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ENTREVISTA

“Jamás la mentira había tenido tanto prestigio”: Mario Vargas Llosa

El premio nobel de literatura, acaba de publicar su “autobiografía ideológica”, “El llamado de la tribu”, una defensa de la democracia y del liberalismo. En entrevista con SEMANA, habla sobre las amenazas contra la libertad en América Latina, Europa y Estados Unidos.

21 de abril de 2018

SEMANA: ¿Cuál es la llamada de la tribu?

MARIO VARGAS LLOSA: Es ese secreto que llevamos todos los seres humanos que nos empuja a regresar en el tiempo a un periodo totalmente mítico, en el que se supone que vivíamos en paz, siendo felices entre los nuestros, con gente que tenía la misma lengua, que practicaba las mismas costumbres y donde vivíamos entre lo conocido y lo seguro. Eso es algo que nunca existió realmente, pero que es uno de los gérmenes del nacionalismo, probablemente una de las aberraciones que ha traído más desgracias a la humanidad: guerra, discriminación, prejuicios, racismo, y, por supuesto, muchas formas de violencia. Se trata de una trágica alternativa entre la modernidad, la evolución, el progreso y la tribu.

SEMANA: ¿El hecho de que usted haya escogido ese título para su libro significa que hay audiencia para el llamado de la tribu?

M.V.LL.: Desgraciadamente, sí la hay. Lo muestran hechos tan graves como el brexit, que ha significado un desgarramiento de la Unión Europea. El brexit nace fundamentalmente del llamado de la tribu. De pronto comienza en el Reino Unido una campaña contra Europa en nombre del nacionalismo diciendo: “Nosotros, independientes, vamos a progresar mucho más rápido: la Unión Europea es un fracaso”, y es una unión que está perjudicando el nacionalismo. Estuve en Londres antes del referendo. Me quedé horrorizado al ver cómo las mentiras que se pensaba que eran propias del subdesarrollo, aparecían en boca de políticos muy prestigiosos, como el señor Boris Johnson. Mentiras como las suyas se reproducen en sitios tan avanzados como Holanda. En Francia el movimiento antieuropeo es creación de la familia Le Pen, que es profundamente nacionalista y representa la noción de tribu francesa y que parte de la idea que hay una Unión Europea que va a acabar la unidad nacional. En España, con Cataluña y con el País Vasco ha ocurrido algo similar.

Vea la conversación de Mario Vargas Llosa con Rodrigo Pardo en la Feria del Libro (transmisión de Canal Capital)

SEMANA: ¿Trump está oyendo el llamado de la Tribu?

M.V.LL.: Absolutamente. Trump representa eso. Toda su demagogia, el “America First”, es la tribu. Cuando lo real es todo lo contrario; Estados Unidos ha hecho todo lo que es, gracias a la ruptura con la tribu: abrir fronteras, buscar nuevos mercados internacionales, abrir espacios a la inmigración. Eso le ha permitido a Estados Unidos ser el país más poderoso del mundo, pero “America First” supone todo lo contrario.

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SEMANA: Si eso ocurre en Estados Unidos, Francia, Inglaterra... ¿el regreso de la tribu implica que los principios liberales están en peligro en el mundo?

M.V.LL.: Yo creo que siempre estuvieron en peligro. Los principios democráticos y la cultura del derecho, de los derechos humanos, de la libertad, siempre han estado amenazados. No hay un periodo en la historia de la civilización en que no haya habido adversarios que enfrentar.

SEMANA: ¿Hay algo en las redes sociales, o en lo que usted ha llamado la civilización del espectáculo, que hace más débiles a las democracias?

M.V.LL.: Sí, creo que eso es cierto y también que la gran revolución audiovisual ha traído grandes beneficios a la humanidad. En el campo de las comunicaciones cada vez es más difícil una censura. Eso garantiza una libertad de expresión y de comunicación que es un logro extraordinario. Pero la proliferación de informaciones ha traído cosas que no esperábamos: las famosas posverdades, las mentiras que se disfrazan de verdades y que incluso pueden llegar a reemplazarlas gracias a esa tecnología extraordinaria. Algo contra lo cual no hemos encontrado cómo defendernos y que puede perturbar profundamente una sociedad democrática, que está fundada en que la verdad debe prevalecer sobre la mentira.

SEMANA: ¿Su libro es un contrapeso a esas amenazas contra el liberalismo?

M.V.LL.: Mi libro trata sobre todo de rescatar el significado genuino del liberalismo en un mundo en el que por múltiples razones -y fundamentalmente por la campaña de la izquierda- el liberalismo ha sido completamente desnaturalizado y caricaturizado.

SEMANA: Usted ha dicho también que las amenazas al liberalismo no solo vienen del populismo de izquierda, sino también de la derecha…

M.V.LL.: Así es, y sobre todo de algunos economistas que ven en el mercado la panacea para resolver todos los problemas sociales. Eso no es exacto. Los grandes pensadores liberales no han sostenido jamás eso. El mercado funciona en el campo económico, permite progresar materialmente a las sociedades. Entre menos intervenido esté, los beneficios netos suelen ser mayores. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que el mercado es un sistema frío que castiga al ineficiente con crueldad y premia –a veces con una generosidad extralimitada– al eficiente. Es muy importante que en ese contexto exista la igualdad de oportunidades, para que la injusticia no prevalezca. Cada generación debe poder partir de una cierta igualdad de condiciones. Es legítimo que el mercado privilegie a los más eficientes, pero no es legítimo que alguien, desde el nacimiento, cuente ya con unos privilegios que le aseguran un futuro que otros no tienen.

SEMANA: ¿Se podría extender esa reflexión sobre el mercado y la cultura al periodismo?

M.V.LL.: Sí. Creo que ese problema es el más grave en la sociedad actual. Antes el periodismo solo llegaba a sectores privilegiados, pero era un periodismo más creíble, genuino y verdadero que este en el que la posverdad ha logrado tanto protagonismo. Jamás la mentira había tenido el prestigio que ha conseguido gracias a la posverdad. Vamos a encontrar fórmulas para que la posverdad desaparezca y las mentiras se llamen mentiras, pero hoy estamos en un momento de transición sumamente confuso. Esa es la verdadera civilización del espectáculo: hay una chismografía que es absolutamente inmunda, que ya no respeta ningún límite.

SEMANA: ¿Cómo ve en general la vigencia del liberalismo en América Latina?

M.V.LL.: Veo con optimismo a América Latina. Cuando yo era un joven, América Latina de un confín a otro tenía dictaduras militares. Hoy prácticamente dictaduras militares no hay. Hay dictaduras ideológicas: Cuba, Venezuela, pero pare de contar. Y las democracias que hay son ineficientes, algunas corruptas, pero que son preferibles a la dictadura. Hoy en día está extendido en América Latina que la batalla contra el subdesarrollo debe darse en la democracia y que, casos como el de Venezuela, dejan en evidencia que las ‘revoluciones socialistas’ no son la mejor solución a nuestros problemas.

SEMANA: ¿Para dónde va Venezuela?

M.V.LL.: La única salida es que ese régimen desaparezca. Ese régimen está destruyendo a Venezuela, ha convertido al país potencialmente más rico de América Latina, y uno de los más ricos del mundo, en una ruina social, política. Los venezolanos están huyendo de su país de forma masiva. En Colombia hay más de un millón, en Perú más de 300.000. Ojalá el régimen venezolano desaparezca pacíficamente. Desgraciadamente, vendrá una forma de violencia. Si ese es el precio, estoy seguro que los venezolanos están dispuestos a pagarlo para salir del infierno en el que están viviendo.

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SEMANA: ¿El reemplazo de los Castro por Miguel Díaz-Canel, en Cuba, abre una posibilidad de cambio?

M.V.LL.: Creo que no. Ese régimen es una estructura inamovible. Esta transferencia del poder de Castro a Díaz-Canel se ha hecho con indiferencia frente al pueblo. La historia no está escrita y de pronto hay un resquebrajamiento de ese sistema que no funciona y que ha adormecido a la sociedad cubana. Hay una especie de resignación generalizada, a diferencia de Venezuela donde hay un pueblo que resiste.

SEMANA: ¿Y Perú?

M.V.LL.: Creo que lo peor ya pasó. El nuevo presidente va a depender de la cautela con la que maneje el problema tremendo de tener un Parlamento fujimorista, que puede, como hizo con PPK, tumbarle los ministros, hacerle la vida imposible, llevarlo a fracasar. O, apoyado por una opinión pública que está muy decepcionada de esa conducta parlamentaria, encontrar un camino que le permite sobrevivir. Con todo -tres presidentes investigados, corrupción, etcétera-, las instituciones democráticas están funcionando y la crisis se ha resuelto más o menos dentro de la legalidad. Eso da ciertas esperanzas.

SEMANA: Y, finalmente, ¿cómo ve a Colombia?

M.V.LL.: Yo la veo bien. Es un caso muy interesante en América Latina. Cómo ha conseguido con 50 años de una guerra civil brutal y con el narcotráfico, mantener sus instituciones democráticas. Hay elecciones más o menos libres, hay una justicia que más o menos funciona, hay una vida politica democrática que no es perfecta, pero es una realidad. Creo que hay muchas esperanzas. Sobre todo, después de comprobarse que el mito de la guerrilla como representante de un enorme sector de la población no era verdad. Con las elecciones vimos que la guerrilla era una especie de fantasía, despreciada por el pueblo colombiano. El proceso de paz lo que demostró fue la orfandad popular que tenía la guerrilla. Con todas las limitaciones del proceso de paz, creo que es irreversible. El problema serio que tiene Colombia es su vecindad con Venezuela. Ahora hay un millón de venezolanos, pero después de un tiempo y si sigue Maduro, serán muchos más.

SEMANA: ¿Cree que el camino venezolano es una amenaza para Colombia?

M.V.LL.: Creo que si el señor Petro gana las elecciones, hay un empujón hacia la tribu. Espero que los colombianos no cometan la estupidez que podrían cometer los mexicanos si votan por el mesías.