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| Foto: Revista SEMANA

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La explosión que mató a siete indígenas

Según el Ministerio de Defensa, la manipulación de explosivos por parte de este grupo que participaba en el paro indígena evidenciaría una alarmante escalada en el nivel de violencia de las marchas.

22 de marzo de 2019

La explosión ocurrió a las tres de la tarde del jueves 21 de marzo. El saldo fue de siete indígenas muertos como consecuencia de la detonación que ocurrió en la finca El Madroño, vereda Juntas del municipio de Dagua, Valle del Cauca. Las víctimas hacían parte de la comunidad Tatabra, una de las que participan en las marchas indígenas que llevan dos semanas en diferentes sectores de la vía Panamericana, y que tiene paralizado las actividades en tres departamentos del occidente del país, siendo los más afectados Cauca y Nariño.

Aunque inicialmente se afirmó que se trataba de una detonación en una mina de oro, con el paso de las horas las versiones fueron cambiando. Esa, que fue la primera información se descartó pues en la zona no hay explotación aurífera. Los siguientes datos surgieron de diferentes participantes de la marcha quienes dijeron que sus compañeros habían sido víctimas de un atentado producto de una granada lanzada al lugar en donde estaban.

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Las autoridades indígenas aseguraron que se trató de una masacre. Su versión es que un desconocido habría activado un artefacto explosivo en el lugar donde varios miembros de la guardia indígena descansaban. 

La incertidumbre era generalizada, especialmente porque, a pesar de la gravedad de lo sucedido, los indígenas impidieron el ingreso de las autoridades judiciales y forenses durante varias horas, lo que no permitió tener información diferente.

Desde el ministerio de Defensa confirmaron que los indígenas solo permitieron que el CTI y la Sijín realizaran las labores de exploración técnica varias horas después del hecho”. Durante el procedimiento tampoco se pudo realizar inspección a ningún cadáver porque la comunidad indígena no lo permitió al argumentar una supuesta falta de garantías, por lo que exigió la presencia de organismos internacionales”, afirmó una comunicación de ese ministerio.

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En la mañana de este viernes la situación empezó a cambiar y las primeras luces sobre lo ocurrido comenzaron a conocerse. Los testimonios de la propia comunidad y divulgación de varios videos que evidencian la dimensión de la explosión resultaron especialmente reveladores.

Guillermo León Girado, alcalde de Dagua, afirmó en Caracol radio que la explosión “se habría presentado cuando manipulaban pólvora negra o dinamita”. La declaración del mandatario es consistente con las imágenes en las que se observan que muchos de los cuerpos perdieron parte de las extremidades superiores, presentaban quemaduras y quedaron a varios metros del lugar de la detonación. Por las características de las heridas se descarta que, como afirmaron algunos líderes indígenas en las marchas, se tratara de un atentado con granada.

De acuerdo con el ministro de Defensa, Guillermo Botero, los explosivos eran de un alto poder detonante y “presumiblemente era para generar un atentado. Esa es la hipótesis más probable y había consideración que están cerca de la carretera Buga- Buenaventura”, dijo en Blu radio.

Aparte del número de víctimas, la importancia de lo que ocurrió está fuera de toda discusión. Aunque aún no se establece la cantidad exacta de explosivos es claro que la manipulación era completamente ilegal y los fines que tendría por parte de quienes lo estaban manipulando eran, posiblemente, atacar a la fuerza pública.

Semejante volumen de explosivos evidencian un claro y peligroso escalamiento en el nivel de la violencia que está caracterizando las protestas por parte de los indígenas. Hace pocos días un policía fue asesinado por disparos de fusil mientras prestaba seguridad en los alrededores de las  vías bloqueadas. En esa misma acción otros uniformados también resultaron gravemente heridos.

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“La guardia indígena siempre captura a los responsables de sus hechos delincuenciales, pero para el caso del crimen de nuestro Policía y las heridas a los demás soldados, aún no se han materializado ninguna acción… esperamos que los indígenas nos entreguen a las personas responsables para ser judicializadas”, dijo el ministro Botero al referirse a ese asesinato ocurrido el pasado martes 19 de marzo, cuando hombres encapuchados lanzaron artefactos explosivos contra integrantes del Escuadrón Móvil Antidisturbios en el sector La Agustina, corregimiento de Mondomo en Santander de Quilichao, durante los bloqueos a la vía Panamericana.

No menos escandaloso también resultó el descubrimiento que realizaron las autoridades cuando descubrieron, y están grabados en video, cómo  algunos de los manifestantes indígenas también estaban preparando ataques contra los integrantes de la fuerza pública usando ácidos para quemarlos. A todo esto se suman los ataques contra camiones y viajeros que también han sido atacados por los manifestantes. Este es tan solo parte del complejo panorama de unas protestas que se salieron de control y que empiezan a quedar marcadas por una violencia extrema.