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Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Luis Carlos Sarfmiento dijo que El Tiempo pretende influir en la opinión de sus lectores en la búsqueda de su bienestar en temas como la justicia, la defensa de la democracia y la libertad. Luis Carlos Sarmiento Angulo. Bogotá Noviembre 25 de 2021. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

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Estos son los valores que defiende ‘El Tiempo’, según su propietario Luis Carlos Sarmiento Angulo

El empresario aseguró que, además, pretende influir en la opinión de sus lectores en la búsqueda del bienestar de la sociedad en temas como la justicia, la defensa de la democracia y la libertad.

4 de diciembre de 2021

En 2012 los medios de comunicación colombianos fueron sacudidos con el anuncio de la compra del diario El Tiempo por el empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo, quien adquirió 100 % de sus acciones.

Nueve años después, su propietario se refiere en SEMANA a lo que ha significado para él esta adquisición, especialmente, frente a la actual situación del país y al desarrollo de las tecnologías que ha llevado a que los lectores migren hacia lo digital para informarse y que ha obligado a la transformación tecnológica de los medios impresos.

El empresario destacó cuáles son los valores que tiene El Tiempo y que busca proyectar a sus lectores: “Nuestra función es ayudar a crear riqueza y no destruir riqueza. Me refiero a crear riqueza en general para el país”.

Aseguró que además pretende influir en la opinión de sus lectores en la búsqueda del bienestar de la sociedad en temas como la justicia, la defensa de la democracia y la libertad.

“Poder influir en la opinión de la gente, presentando hechos ciertos y demostrándolos, poder influir en cosas como, por ejemplo, la mejora de la justicia, nosotros hemos sido un jugador importante en la mejora de la justicia. Y también tratar de orientar al país en la parte política. Defender (la democracia), pues claro. y la libertad, claro”, señaló.

A propósito de la defensa de esos valores, Sarmiento Angulo se refirió a propuestas como la de eliminar el “Dios y Patria” a la Policía.

“Absurdo. A la autoridad hay que considerarla, hay que respetarla, hay que exigirle, pero no se podrá exigirle si no se le proveen los medios. Las dos cosas tienen que ir de la mano”, señaló.

Agregó que, frente a la defensa de la democracia, “los medios son el punto de convergencia. Eso es importante. Además, uno lo puede mirar de muchas maneras. Por el aspecto de qué puedo hacer yo para contribuir si logro tener el control de este medio y también qué tanto puedo influir para que no caiga en manos inadecuadas”.

“Afortunadamente, este país ha sido muy parco en eso de las dictaduras. Pero El Tiempo ha sido definitivo y lo cerraron, ¿se acuerda de Intermedio? El Tiempo es un periódico que vale la pena defender, es parte de la nación, esas cosas que deben existir, forman parte de la nacionalidad, no son una obra, como decir el Capitolio Nacional, pero tienen una equivalencia en su valor social”, indicó.

Sarmiento Angulo también señaló que “El Tiempo es una institución. Es un periódico que tiene más de cien años, y al que hay reconocerle que tiene unos méritos extraordinarios. El Tiempo ha formado parte de la civilidad de este país. Sin duda, en los momentos más álgidos. Qué tal todo ese problema de la época de la violencia y de la dictadura”.

¿Desaparecerá El Tiempo impreso?

El empresario señaló que falta mucho tiempo para que los medios impresos desaparezcan, pero sí previó una reducción en el volumen de la edición en papel.

El hombre con más dinero de Colombia reconoció que El Tiempo “no da plata y cada vez da menos”, al señalar que la tecnología se ha convertido en uno de los factores.

“Los medios escritos estamos compitiendo con la tecnología y eso es muy difícil, porque la tecnología es arrasadora, inevitable e irreversible”, señaló.

El empresario afirmó que los medios impresos deben fortalecer su presencia digital: “Es más, no solo pueden, sino que deben y tienen que hacerlo. Pero la mezcla de los dos a mí me gusta, y creo que está bien eso, vamos a ver cuánto aguanta”.

Sarmiento Angulo también afirmó que a pesar del reto tecnológico, no cree que en el inmediato futuro el periódico en papel vaya a desaparecer, pero sí hizo una advertencia.

“Pensaría que no, pero quizás se disminuya el volumen de la edición en papel, pero pensaría que acabarse podría tal vez tomar mucho tiempo. Esas predicciones son difíciles. Por ejemplo, entre tantas cosas que he hecho en la vida, alguna vez fui agricultor”, indicó.

En entrevista con SEMANA, se refirió a los cultivos de algodón que tuvo en el Cesar y que comparó con el proceso que vive El Tiempo, con relación al desarrollo de las nuevas tecnologías.

“Me acuerdo que hice tres cultivos y después dos seguidos y dije: no, este trabajo no me gusta. Las carreteras llenas de polvo y todo. Entonces vendí la finca y listo. Allá anunciaban que el algodón tenía un gran enemigo que eran las fibras sintéticas. Pero hoy el algodón está boyante, con el mejor precio de la historia”, explicó.

Y agregó que “entonces, en eso del papel dejemos a ver qué pasa. Yo no le auguro una muerte tan pronta, sin contar con que los medios también pueden ingresar con todo el ímpetu y las fuerzas a los medios tecnológicos”.

Dueño de El Tiempo

SEMANA: ¿le ha gustado ser dueño de El Tiempo?

Luis Carlos Sarmiento: (risas). A raticos sí, a raticos no…

SEMANA: ¿por qué a raticos no?

Luis Carlos Sarmiento: porque pasan muchas cosas y la gente se siente maltratada. A veces la verdad la maltratan inconscientemente, pero igual se sienten maltratadas. Usted como directora de medio lo sabe: la gente piensa que uno es omnipotente, que no es sino ponga esto y se corrigió, eso no es así. Uno puede contribuir a que la verdad resplandezca, pero no puede hacer la verdad.

SEMANA: en esto usted tiene toda la razón…

Luis Carlos Sarmiento: es interesante poder participar en procesos que generan desarrollo. Soy un convencido de crear riqueza. Entonces los periódicos, todos los medios de opinión ayudan a impulsar esos procesos y a frenar los abusos. Ese es un poder que sí existe y que es muy útil.