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Marta Lucía Ramírez negó la existencia de un acuerdo con España. | Foto: Archivo SEMANA

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De vuelta a escena: el debate en torno al Galeón San José

El canciller español afirmó que se habría concretado un acuerdo con Colombia para extraer del fondo marino la valiosa antigüedad y que los hallazgos serían repartidos de manera amistosa. Pocas horas después, Marta Lucía Ramírez desmintió que ello fuera así. Breve recuento del caso.

13 de diciembre de 2018

Este miércoles el caso del Galeón San José volvió a aparecer en escena. Luego de unos meses fuera de la esfera de la opinión pública, la hundida embarcación volvió a ser noticia por un pronunciamiento de Josep Borrell, el ministro de relaciones exteriores de España.

Según informó el portal abc.es, Borrell afirmó que el gobierno español ya tenía “un principio de acuerdo con Colombia para excavar el galeón San José”, todavía sin sustanciar completamente, que se habría empezado a dialogar durante la última Cumbre Iberoamericana llevado a cabo en Guatemala.

“Fuentes cercanas al ministro han explicado que dicho principio de acuerdo sería un compromiso de buenas intenciones que pactaron la vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez, encargada por el presidente Iván Duque para los asuntos del galeón, y Josep Borrell durante una reunión privada que mantuvieron en el entorno de la citada Cumbre”, afirmó el medio.

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El canciller español en su intervención durante el Foro ABC dijo que, con Ramírez, “se ha conseguido un principio de acuerdo por el cual no se va a efectuar el proyecto con concesión a empresas privadas. Nosotros proponemos un consorcio entre Colombia y España para que nuestros científicos lo hagan conjuntamente”.

Además, informó que España aportaría su tecnología submarina y que se repartirían “amigablemente las consecuencias históricas y culturales del hallazgo y hablaremos del futuro de lo que nos encontremos”. Sumado a ello, expresó que la solución obtenida entre ambos estados sería satisfactoria y que se mantendría el respeto a los casi 600 marinos que fallecieron cuando el barco naugrafó.

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Horas después, Marta Lucía Ramírez, quien es la abanderada en el caso por parte del gobierno Duque, salió a desmentir lo afirmado por Borrell. “A raíz de todas las especulaciones que han surgido el día de hoy, queremos decir que en relación con el Galeón San José nada ha cambiado”, afirmó Ramírez.  

Según la vicepresidenta, el gobierno español realizó una oferta de “hacer unos planteamientos”. Pero fue clara en que ni la propuesta ni la respuesta a la misma han sido brindadas de manera oficial. “Una vez que conozcamos esa propuesta la tendremos en cuenta como una de los elementos de juicio para la decisión que se tome”, afirmó.

En este momento “no hay absolutamente ningún acuerdo con nadie”. En palabras de la exministra de defensa, si bien lo dicho por el ministro de España responde al interés que ese país ha demostrado durante años, “no se ha hablado nada de compartir”. Eso sí, dejó en claro que el gobierno colombiano tiene puesto el mayor de los intereses en el Galeón y una gran disposición para trabajar con España.

Además, afirmó que el proceso para adjudicar el contrato cuyo fin es  extraer el barco mediante una Alianza Público-Privada (APP), que empezó a tramitarse durante el gobierno Santos, sigue suspendida.

Una vez la vicepresidenta se pronunció, siendo casi media noche  en territorio español, el diario ABC calificó lo dicho por Borrell como un “patinazo”.

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Un poco de contexto

¿Cómo se hundió?

El tesoro hundido en 1708 es la plata que se quedó esperando Felipe V de España cuando estaba en pleno fragor la guerra de Sucesión. Hacía 6 años que de sus colonias españolas no le llegaba un peso y el viaje de regreso del San José, repleto de las riquezas acumuladas en ese tiempo, era la gran inyección económica con que contaba para mantenerse en buen pie de guerra.

Pero para los ingleses, el bando contrario, aquella perspectiva era inquietante. De manera que llenaron el Caribe de navíos, con el ánimo de impedir que llegaran a España los galeones. Se desparramaron 12 navíos ingleses por los sitios estratégicos que calcularon deberían cruzar las naves españolas y estuvieron a la espera.

Cuenta la historia del San José, reconstruida por especialistas como Eugene Lyon, que por cada baúl de tesoros se cargaban otros dos con piedras y sólo el capitán del San José y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían a ciencia cierta el detalle de la carga del poderoso galeón, cuyo cuaderno de bitácora se conserva en Sevilla y ha sido copiado por quienes se interesan en el rescate, básicamente en lo relacionado con el contenido de la nave.

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Además de ello, en el barco iban las pertenencias de quienes viajaban en la embarcación (dentro de los cuales había familiares de Perú). El galeón zarpó acompañado de una flotilla de 20 naves y con buen tiempo, por lo menos lo suficientemente despejado para que sus 66 cañones pudieran apuntar con precisión en caso de necesidad. Pero no fue suficiente. Un cañonazo inglés fue directo a la base inferior del barco haciendo un enorme orificio. Lo que lo llevó a hundirse, hacia las 5 de la tarde.

En pocas palabras, el barco de origen español llevaba riqueza (alrededor de 200 toneladas de oro, plata, esmeraldas, entre otras riquezas, cuyo valor se estima entre 5.000 y 10.000 millones de dólares) proveniente de lo que ahora es Perú, y en la batalla contra los ingleses se hundió en actuales aguas colombianas.

La discusión con SSA

En 1982 la empresa Glocca Morra Company, tras hacer varias exploraciones en el Caribe, denunció ante la Dimar haber encontrado unos restos que parecían ser del San José.

Un par de años después la Glocca le cedió sus derechos a la firma Sea Search Armada (SSA) y esta inició un pleito jurídico contra Colombia para definir a quién pertenecía el tesoro.

Al comienzo, en teoría Glocca recibiría el 50% de lo hallado. Sin embargo, luego de esa movida, el entonces presidente Belisario Betancur decretó que SSA ya no tenía derecho a la mitad de la carga sino al 5%, lo que llevó a la empresa a demandar al Estado para exigir la mitad a la que creía tener derecho.

Esa pelea, que se paseó por casi 20 años en juzgados, tribunales y hasta en la Corte Constitucional, terminó en el 2007 cuando la Corte Suprema de Justicia determinó que la SSA sí tenía derecho a la mitad, pero no de toda la carga, sino de lo que no fuera patrimonio de los colombianos.

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Con ese revés, que bajaba sustancialmente sus pretensiones, la empresa buscadora de tesoros demandó en el 2010 en Estados Unidos al gobierno de Colombia para que la indemnizara y le pagara ya no la mitad, sino la totalidad de la carga. En el 2011, la Corte del Distrito de Columbia falló en primera instancia a favor del país y rechazó todas las pretensiones del demandante; y el 8 de abril del 2013 Colombia ganó la batalla definitiva cuando la corte de apelaciones de Washington D. C. le dio la razón.

Algunos han afirmado incluso que las coordenadas que se volvieron el argumento fuerte de SSA para reclamar se encontraban muy lejos del lugar donde hace 3 años se encontró el verdadero Galeón.

La disputa con España

En el 2014 Juan Manuel Santos recibió un regalo del historiador y antropólogo Roger Dooley en el que le entregaba las coordenadas donde aproximadamente se encontraba el tesoro.

Se trataba de un mapa antiguo del Caribe colombiano en el que aparecía la ubicación secreta del San José. Al principio nadie tomó en serio el regalo, pero después el Ministerio de Cultura y el Icanh se reunieron con el equipo de Dooley quien trajo documentos nunca antes conocidos de los archivos de La Habana, Jamaica y España. El lugar del naufragio aparecía como una isla que no existía.

Desde entonces, el rescate se convirtió en una disputa con varios capítulos entre Colombia, España y varios países de la Unesco.

El punto de vista español para entonces consideró al San José y toda su carga parte de su patrimonio. Para justificar esa postura ha recurrido a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001, promovida por la Unesco y ratificada por España, Francia, Italia, Argentina, Panamá, México y 41 países más. Colombia no forma parte de ese instrumento multilateral, al igual que Estados Unidos, Rusia, China y el Reino Unido.

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Pese a que muchos de los conceptos patrimoniales de la Unesco son similares a los que están en la Constitución y en las leyes nacionales, Colombia no acepta esa Convención porque contiene algunos elementos sobre delimitación y soberanía referidos a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 que Colombia tampoco ha suscrito. Precisamente, en esta última se plantea que las naves de Estado en misión militar tendrán inmunidad, incluso si se encuentran sumergidas. Ese concepto es precisamente el que España ha esgrimido para plantear sus pretensiones sobre el San José.

Sumado a ello, una de las diferencias con la Unesco y los países que han firmado la convención es que la ley colombiana abre la posibilidad de que una parte de lo recuperado, que no sea considerado patrimonio de la Nación, pueda ser vendido para pagar la operación de rescate, conservación de ese patrimonio y creación de un nuevo museo. Lo poco que se ha podido saber es que el gobierno habría acordado darle una parte pequeña a la empresa que va a trabajar de la mano con la Armada y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh). Pero algunos expertos han dicho que así la ley lo permita no será nada fácil que esto ocurra o que el gobierno termine por subastar monedas antiguas.

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El anuncio de una APP para rescatar el tesoro

Para 2017, Santos dio a conocer que el mecanismo para sacar a flote a la valiosa embarcación se ejecutaría a través de una APP de origen privado, a cargo de una empresa extranjera. E inició el proceso de licitación para otorgar el contrato.

La favorita era la empresa Maritime Archaeology Consulting Switzerland AG, pues durante 3 años brindó trabajos técnicos y científicos, entregó la información y financió los 6,1 millones de dólares que costaron los trabajos que realizó con apoyo de la Armada, el Ministerio de Cultura y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icahn). También estructuró la APP durante tres años.

Pero por ser un proceso público cualquiera podía presentarse.

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La razón por la que Duque recibió el chicharrón

Todo iba viento en popa y el proceso de contratación estatal estaba en su recta final. Pero pocos días antes de que Santos terminara su paso por la Casa de Nariño tuvo que suspender el proceso por solicitud de medidas cautelares para impedir la adjudicación del contrato de rescate del galeón por considerar que era una amenaza para los derechos de los colombianos, interpuesta por un ciudadano.

El expresidente aseguró que en el proceso habían intervenido personas con intereses particulares por lo que este se dilató. “Este es un logro que hubiese querido dejar firmado en mi gobierno”, dijo. Así, dejó en manos de Duque la adjudicación del proyecto. “Hoy es la fecha de cierre y la posible adjudicación de la alianza público privada y el tribunal no se ha pronunciado”, aseguró el 23 de julio de este año. “El sitio está completo, nadie hasta la fecha tiene acceso a él”, dijo.

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Según el exmandatario, la decisión fue tomada pensando en la seguridad jurídica de todos los sujetos. “Nos sentimos muy orgullosos de este paso que hemos dado en la historia del San José”, expresó el presidente al finalizar su comunicado.

El 3 de agosto, con tan solo 4 días más como presidente, reactivó el proceso de contratación ya que quedó en firme una decisión judicial del Tribunal Administrativo de Cundinamarca que denegó la mencionada petición. Si bien la licitación volvió a su rumbo, que para el gobierno Santos podría haber sido dada a Maritime Archaeology Consultants Switzerland AG, el final de su camino está ahora en manos del gobierno Duque, de quien depende finalmente adjudicarla.