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A la rectora de la Autónoma del Caribe, Silvia Gette, la capturaron cuando llegó a Paloquemao a rendir indagatoria. Hace un año SEMANA destapó el escándalo de Gette, los paras y el crimen de Fernando Cepeda. | Foto: Guillermo Torres

ESCÁNDALO

Las grabaciones de la rectora Gette

SEMANA revela cómo a dos paramilitares les ofrecieron una millonaria suma para no involucrar a Silvia Gette en un increíble asesinato.

16 de febrero de 2013

En Colombia hasta ahora se pensaba que, en materia de corrupción y paramilitares, no había nada nuevo que pudiera despertar gran asombro. Hasta cuando apareció el caso de Silvia Gette, la rectora de la Universidad Autónoma del Caribe, señalada de pagarles a los paramilitares de Jorge 40 para asesinar al arquitecto y ganadero Fernando Cepeda.

El crimen es significativo porque —según los indicios que tiene la Fiscalía— ese asesinato era el cierre con broche de oro de una macabra estrategia desplegada por Gette para quedarse con la fortuna de su esposo, Mario Ceballos, y la rectoría que él ocupaba. Ceballos a la vez era el suegro de Cepeda.
Que dos paramilitares de sangre fría coincidan en decir que una persona les da miedo ya es noticia.

Pero se convierte en algo escalofriante si la persona que los asusta es la rectora de una prestigiosa universidad de una de las grandes capitales del país. “Silvia Gette es muy peligrosa”, le dijo don Antonio a SEMANA. Y alias 28 ya lo había dicho antes a la Fiscalía: “Esa es una señora muy peligrosa y muy poderosa aquí. Ya va a ver usted. Yo por eso no quería hablar de ese tema”.

El asesinato de Cepeda ocurrió en 2003, y tras un agitado trasegar, que incluyó la muerte de tres personas más relacionadas con el caso, quedó prácticamente enterrado en la Fiscalía de Barranquilla. Hasta febrero del año pasado, cuando SEMANA reveló las nuevas declaraciones de seis paramilitares y todo lo que se había tapado en el expediente en contra de Gette (ver facsímil). Don Antonio contó que la rectora les había ofrecido 150 millones de pesos por matar a Fernando Cepeda, durante una versión libre en la que los fiscales de Justicia y Paz le preguntaron por ese homicidio.

El caso fue trasladado a Bogotá y todo parecía ir normal. Hace un mes comenzaron a rendir indagatoria los paramilitares involucrados. Sin embargo, la semana pasada, el CTI capturó a Silvia Gette y al abogado Arcadio Martínez porque estarían tratando de sobornar a los paramilitares para cambiar su testimonio. Por lo menos así lo indican dos grabaciones en poder de la Fiscalía que SEMANA revela en esta edición.

La primera grabación es un diálogo entre el abogado Arcadio Martínez y alias Don Antonio. Este último le contó a semana.com: “Yo grabé esa charla y la envié con un oficio el 22 de enero del 2013 al fiscal general. En esa conversación, el abogado decía que me ofrecía 500 millones de pesos para dejar dudas en el proceso y adicionalmente otros 500 millones de pesos para que manifestara que el abogado Abelardo de la Espriella (que representa a la viuda de Fernando Cepeda) había mandado a alguien a ofrecerme dinero. Esa grabación se dio en la segunda de las tres citas”. Si bien el abogado Arcadio Martínez aparece en la grabación como intermediario de Silvia Gette, el abogado defensor de la rectora dijo que su cliente “nada tiene que ver con él”. Martínez, a su vez, no aceptó los cargos, pero cuando lo capturaron trató de destruir uno de los celulares que tenía en su poder.

La otra grabación es de una llamada telefónica entre alias el Costeño y una persona no identificada. Costeño le cuenta a su interlocutor que a él le ofrecieron 100 millones de pesos para que dijera que la que los había contratado para matar a Fernando Cepeda no era Silvia Gette, sino María Paulina Ceballos, la hija del rector, y esposa de Cepeda. Y que alias Chiqui, quien al parecer había recibido plata para cambiar su versión, lo amenazó.

Silvia Gette, a quien le concedieron casa por cárcel por ser madre cabeza de familia, asumió la rectoría de la universidad en 2003, luego de que murió su esposo Mario Ceballos (en octubre). El mismo año en que fue asesinado Cepeda (en agosto). 

“Gánate ese billetín y ábrete como la yuca”

     

Arcadio Martínez Don Antonio - Daniel Reina Romero/SEMANA

Don Antonio grabó este diálogo en el que un emisario de Gette le confirmaba 500 
millones para cambiar su testimonio y 500 más por enredar a Abelardo de la Espriella. Les envió la grabación a la Fiscalía y la Procuraduría. 

Don Antonio dialoga con Arcadio Martínez, quien aparece como intermediario de Silvia Gette. El diálogo es el viernes 18 de enero de 2013 y la idea era que a cambio de 500 millones de pesos él, en la indagatoria que debía rendir el lunes siguiente, tendiera un manto de duda sobre María Paulina Ceballos, la esposa del asesinado Fernando Cepeda.

ARCADIO MARTÍNEZ: De aquí al lunes ella te ha resuelto tu problema.

DON ANTONIO: Yo creo que es al domingo. Porque el lunes a las 8 am yo estaré…

A.M.: Yo le escribí antes de ayer: “yo vengo de hablar con el arquitecto ahora. Me está exigiendo el saldo de la obra. Porque el lunes tiene que reunirse para finiquitar acabados”  (Martínez se refiere al dinero que le debían dar a Don Antonio. Precisamente, a Martínez lo capturaron la semana pasada cuando iba a entregar a emisarios del jefe paramilitar 250 millones de pesos). (...) Él me dijo, yo le voy a dar a él un 25. Pero yo siempre pensé que pa’ ti eran 500. Yo nunca supe que él estaba pidiendo para ti un porcentaje. (Se refiere a un reconocido personaje que hizo la primera parte de la negociación con Don Antonio). 

D.A.: En la indagatoria yo puedo ir a aceptar cargos. Yo puedo decir que es verdad lo que está diciendo Chiqui que nosotros tuvimos una relación con esta señora (con María Paulina Ceballos, la esposa de Cepeda). (…) A la Fiscalía le queda la duda. ¿Entonces quién fue la que mandó a matar a Cepeda esta (Silvia Gette) o esta (Paulina Ceballos). Y si me preguntan: “¿Y por qué no lo había dicho antes?” ¡Ahí si me corchan!

A.M.: Y también dices he recibido visitas de Ariel Peñarredondo de parte de la oficina del doctor De la Espriella y dices que te pidió que te ratificaras en tu versión pero que no te ofreció nada, eso te da más credibilidad así. Eso te da un toque bacano. (…)

D.A:… yo lo hago, pero ahí sí toca otro tanto.

A.M.: Otro chocolate (…) Que te consiga por lo menos 50 o 100 barras más…

D.A.: No yo digo otro tanto (se refiere a los 500 millones). Ahí sí con toda la confianza lo que te había dicho, yo siembro una duda. Pero lo del señor Peñarredondo no lo puedo decir ahora, en la indagatoria. Porque la vieja (Silvia Gette) después de escucharlo dice “Ah ya lo dijo” y se relaja.

A.M.: Ella no se relaja porque hay dos temas pendientes. (…) 

D.A.: No hay forma de conseguir con esta vieja más bien una participación ahí en la universidad.

A.M.: Eso está complicado. No te enredes. 

D.A.: ¿Por qué? 

A.M.: La está interviniendo el Ministerio de Educación, esa vieja está ilíquida. 

D.A.: ¿O un par de las 200 casas que ella tiene en Barranquilla?

A.M.: Gánate ese billetín y ábrete como la yuca. (…) Se me acaba de ocurrir una idea. Tú dices esa vaina y nos ganamos la confianza de la vieja para la próxima.

D.A.: Yo no te prometo nada. Me toca hablar con el abogado mío también. (…)

D.A.: Y dígale a la señora (Gette) que la verdad ese proceso lo ha manejado muy mal. (...) Si Con Juan Carlos Rada (director de sistemas de la universidad condenado por nexos con paras) quedamos que cuando él saliera de la cárcel iba a ir donde la señora a que nos diera una ayuda. Él se desapareció. Yo esperé como tres años, este marica no apareció. Y ¡tan! (…) Hubiéramos pasado la muerte de Cepeda sin hablar de eso.  Un muerto más. Si nos preguntaban ¿por qué lo matamos?  Habríamos respondido: Sí, Cepeda lo mandamos matar… por cualquier mierda.

“Me ofreció 100 millones”

El Costeño, que admitió haber apretado el gatillo para matar al ganadero Cepeda, contó cómo le ofrecieron plata para que cambiara su testimonio contra Silvia Gette.

En un diálogo telefónico alias Costeño le cuenta a un interlocutor no identificado lo que ocurrió el día anterior en la cárcel. La conversación se da hace unas semanas, días antes de que Costeño rinda indagatoria por el asesinato del ganadero Fernando Cepeda. Costeño trata de evitar el tema porque dice que “ya lleva diez meses de estar con la palabra de Dios” y quiere olvidar todo. 

COSTEÑO: Ayer vino un grupo de hermanos de la calle (para hablar de la palabra de Dios) al Central. Del (pabellón) B fuimos 12. Me encontré en el camino a ese muchacho el Chiqui y él me estaba recordando unas palabras muy agresivas. “¿Ya usted dijo lo que iba a decir? Si te metes con mi vida personal… ya sabes ¡Tenemos problemas!”.

OTRO: ¿El Chiqui te amenazó por qué? 

C.: Yo le dije “Chiqui, Dios te bendiga mijo”. Y él decía “Costeño yo sé que tú vas para una audiencia”. 

O.: ¿El Chiqui a qué se refería?

C.: Él me ofreció un dinero para que yo inculpe a la señora de Cepeda. Eso nunca lo podría hacer porque Dios me castigaría.

O.: ¿Te ofreció plata para que tú dijeras que la señora de Cepeda es la que mandó a matar al mismo marido?

C.: ¡Así es! Y yo le dije que no puedo hacer eso.

O.: ¿Y cuánto te ofreció?

C.: 100 millones de pesos. Cosa que yo no sé de dónde saca. (…) Yo estoy aquí es para hablar de las cosas de Dios. Lo demás ya ni me interesa. Yo no puedo juzgar a nadie.

O.: ¡Pero es que esto hay que denunciarlo!

C.: Yo no quiero hablar de eso. (…) ¿Sabe que le dije a mi Diosito cuando vine acá? (Se refiere a la cárcel a la que lo trasladaron). Mi Diosito siento esto pesado. Me llevaste a Montería y ahora me trajiste para acá para que me tienten con dinero, cosa que yo no tengo. ¿Por qué lo haces, señor? ¡No me pongas trabas!

O.: ¿Y por qué Chiqui dijo que era él el que lo había matado?

C.: Yo no puedo meterme… cada cual (…). Cada homicidio que yo hice lo tengo redactado con nombre y todo. Fecha y con qué lo mate. (...) Me dolió tanto ayer que el Chiqui me haya amenazado. Yo le dije Chiqui Dios bendiga tu vida. Si no nos arrepentimos vamos a caer en las pailas del Infierno. Allá no hay salvación. Allá hay candela.

O.: ¿Te amenazó por no recibir los 100 millones?

C.: Él lo que quiere es que yo lo apoye en lo que él dijo. Pero yo no puedo echar mentiras.