Fuerzas Militares atribuído al ministro de Defensa, general Gustavo Matamoros. En el citado informe, se denunciaban con fechas, sitios y responsables, 15 suspuestas violaciones a la tregua por parte de las FARC.
Los pronunciamientos de la Comisión Verificadora no se hicieron esperar. El mismo día de la publicación en El Tiempo del memorando de los militares, un miembro de la Comisión, Antonio Duque Alvarez, quien acababa de regresar de Cartagena del Chairá (Caquetá), donde según el Ejército se había producido una de las violaciones del cese al fuego, decía a Caracol que era necesario conservar la serenidad y ser prudentes frente a los hechos. Esa noche, en un foro en la biblioteca Luis Angel Arango, el presidente de la Comisión de Paz, John Agudelo Ríos, reconocía que esos hechos estaban contemplados y que, precisamente, en previsión de ello se había creado la Comisión de Verificación.
Si a nadie sorprendieron estos pronunciamientos de los comisionados lo que si dejó despistada a la opinión nacional fue el hecho de que el entonces ministro de Gobierno, Alfonso Gómez Gómez, desmintiera al General Matamoros negando tajantemente que se hubiera violado la tregua, porque esto significaba un enfrentamiento directo entre el titular de la cartera política y su homólogo de la cartera de Defensa. Seguramente, este enfrentamiento no se hubiera presentado ante la opinión pública si el famoso memorando hubiera conservado su carácter reservado, como lo anotaba al final de la semana en su columna de El Espectador, el ex canciller Alfredo Vásquez Carrizosa: "Lo que perturba es que (esos informes) salgan en los diarios como un elemento polémico contra la política oficial y que no sean llevados (...) al seno de la benemérila Comisión de Paz o a la segunda de Verificación para que una de éstas se pronuncie y pueda emitir un concepto". Si bien es cierto que las fuerzas militares están en todo su derecho de rendir informes sobre el orden público, lo que hay que preguntarse es por qué, saltándose aparentemente el conducto regular, ese memorando llegó a la primera página de El Tiempo, único periódico que lo publicó como primicia. Fuentes militares consultadas por SEMANA aseguran que, del mismo modo que la circular interna del General Miguel Vega Uribe a todas las brigadas a propósito del inicio de la tregua sólo llegó a El Tiempo, este memorando habría sido entregado al matutino por su ex redactor Román Medina, jefe de Información y Prensa de la Presidencia. Medina, por su parte, desmintió esta versión y dijo a SEMANA que "esos documentos nunca llegan a mí antes que al Presidente, y yo sólo divulgo lo que él ordena que se dé a conocer, por de más, para todos los medios. No tenemos la costumbre de dar a conocer memorandos militares a través de nuestra oficina, pues consideramos que debe ser la oficina de Prensa de las fuerzas militares la encargada de divulgarlos, si lo considera pertinente".
Pero más allá de cualquier debate sobre las circunstancias que rodearon la publicación del memorando y el aparente enfrentamiento entre dos ministros, lo que parece haber saltado a la vista es que el carácter general del acuerdo de La Uribe permite interpretar en sentidos distintos los hechos sucedidos: lo que para unos era flagrante violación de la tregua, para otros se trataba solamente de incidentes aislados derivados de temores infundados e impaciencia. En efecto, el acuerdo nada había especificado sobre el porte de armas y de uniformes de uso privativo de las fuerzas militares que, si bien es violatorio de la Constitucion, para algunos no lo es necesariamente de la tregua. De todos modos, corresponde a la Comisión de Verificación rendir los respectivos informes para que el gobierno tome una decisión.
Mientras esto sucede, muchos piensan que lo que debe evitarse a toda costa es la proliferación de conceptos y denuncias públicas sobre supuestas violaciones de la tregua, por parte de aquellos a quienes, en las actuales circunstancias, no les compete hacerlo.
En este sentido, no cabe la menor duda de que al General Matamoros se le fue la mano, cuando en declaraciones al Grupo Radial Colombiano, aseguró que la tregua se había violado y que Tirofijo "es el responsable con todos sus secuaces". De ahí que para algunos el momento exige no solamente una tregua militar, sino una tregua verbal. -