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| Foto: Archivo SEMANA

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“Si las FARC no abren el acuerdo, no hay nada que hacer”

La canciller María Ángela Holguín exige a los voceros del No la lista de sus reparos a lo pactado en La Habana. Advierte que el tema de la cárcel para los jefes guerrilleros y la participación política no serán fáciles de modificar.

4 de octubre de 2016

La ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, no saldrá del Gobierno. Como los demás miembros del gabinete, sólo se puso a disposición del presidente Juan Manuel Santos para lo que el mandatario considere. No hubo renuncias protocolarias. Por el contrario, el jefe de Estado le asignó una nueva misión, la de adelantar los diálogos con el Centro Democrático, principal promotor del No que ganó en el plebiscito, y buscar consensos para salvar el Acuerdo Final, firmado con las FARC, para poner fin al conflicto. No lo hará sola. Humberto de la Calle y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, la acompañarán en ese reto.

El lunes, después de que Santos designó sus negociadores, Villegas fue el encargado de hacer las primeras llamadas. Se comunicó con Óscar Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo, dos de los tres voceros del uribismo, para fijar la primera reunión y allí definir la metodología de este diálogo, que para el Gobierno no se puede prolongar por meses ni años, ni mucho menos llegar al 2018 sin consenso alguno. Sería “grave” para la estabilidad del país y para el propio proceso de paz.

La respuesta del uribismo a los primeros llamados de Villegas fue voluntad de diálogo, pero lo mejor era esperar a que regresara al país el jefe negociador, Humberto de la Calle, quien precisamente se encuentra en La Habana junto a Sergio Jaramillo, dialogando con los negociadores de las FARC.

Pero ese no ha sido el único obstáculo para la primera reunión. Álvaro Uribe dice que el Gobierno no sólo debe dialogar con los tres voceros del uribismo (Iván Duque es el tercero), también con otros sectores del No, por ejemplo el expresidente Andrés Pastrana, el exprocurador Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez y Jaime Castro. El Gobierno dice que si la campaña del No fue tan ordenada, basta que los tres voceros del Centro Democrático transmitan los reparos al acuerdo de La Habana.

Y el tercer obstáculo es el que se observa más complejo. El lunes, en el Senado, Álvaro Uribe le preguntó al presidente de la República que si tras el mandato del plebiscito, en el que el 51 % de los votos se expresó por no apoyar los acuerdos, “¿está dispuesto a corregir los puntos en los que ciudadanos del No expresamos preocupaciones?”

Para Uribe la respuesta es crucial de cara al Diálogo Nacional por la Paz. Más aún con las recientes declaraciones de voceros de las FARC como el propio Rodrigo Londoño o el negociador Iván Márquez, en las que no dan señales de estar dispuestos a modificar el contenido del Acuerdo Especial de La Habana.
 
La ministra Holguín resolvió este martes la pregunta. Reiteró la disposición del presidente Juan Manuel Santos de “oír” a los ciudadanos que votaron por el No, pidió el listado de los puntos donde hay insatisfacción con el acuerdo, y la comisión que integra se encargaría de resolver dudas y preocupaciones. Pero renegociar el acuerdo “no es una decisión del Gobierno, es una decisión de las FARC”, advirtió.

La canciller aclaró que ya no es responsabilidad del Gobierno, que culminó su tarea el pasado 26 de septiembre cuando se firmó el documento en Cartagena. Y aunque insistió en que el balón está en el terreno de las FARC, aclaró que así como el Gobierno, la guerrilla también tiene sus líneas rojas.

Entonces, ¿qué pasa si las FARC no aceptan modificar el texto, como lo advirtieron Carlos Antonio Losada e Iván Márquez? La canciller no tiene otra respuesta. “Si las FARC no renegocian el acuerdo, no hay nada que hacer. Todo vuelve a como estaba antes”.

Uno de los principales puntos que el No pide “corregir” es el de la justicia transicional. El uribismo y los demás promotores coinciden en que la sanción penal para jefes guerrilleros y autores de delitos de lesa humanidad debe ser la cárcel para no reproducir nuevas violencias.

La ministra Holguín confiesa que este punto es bastante difícil. “Es un tema que se discutió mucho, la comisión de juristas del Gobierno así lo hizo. Se acordó la restricción efectiva de la libertad, pero cárcel no”. Sus palabras advierten que las FARC no cruzarían esa, una de sus líneas rojas.

Se advierte que esta nueva Mesa de Negociaciones, la de las fuerzas políticas, será compleja. La canciller pide que le envíen un listado de propuestas y observaciones. “Esto no puede durar meses, el Centro Democrático debe tener muy claras sus observaciones, que nos las transmita”. De momento, no hay noticias sobre la primera reunión del Gobierno y los voceros del No.

El otro frente de la ministra, las Relaciones Exteriores, por el momento, no supone un dolor de cabeza para el Gobierno. Por lo menos así lo asegura Holguín. Tras los resultados del plebiscito atendió llamadas de cancilleres de Europa y del Departamento de Estado de Estados Unidos. Coincidieron en respaldar al Gobierno en la búsqueda de la paz, aunque expresaron su extrañeza por la decisión mayoritaria en las urnas.

Pero en el campo internacional también hay dudas. La canciller informó que el Fondo de cooperación europeo para el posconflicto se congeló. Y sobre la misión de la ONU en Colombia dijo que como el cese del fuego se mantiene, también seguirá la presencia de Naciones Unidas para verificar el cumplimiento de dicha tregua. Sin embargo, admite que no será por tiempo indefinido, pues la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU habla de la verificación del acuerdo de paz, acuerdo que en la práctica no existe, pues no fue refrendado en el plebiscito. La incertidumbre está lejos de despejarse.