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| Foto: Jorge Restrepo

POLÍTICA

Los dilemas de Humberto de la Calle

Aunque la candidatura del exjefe de la mesa de negociación se da como un hecho en el mundo político, su lanzamiento tiene que superar varias decisiones pendientes y complejas.

4 de febrero de 2017

“Cada día trae su afán”, repite Humberto de la Calle desde finales del año pasado. Y, por ahora, seguirá diciendo esa frase cada vez que le pregunten si va a ser candidato presidencial. No solo para eludir la respuesta, sino porque la fecha apropiada para anunciar su determinación es apenas el primero de los muchos dilemas que debe decidir.

De la Calle no necesita una campaña larga para darse a conocer, a diferencia de la mayoría de la veintena de aspirantes que ya están en el ruedo. Salvo Germán Vargas, Clara López y Marta Lucía Ramírez, los demás tienen que recorrer el país, por primera vez, con camiseta de candidatos a la Presidencia. Muchos vienen del mundo parlamentario, como Jorge Enrique Robledo, Claudia López, Juan Manuel Galán, Iván Duque y Luis Fernando Velasco, o son ministros con un bajo nivel de conocimiento en las encuestas, como Aurelio Irragorri, Mauricio Cárdenas o Juan Fernando Cristo.

La candidatura de De la Calle empezó a sonar a medida que avanzaba el proceso de paz con las Farc. Varios sectores del Partido Liberal, liderados por el expresidente César Gaviria, lo vieron como una buena carta para aglutinar a los partidarios de la paz, que quieren un sucesor de Santos comprometido con ejecutar los acuerdos de paz firmados el año pasado. En los últimos años la imagen de De la Calle se disparó y se repitieron aplausos en asambleas gremiales, foros académicos y reuniones de socialización del proceso. Siete de cada diez colombianos lo conocen y más de la mitad tiene una imagen favorable. Ha tenido dos picos de popularidad. Uno a mediados de 2013, cuando comunicó el acuerdo con las Farc sobre desarrollo agrario integral -el primer punto de la agenda de conversaciones- y otro cuando terminaron exitosamente las negociaciones de La Habana, en septiembre de 2016.

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Pero hay muchos elementos que De la Calle deberá considerar. Si decide lanzar su candidatura antes de junio, su campaña quedaría inmersa en la coyuntura del estudio en el Congreso de las leyes que aplicarán lo pactado con las Farc, con la dura oposición del uribismo y con la euforia aún viva de quienes apoyaron al No en el plebiscito. Pero si posterga su anuncio, otros temas -como la lucha contra la corrupción- se tomarán el debate y desplazarán la paz, bandera natural de De la Calle.

El segundo dilema del exjefe negociador es participar o no en una consulta interna del Partido Liberal el día de las elecciones parlamentarias, como proponen César Gaviria y Juan Manuel Galán, o si busca más bien que lo elija la convención de agosto para evitar el desgaste de una lucha interna. Algunas encuestas, en las que la intención de voto por Galán está por encima de la suya, indican que le convendría la alternativa de la convención. Sin embargo, no puede descartar participar en una consulta amigable en la que también estarían Velasco, Galán y eventualmente Juan Fernando Cristo, porque esa podría ser una receta adecuada para asegurar la unidad del partido.

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A las inquietudes sobre la consulta, se suman las que genera la posibilidad de que los liberales hagan un acuerdo con La U para hacer una única consulta interpartidista y elegir un solo aspirante. En esa opción jugaría bien De la Calle, puesto que hasta ahora ninguno de los nombres que suenan en La U tiene una trayectoria como la suya. Ni el embajador Juan Carlos Pinzón ni el senador Roy Barreras, quienes han dejado ver sus intenciones de aspirar, tienen hojas de vida comparables con la de él.

Sin embargo, la posibilidad de la consulta interpartidista no sería opción para De la Calle si Cambio Radical también participa en ella. La idea de que Germán Vargas Lleras pudiera competir con La U y con los liberales por una sola candidatura tomó fuerza después de que se fortaleció el rumor de que Vargas le había ofrecido a Simón Gaviria ser su fórmula vicepresidencial. Pero en algunos sectores de la Unidad Nacional que ven a De la Calle con simpatía, esa posibilidad cayó mal. Algunos consideran que para derrotar al uribismo en 2018, La U y los liberales deben construir alianzas con otros sectores de centro y de izquierda, y que ni el Polo Democrático ni el Partido Verde ni Clara López se sumarían a una coalición en la que esté Cambio Radical. Para ellos, el vicepresidente no ha apoyado el proceso de paz y sus alfiles en el Congreso han liderado las críticas a proyectos centrales del acuerdo, como la justicia especial para la paz. Pero la política es dinámica y ninguna alianza se puede descartar, pues estas se definirán según la opción de poder que tengan los candidatos.

Una carta guardada que tiene De la Calle es inscribir su candidatura por firmas y buscar el apoyo de quienes han estado comprometidos con el proceso de paz. Una de sus grandes virtudes es despertar respeto y simpatía en sectores de opinión, en su partido, en La U, en el centro y en la izquierda. Sin embargo, esa estrategia podría costarle el apoyo de algunos liberales que considerarían que, después de haber hecho su carrera política en el liberalismo, él debería ser el abanderado de su partido.

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Finalmente, De la Calle deberá decidir su propuesta temática. La paz hace parte de su identidad. No obstante, el resultado del plebiscito dejó el tema golpeado y la desmovilización de las Farc puede generar la sensación de que el conflicto es un tema del pasado y un hecho cumplido. En el caso de los liberales, la convención de agosto definirá, además de los estatutos, la agenda programática de la colectividad. Seguramente De la Calle buscará tener otras banderas, como la del orden y la institucionalidad, amén del caballito de la lucha anticorrupción que todos los candidatos sacarán en campaña.

Por ahora, ya disuelta la mesa de negociación con las Farc, De la Calle tiene el propósito de seguir asistiendo a foros académicos y gremiales, a donde lo invitan a diario. “No tengo afán” dice, mientras advierte que también se tomará su tiempo para abrir una cuenta en Twitter.