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LAS DURAS Y LAS MADURAS

Con Lara abandonando sus filas y en medio de una crisis en sus jerarquías, el ganalismo intenta institucionalizarse.

7 de noviembre de 1983

Parece que la roya le hubiera caído no sólo al café, sino también al Nuevo Liberalismo. El ministro Rodrigo Lara, segundo de a bordo del movimiento, prepara su ruptura con Galán, para hacer toldo aparte con sus seguidores. De llevarse a cabo esta escisión, no sería la primera que experimente el galanismo: los senadores Fabio Lozano y Hernando Agudelo Villa ya se habían desprendido en junio por disidencias internas.
Además, siete de los miembros del movimiento que ocupaban cargos públicos han sido acusados de delitos de diversa índole, que van desde irregularidades administrativas hasta asesinato. Inclusive la muerte parece confabularse contra ellos: Enrique Pardo Parra, una de las figuras principales, murió unos meses atrás.

LOS NOVIOS DE LA VIRGEN
"A la virgen del pueblo le descubrieron un novio, cuando todos creían que era la más pura", dice el parlamentario Ernesto Rojas, uno de los hombres fuertes del Nuevo Liberalismo. Y añade: "a muchos políticos les conviene decir que sí tenía novio, cuando en realidad eran simples chismes de pueblo", aludiendo a las críticas que han llovido sobre algunas de sus figuras públicas. Para Patricio Samper, concejal del movimiento por Bogotá, todo hace parte de una campaña para "buscarle el pierde al Nuevo Liberalismo". Sin embargo, los dos ingredientes parecen existir: en unos casos se trata de novios, en otros de chismes de pueblo y, en otros, todavía no está claro si son unos u otros. Chisme, y sangriento, resultó ser la implicación en el asesinato de Gloria Lara de Emperatriz Santander, diputada por Cundinamarca, y de Miguel Gamboa, representante por el mismo departamento. Los dos hacían parte de un movimiento campesino, Democracia Popular, que había hecho alianza electoral con el galanismo, significándole a éste, más que votos, contacto con sectores populares del campo.
Internamente, la acusación contra ellos significó un brusco remezón para el movimiento pues, de ser cierta, significaba que su aliado de izquierda lo había vinculado, por la espalda, a una modalidad atroz de terrorismo. Hoy, una vez probada la inocencia de estas dos personas, el incidente ha quedado como un grotesco capítulo superado.
Un caso aún por definir es del senador Fernando Sanz Manrique, involucrado en el escándalo financiero de Promoviendo, ventilado por la Unidad Investigativa de "El Tiempo". Más que un hecho delictivo, parece tratarse de una de tantas irregularidades que se practicaban hasta que explotó la crisis financiera el año pasado.
A las anteriores, se suma la situación del concejal Germán Lozano, acusado de estar comprometido en una transacción especulativa con acciones del Banco de Bogotá a favor del Grupo de Seguros Bolívar. Por otra parte, cursa una investigación de la Gobernación de Cundinamarca sobre Pedro Contreras, director de la Imprenta Departamental, acusado de haber imprimido propaganda del Nuevo Liberalismo sin autorización. También está el precedente de Ernesto Manzanera, a quien le fue anulada la credencial de concejal de Girardot y le ha sido demandado ante la Procuraduría su ejercicio de una curul en el Congreso, por ser miembro de una junta administradora municipal.
El que parece tener más problemas legales para quitarse de encima el cargo de "novio de la virgen" es Rodrigo Lara, quien aún no acaba de aclarar las acusaciones que se le han hecho de recibir "dineros calientes". Este ha sido el caso que más repercusiones ha tenido en la opinión pública como dentro del movimiento. En primer lugar, es el único miembro del Nuevo Liberalismo que ha entrado a formar parte del gabinete presidencial y en segundo lugar, es precisamente él, como ministro de Justicia, quien se ha convertido en el más encarnizado persecutor de la mafia. Su actitud de no amedrentarse ante la acusación y de mantenerse firme en su tarea de limpiar al país, ha sido interpretada por unos sectores de opinión como un intento de ahogar el ruido con más ruido y, por otros, como una garantía de su inocencia.
Hacia dentro del movimiento, el caso Lara dio lugar a un profundo debate: mientras una fracción se pronunciaba a favor de cerrar filas incondicionalmente a favor del ministro y expresaba su inconformidad con la defensa tibia que hacía Galán, -que era interpretada como una "lavada de manos" frente al problema- otra fracción lo encontraba seriamente comprometido y se pronunciaba por su retiro del ministerio de Justicia. Ante estas dos opciones encontradas, Galán terció proponiendo que, sin retirarse de su cargo, Lara se sometiera a una investigación por parte del Tribunal de Garantías del movimiento. El descontento de Lara con esta decisión fue la causa fundamental de su ruptura
Aunque la mayoría de las acusaciones contra estos dirigentes galanistas no son más graves que otras hechas a miembros del oficialismo, tuvieron mayor resonancia por las características mismas del Nuevo Liberalismo. En efecto, éste ha buscado definir su imagen ante la opinión pública más con base en figuras que personificaran la honestidad y la ética, que con base en un programa político definido. En contradicción con este propósito, la suma de acusaciones develaba que varios de sus dirigentes no son menos vulnerables en el terreno moral que otros del propio oficialismo del cual han pretendido diferenciarse. No es que en este terreno el Nuevo Liberalismo pareciera peor que el oficialismo, pero le estaba sucediendo algo grave: empezaba a parecerse demasiado a él, lo cual constituía una tragedia para un movimiento renovador.
Aunque es innegable que en varios casos los galanistas "pusieron la papaya" para estos ataques, también lo es que hay sectores políticos interesados en apoyarse en las circunstancias para montar una campaña que vulnere al Nuevo Liberalismo, blandiendo contra él justamente las banderas que han sido de su patrimonio. Según palabras de Luis Carlos Galán, "hay quienes están pendientes de cobrarnos hasta la pasada de un semaforo en rojo".

CRISIS DE CRECIMIENTO
SEMANA interrogó a Galán sobre la autenticidad de la versión de la ruptura con Lara, y él, sin desmentirla, se limitó a decir: "No creo que lo haga, pero sólo él puede contestarlo. No veo el motivo para que se vaya y lo consideraría una terrible equivocación". Evidentemente, la salida del copiloto significa un rudo revés para el movimiento que busca afianzarse, particularmente si se tiene en cuenta que se trata del único miembro fuera de Galan que aporta un caudal electoral propio, y que su prestigio se ha ido recuperando gracias a la intensificación de su campaña antimafia.
El inminente desprendimiento de Lara, sumado a los anteriores de Fabio Lozano y Agudelo Villa, es interpretado por algunos analistas políticos como un síntoma de desintegración. Sin embargo, una mirada más detallada parece indicar que estos remezones, independientemente de las particularidades de cada caso, obedecen no solo a circunstancias fortuitas sino también a una lógica descompensación por arriba debido a las profundas transformaciones estructurales que está sufriendo el movimiento, interesado en consolidar organismos democráticos por la base para contraponerlos a la maquinaria de los partidos tradicionales. Para esto tiene que dar el salto de una organización básicamente caudillista, montada sobre un improvisado aparato familiar y apoyada en vínculos personales, a un movimiento de alcance nacional y con una organización profesional.
Hay un anécdota de la primera campaña electoral de Galán en Bogotá que muestra con claridad el carácter caudillista y la base familiar con los cuales se inicia su movimiento. En 1980, para poder realizar un mitin en la Gallera San Miguel, Galán, su mujer y sus doce hermanos recurrieron a viejas listas de teléfonos y procedieron a llamar a cuanto familiar, amigo y condiscípulo encontraron pidiéndoles que asistieran al acto como un favor personal, y así lograron juntar las 700 personas que conformaron el primer núcleo del movimiento en Bogotá.
Mucha agua ha pasado bajo los puentes desde esas épocas de clan. Galán se transformó en una potencia electoral en Bogotá y su figura se volvió presidenciable. Esto implicaba superar la etapa artesanal para ampliar el movimiento y buscar alianzas electorales que le permitieran contacto con nuevos sectores de la población.
Las elecciones del 82 dejan en claro que Galán solamente con su figura puede mover un gran caudal de votos pero demuestran además que éste no va a ser cualitativamente mayor mientras no monte su propio aparato electoral. Para ello, el movimiento se ha volcado a recorrer el pais haciendo reuniones y asambleas en barrios y municipios, montando organismos locales que converjan en lo que en la práctica viene siendo un partido independiente a nivel nacional.
En lo que no parecen haber avanzado tanto es en la superación del caudillismo. La imagen de Galán sigue siendo el único elemento cohesionador del movimiento, y, en últimas, lo que lo ha salvado de una crisis más honda en esta coyuntura en que figuras de sus cuadros fundadores se desmoronaban. En último término, la imagen limpia de Galán ha sido el principal escudo frente a la actual avalancha de acusaciones. Esto ha hecho que, quiéranlo o no, la imagen de su caudillo tendra que seguir siendo, por un buen tiempo, la espina dorsal de todo el montaje.
PISANDOSE LAS MANGUERAS
La prueba de fuego por la que atraviesa el Nuevo Liberalismo no es sólo en el campo organizativo, sino también en el político.
En primer lugar, hasta ahora se ha consolidado casi exclusivamente en las clases medias, y lo ha logrado siendo el único movimiento que se ha propuesto dirigirse a ellas en forma expresa y excluyente, fundamentando su programa con base en sus apetencias y necesidades. Es a la clase media a la que más le toca la fibra los reclamos moralistas y el tono justiciero del Nuevo Liberalismo, y es ella la principal interesada en que se ensanchen los artriticos canales de expresión democrática, que es la otra gran punta de lanza con que penetra Galán. Lo que cabe preguntarse es si con esta política dirigida en forma tan directa a un solo sector se puede movilizar la opinion de todo el país, o si el movimiento empezará a incorporar nuevas consignas y nuevos lenguajes que lo acerquen a otros estratos.
Hasta el momento, el Nuevo Liberalismo ha logrado afianzarse fundamentalmente en las grandes ciudades, donde se encuentra el grueso de su caudal electoral. Ahora se le plantea el reto de entrar en el campo, donde es, hoy por hoy, prácticamente imposible moverse electoralmente sin tener una sólida red de gamonales, cosa que no tiene Galán y contra la cual dirige buena parte de su discurso.
El verdadero rival con que cuenta el Nuevo Liberalismo en esta carrera por convertirse en el líder indiscutido de las clases medias, no parece ser tanto el oficialismo liberal, sino lo que podria llamarse el "belisarismo". Desde la presidencia, Betancur ha demostrado gran habilidad para ganarse la confianza y la simpatía de estos sectores, utilizando en buena medida las mismas fórmulas de Galán, inclusive algunas patentadas por el último. No es casual que éste diga que el presidente es "un gran improvisador que no reconoce derechos de autor". Una de estas fórmulas comunes es un esquema similar de estilo y método, que busca apoyarse en la honestidad, en los procedimientos democraticos y en el diálogo abierto y directo. Los acercan además una serie de planteamientos comunes, como una política internacional marcada por cierta tónica independista, como ciertas críticas a la omnipotencia del gran capital financiero, como al pronunciamiento a favor de la carta de la apertura democrática.
Pueden ser esta serie de coincidencias las que hayan determinado la decisión tardía del Nuevo Liberalismo de apoyar al gobierno participando en él: cuando se tienen tantos puntos en común, es más fácil competir apareciendo como el más consecuente y sincero corredor en una misma pista, que pasarse a correr en una pista distinta. Qué tan difícil resulte esta competencia para el galanismo depende en gran parte de Belisario y de cómo éste resuelva la disyuntiva que tiene planteada entre trabajar dentro del partido conservador o lanzar definitivamente su Movimiento Nacional independiente, que se desarrollaría justamente en el terreno que le es fértil también a Galán.