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Manuela tiene 12 años y está organizando un concierto de Fonseca. | Foto: Tomado de YouTube.

CRÓNICA

Cuando el amor supera el cáncer

La historia de los pequeños Manuela y Juan Sebastián, este último que supera una leucemia, es una bocanada de esperanza en medio de la adversidad.

5 de febrero de 2016

Lo que han hecho Manuela Aragón, de 11 años –de aquí en adelante Lela–, y Juan Sebastián García, de 12 años –de aquí en adelante Juanse–, es casi imposible de describir. En octubre del 2014, la vida de estos estudiantes del Liceo Francés cambió para siempre. Así de improviso, como llegan todas las malas noticias, la profesora interrumpió la clase para anunciar que Juanse había sido diagnosticado con cáncer.

El voluntarioso volante del equipo de fútbol del colegio, el aplicado estudiante, tenía que detener la marcha. Juanse tenía leucemia. La noticia, relata Carolina, madre de Lela, fue devastadora para ella. “Lloró durante un mes sin parar. No entendía cómo su mejor amigo podía tener esa enfermedad, ni “quien se la había contagiado”, y lo peor, temía perderlo”.

Juanse no tuvo tiempo para lamentos. Gracias al diagnóstico temprano tuvo la oportunidad de luchar mano a mano con la enfermedad. Lo que vino fue una muestra de valentía. Más bien, una lección de esperanza y amor. Durante el primer mes de tratamiento, Lela perdió el brillo de sus ojos. De pronto, su mejor amigo, con el que competía por los primeros puestos de la clase, aquel inseparable compañero de puesto, no estaba. Permanecía recluido en una fría clínica batallando por superar un monstruo que nadie vio venir.

Pero los niños, a diferencia de muchos adultos, no les temen a los monstruos. “Los niños –dice Lela en un video con esa sonrisa que puede derretir el más frío de los corazones– no están enfermos de miedo, como todos los grandes”. Un mes después del diagnóstico, la menor fue, como de costumbre, a su clase de canto. Ese día llevaba al estudio una canción que quería dedicarle a Juanse. “Cantarla fue muy difícil”, relata Carolina.

Su profesora estaba tan conmovida por lo que acababa de hacer Lela, que se sentó a hablar con ella y le dijo: “Lela, está muy bien que llores y que saques todo ese dolor que llevas dentro, pero esto no lo va a ayudar a sanarse. Si realmente quieres a tu amigo, debes hacer algo para mantenerlo distraído de su enfermedad y eso le ayudará a salir adelante. Recuerda que el amor y la música sanan”.

Lela, como todos los niños, se tomó literal el consejo de su profesora y se puso en acción. Luego de mucho pensar en cómo podía mantener distraído a su amigo, se propuso la misión de llenarlo de sorpresas hasta que estuviera sano, y liberarlo de la carga de llevar una leucemia. Forró en papel de colores una caja de zapatos, escogió uno a uno cada detalle y, en bolsitas de tul, los empacó. Se trataba de regalos simbólicos que representaban algo que ella quería que a su amigo no le faltara.

“Eran 10 detalles. Una piedrita para darte mucha fuerza; una pluma para que te haga cosquillas cuando estés triste; una almohadita para que le des puños cuando sientas rabia; una estampita de la Virgen para que tu segunda madre esté siempre contigo”…

Esta ‘Caja de tesoros’ llegó a la clínica acompañada de una lista de instrucciones, pues era un tesoro para cada día. Luis García, padre de Juanse, lo cuenta con emoción. El gesto de Lela todavía conmueve. Son pocas las palabras que pueden describir ese acto de fe, ese acto de inocencia que, al final, resultó más efectivo que cualquier quimioterapia.

La cruzada

Los diez días pasaron y Lela tenía un as bajo la manga. Tenía una sorpresa más. “A mi hija se le ocurrió hacerle un video a Juanse. Pero no un video cualquiera. Ella quería que figuras del deporte, la política y los medios lo saludaran y le enviaran un mensaje de aliento”. Lo que vino después sólo cabe en la imaginación y la inocencia de una niña que no le tiene miedo a soñar.

Una noche, bien entrada la madrugada, Lela irrumpió en el cuarto de su mamá. “Mami, James Rodríguez tiene que estar porque él es el ídolo de Juan desde antes de que fuera famoso. Pero si está James, tenemos que conseguir a Ospina, a Cuadrado, a Yepes. Mami, pero también tiene que haber muchos cantantes porque a mí me gusta la música ¡y él sabe que ese es mi sueño! Tenemos que tener a Fonseca, Carlos Vives, Andrés Cepeda… Mami, ¿cómo se llama ese señor que oyes por la mañana en la radio, Julio Sánchez Cristo?”

En medio de la descripción del selecto listado, Carolina, aún adormecida, interrumpió para recordarle a su hija que ella no tenía contacto con estas personas. “Fresca, mami, yo hablé con Dios, y estoy segura de que me va a ayudar”, dijo la menor.

En tan solo tres días llegaron más de cien mensajes de personalidades de Colombia y el exterior. Todos enviaron mensajes de aliento, amor y oraciones por Juanse. “Yo no podía creer lo que había logrado Lela, desde su ingenuidad y su amor. Pero sobre todo, desde su fe”, afirma Carolina.

Cuando llegó el mensaje de James Rodríguez todo fue euforia. Hasta el presidente Santos envió sus palabras. Era tiempo de editar. En un video que se puede ver en YouTube.

El domingo 30 de noviembre del 2014, Lela llegó con su nueva sorpresa para mantener ocupada la mente de Juan. Eran las 5 de la tarde. El cansancio de estar en un hospital por más de 30 días era evidente. “Se trataba de un video, cuenta Luis, padre de Juanse, que contenía grandes sorpresas. Lela logró lo imposible: más de 92 mensajes de apoyo para Juan Sebastián. Personajes de la política, la farándula, el deporte, la música, el periodismo y personas del común, que en un gesto de generosidad le enviaron mensajes de apoyo para que superara las dificultades de salud”.

Victoria

El fútbol es la pasión del pequeño Juanse. Pero las circunstancias lo obligaron a tomar un receso de la actividad. Lejos de ser un motivo de tristeza, se convirtió en una oportunidad para explorar un nuevo mundo: el de la música. Los padres del niño le llevaron una organeta para que “pasara el tiempo”. La dedicación, y sobre todo la disciplina de Juan, lo convertiría en poco tiempo en un talentoso pianista.

Lo que siguió raya en la épica. Juanse y Lela formaron un dúo. Manuela adora cantar y encontró en su compañero el mejor acompañante. La profesora de música del Liceo Francés insistió para que participaran en el concurso de ‘Jóvenes talentos’ que se realiza cada año. Ensayaron juntos varias veces en la clínica. “Lela llegaba del colegio y sin importar sus ganas de jugar, se iba a visitar a su amigo, incluso los fines de semana”. Decidieron presentarse con la canción que ella le grabó en el estudio y que le dedicó con tanto amor.

Quienes estuvieron en ese teatro, aquella tarde de marzo, no tienen palabras para narrar lo que vivieron. Es que no existen palabras, o al menos no se las han inventado, para describir tanta alegría. Juanse y Manuela, más que interpretar una canción, dieron una lección de vida. Una lección de fortaleza ante la adversidad. Juanse y Manuela no ganaron un concurso de talentos. Juanse y Manuela vencieron el monstruo con fe e inocencia.

Los médicos que tratan al pequeño Juan Sebastián García siguen sorprendidos. La recuperación del pequeño fue meteórica. Los especialistas no dudan en señalar que mucho tienen que ver las muestras de afecto y cariño que recibió durante el tratamiento. Los reportes médicos son alentadores.

Mientras tanto, la pequeña Manuela dirige una nueva cruzada. A sus 11 años es la organizadora del concierto ‘Fonseca de colores, amor por un sueño’. Sí, no es una figura simbólica. Manuela Aragón organiza todos los detalles de esta presentación que incluye la Orquesta Sinfónica de Bogotá. Y ahí va la historia de Lela y Juanse, que seguramente tendrá muchos capítulos más, pues estos niños no paran de soñar. Sobra decir que Lela volvió a charlar con Dios y contrató un nuevo ejército de ángeles para que el concierto sea un éxito.