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ESPERANDO A ESCOBAR

Los ojos del país están fijos en la segunda entrega de Pablo Escobar.

9 de noviembre de 1992


A LAS 10 DE LA MAÑANA DEL PASADO JUEVES entró una llamada al teléfono directo de la oficina del fiscal regional de Antioquia Ricardo Perdomo Lince. La voz del hombre que se encontraba al otro lado de la línea se identificó como uno de los abogados de Pablo Escobar y, sin más preámbulos, le dijo: "Señor Fiscal, en 30 mínutos lo esperamos en la autopísta sur, frente al Centro Internacional del Mueble. Tres de las personas que se fugaron de la cárcel de La Catedral se entregarán de nuevo a la justicia". De inmediato Perdomo dispuso un operativo en el que incluyó a sus guarda espaldas personales, un carro brindado y un trooper para que lo escoltaran rumbo al sitio donde se había pactado la cita.
A las 11:05 de la mañana los funcionarios de la Fiscalía Regional de Antioquia llegaron al sitio acordado. Allí no tuvieron que esperar por mucho tiempo.
Unos minutos después apareció un vehículo que se estacionó muy cerca del carro del Fiscal y de su interior descendieron tres hombres que tenían sus rostros semicubiertos con bufandas y gafas oscuras. Subieron al vehículo oficial y se identificaron como Otoniel González, alias "Otto"; Roberto Escobar, alias "Osito", y John Jairo Velásquez Vásquez, alias "Popeye". Tres de los hombres más cercanos a Escobar. Popeye y Otto son considerados por las autoridades como sus principales jefes de seguridad, mientras que Roberto, su hermano, es la mano derecha del jefe del cartel de Medellín. Por eso la sorpresa del Fiscal Regional de Antioquia fue grande.
Como lo fue para el presidente César Gaviria, quien a esa misma hora afrontaba en la Casa de Nariño uno de su principales retos desde que asumió la Presidencia de la República. Gaviria comenzaba a responder el kilométrico cuestionario de la Comisión Accidental del Congreso, que tiene desde hace más de un mes en sus manos la investigación sobre la fuga de Pablo Escobar.
Rodeado de los congresistas, quienes a esa hora enfilaban sus baterías contra la política de sometimiento a la justicia por parte de los narcotraficantes y que además ponían en tela de juicio la actuación de los más inmediatos colaboradores del Presidente, a raíz de la fuga de nueve presos de La Catedral.
Mientas tanto, en la autopista sur de la capital antioqueña, todo eran nervios. A 50 metros de dos CAI de la Policía Metropolitana y a unas cuantas cuadras del municipio de Itaguí hoy uno de los sectores más peligrosos para los hombres de Escobar, Popeye, Otto y Roberto Escobar se acomodaban tranquilamente en la parte posterior del carro oficial de la Fiscalía para iniciar el último recorrido que los llevaría de vuelta a la cárcel.
Pero cuando el conductor se disponía a partir rumbo a la prisión, los tres hombres le solicitaron que aguardara un segundo. Entre el público que a esa hora circulaba por esta congestionada vía apareció la periodista Marcela Durán, del Noticiero Nacional. Ella había sido contactada el día anterior en Bogotá por un hombre quien la llamó a su trabajo y le dijo que si quería una buena noticia era necesario que estuviera a las 11 de la mañana con un camarógrafo en la autopista sur de Medellín frente al Centro Internacional del Mueble. La comunicadora del informativo se convirtió en testigo excepcional de la entrega de los tres hombres que 71 días antes se habían escapado, junto con Pablo Escobar, de la cárcel de La Catedral después de evadir el cerco militar tendido por la IV Brigada con base en Medellín.
Cinco minutos después el carro oficial partió rumbo a la cárcel de Itaguí y, a las 11:50 de la mañana, los tres hombres fueron recluidos en el pabellon de máxima seguridad de ese centro carcelario junto con los hermanos Ochoa, el Tato Avendaño quien fue el primero en entregarse hace dos semanas y cinco de los hombres que acompañaban a Escobar en La Catedral y que al final no se fugaron con él.
Con la entrega de Otto, Popeye y Roberto Escobar, la posibilidad del sometimiento a la justicia por parte de Pablo Escobar quedó totalmente abierta aunque eso no significa necesariamente que sea inmediata.. Para nadie es un secreto que estos tres hombres han sido el seguro de vida de Escobar, desde mucho antes de que éste se sometiera por primera vez a la justicia el 21 de junio de 1991. Y mucho más ahora que medio país, incluidos los organismos de seguridad, intentaban por tierra y aire dar con su paradero.
Pero, ¿qué fue lo que realmente llevó a la entrega intempestiva de los hombres de Escobar? Ellos manifestaron en la corta entrevista que le dieron a la periodista del informativo de televisión que lo hacían para ponerle la cara al país y porque, según ellos mismos, no le deben nada a nadie y no le temen a la justicia. Otto y Popeye fueron los únicos que le dieron la cara a la cámara de televisión. Mientras que Roberto Escobar prefirió ocultarse detrás de un maletín cuando sus compañeros respondían las preguntas de la periodista. Ambos manifestaron desconocer el paradero de Escobar, pues, de acuerdo con sus declaraciones, una vez que se fugaron cada uno cogió por su lado y se escondieron para evadir el cerco tendido por las autoridades. Señalaron que sus escondites habían sido fuera de Medellín, mencionaron las regiones de Palmira y el Valle del Cauca, y afirmaron que sólo unas horas antes de la entrega volvieron a reunirse para llegar los tres juntos al sitio acordado con Ricardo Perdomo, el Fiscal Regional de Antioquia.
Para las autoridades antioqueñas esta versión no es del todo exacta. Los organismos de seguridad manifestaron que la entrega de los tres hombres obedeció en gran medida a las labores de inteligencia que se han desarrollado en las últimas semanas en el Valle de Aburrá. Dos mil allanamientos, cerca de 500 personas detenidas, arrojaron importantes pistas que permitieron pisarles los talones a los prófugos de La Catedral. Una de las versiones que cada vez toma más fuerza en Medellín es que en días pasados fueron allanadas dos viviendas donde horas antes habían estado escondidos Popeye y Otto.
Igualmente el allanamiento en un apartamento en el municipio de Envigado, aportó pruebas suficientes alas autoridades para saber que estaban muy cerca de la captura de Roberto Escobar. Por eso hay versiones en el sentido de que la entrega de los tres hombres tiene que ver más con el susto que se llevaron en días pasados que con su versión de "darle la cara a la justicia". La otra posibilidad, tan válida como la anterior, es simplemente que Pablo Escobar esté sondeando las condiciones de su reclusión con las únicas personas de su entera confianza, independientemente del acoso de los organismos de seguridad.

A LA ESPERA
Las 24 horas siguientes a la entrega de los tres hombres de Escobar se vivieron con gran tensión en Medellín.
Los numerosos periodistas nacionales e internacionales que se apostaron en las afueras de la cárcel de Itaguí a la espera de la entrega de Pablo Escobar, se quedaron con los crespos hechos. Al cierre de esta edición, el nuevo sometimiento a la justicia por parte del jefe del cartel de Medellín no se había cumplido.
Las razones pueden ser muchas. Pero principalmente hay dos que han sido el mayor obstáculo. Unas horas después de la entrega de Otto, Popeye y Roberto Escobar, fueron descubiertos los cuerpos sin vida de dos hombres en un paraje del municipio de Caldas. Se trataba de los primos hermanos Carlos Marío Mejía Martínez y Jorge Ortiz Martínez, familiares de John Jairo Betancur Mejía, alias "Icopor", uno de los hombres de Escobar que no escapó de la cárcel de La Catedral y que hoy se encuentra recluido en el pabellón de máxima seguridad del penal de Itaguí. Estos dos hombres habían visitado el miércoles pasado a su primo, Betancur, y regresaron a sus casas localizadas en el municipio de La Estrella pasadas las siete de la noche. Dos horas después llegaron a sus residencias grupos de hombres armados y encapuchados que se los llevaron sin mediar palabra. Doce horas después sus cuerpos torturados y amarrados con cuerdas de nylon aparecieron en un potrero del municipio de Caldas. Este asesinato es hoy una de las piedras en el zapato que obstaculiza la entrega de Pablo Escobar.
De acuerdo con los abogados del jefe del cartel de Medellín, la entrega de Pablo Escobar estaba prevista para unas horas después de que sus tres hombres de confianza llegaran a la cárcel de Itaguí. "Este asesinato nos muestra que hay fuerzas oscuras que no quieren la paz de Colombia. Hay toda la voluntad por parte de Escobar para entregarse. No estamos negociando ninguna condición con el Gobierno. Sólo pedimos que se respete la vida de los familiares y de las personas que hoy están fuera de la cárcel. El asesinato de los dos familiares de Betancur está muy relacionado con las acciones emprendidas por la Sijin de Medellín", señaló a SEMANA uno de los abogados de Escobar.
La otra razón para que Pablo Escobar todavía no se haya entregado a las autoridades tiene que ver con los mecanismos de seguridad que se requieren para trasladarlo desde el lugar donde se encuentra escondido hasta la cárcel. A diferencia de La Catedral, que era un lugar inexpugnable, la prisión de Itagaí está localizada en pleno corazón de este municipio, ubicado a 10 minutos de Medellín. Su acceso es por la vía principal donde están ubicados cinco retenes montados por la Policía Metropolitana de Medellín. A eso se suma el hecho de que el último tramopara llegar a la puerta de la cárcel es totalmente montañoso, lo que no permite que un vehículo se desplace a gran velocidad.
Si la entrega se hace en helicóptero,al igual que ocurrió en La Catedral, la prisión de Itaguí no cuenta con un helipuerto apropiado. El techo de la cárcel está protegido por una malla para protegerla de posibles ataques aéreos y esto no permite el aterrizaje de ninguna aeronave. A eso se suma que Itaguí es el fortín de las familias Galeano y Moncada, quienes desde la misma fuga de Escobar, y al conocer que las cabezas de sus clanes habían sido asesinadas por el propio jefe del cartel de Medellín, ofrecieron una recompensa de 1.500 millones de pesos a quien entregara a Escobar vivo o muerto. "Todas estas cosas tenemos que analizarlas. Si bien es cierto que nada hemos negociado con el Gobierno, necesitamos unas mínimas garantías para que Escobar llegue vivo a la cárcel. En eso estamos. Y hay que esperar una respuesta oficial al respecto", dijo a SEMANA uno de los abogados de Escobar.
Pero independientemente de los problemas de seguridad que hoy existen para la entrega de Pablo Escobar, lo cierto es que en esta oportunidad el jefe del cartel de Medellín está más cerca que nunca de las puertas de la cárcel de Itaguí. Porque si los enemigos permanecen agazapados a la espera de su oportunidad para cobrar la recompensa también es cierto que en esta oportunidad el tiempo representa un papel definitivo. En los próximos días se cumplen tres meses desde que Escobar se fugó de La Catedral. Si se llegan a cumplir los 90 días y Escobar no se ha entregado, los beneficios de rebaja de penas contemplados en los decretos expedidos por el Gobierno se pierden por completo. "No podemos esperar más. Jurídicamente estamos ante una realidad. Si Escobar no está en Itaguí antes del 21 de octubre, estamos enfrentados a un problema muy delicado", agregó el abogado de Escobar. Ante esta nueva situación, el pool de abogados de Escobar trabaja en busca de una salida para que a su cliente no lo vaya a coger la hora cero por fuera de la cárcel. Si bien la misión no es nada fácil, lo único cierto en el episodio de la segunda entrega de Escobar es que el final parece estar más cerca de lo que muchos creen.