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¿Quién es el Ñoño Elías?

Quién es, de dónde viene y a dónde podría llegar el primer senador arrestado por el escándalo de Odebrecht.

12 de agosto de 2017

En el departamento de Córdoba el diccionario se equivoca por entero al definir ñoño como “alguien sumamente apocado y de corto ingenio”. En la tierra del joven político Bernardo Miguel Elías Vidal, él mismo se ha encargado de que todo el mundo comprenda que ñoño es justamente lo contrario: alguien arrolladoramente carismático, con intuición aguda y cálculos certeros. A Bernardo ‘Ñoño’ Elías nadie en su comarca lo llama ‘doctor’, ni ‘senador’, ni mucho menos Elías. Toda la gente le dice Ñoño, a secas. Ni más ni menos.

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Sahagún, al nororiente del departamento, es un pueblo de 80.000 habitantes con la doble fama de ser el municipio que más congresistas ha producido en la historia republicana del país, y el que registra menor abstención. En Sahagún la política es parte del aire, y el Ñoño proviene de esa cuna. De lejos es el personaje más popular, ya no solo en el municipio sino en todo el departamento, y su fórmula es ser uno más. Por las calles de su pueblo anda en pantalones cortos y chanclas, su muletilla es “pa’lante” e hizo de su apodo un fervor político, la ñoñomanía. Al Ñoño le bastó una primera aspiración –en 2006– para saltar de la provincia al Congreso. Sin hacer ningún pinito llegó a la Cámara de Representantes con 40.000 votos, al siguiente periodo escaló al Senado incrementando su bolsa a 74.000 votos, y en las elecciones de 2014 confirmó su vertiginoso acenso doblando su fortín a 140.000 sufragios.

Hay dos Ñoños, el ser mundano y el animal político. El primero es un hombre joven, afable, graduado de ingeniero y con un corazón que oscila entre el gusto por el vallenato y la pasión por el fútbol. Se casó ofreciendo una parranda abierta para todo el pueblo. Es padre de familia, tiene una pareja de “mellas” y otra hija de brazos. El Ñoño político es hijo del excongresista Bernardo Elías Nader y sobrino de Jorge Ramón Elías, el Viejo Joche, expresidente del Congreso y condenado por el proceso 8.000. El hoy senador Elías tuvo por padrino en la pila del bautizo al expresidente Julio César Turbay, y su hermana mayor se llama Nydia Carmiña Elías en guiño a la exesposa del expresidente, doña Nydia Quintero. El parlamentario celebró su matrimonio, por segunda vez, con una exclusiva fiesta en Cartagena a la que acudieron solo invitados especiales. Además es cuñado del exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons –casado con Jhoana Elías–, y quien tiene cuentas pendientes con la justicia por al menos 20 cargos.

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Pero en Córdoba nadie cuestiona esos nexos. Más bien todo el mundo reconoce al Ñoño Elías como el responsable de las principales obras, la mayoría en su natal Sahagún, donde han construido parques, ciclorrutas, plaza de mercado, el terminal de transporte y el acueducto. Todo gracias a la ñoñomanía. “Al pueblo lo único que falta es que le hagan segundo piso”, anota un habitante.

El fenómeno político es celebrado por la gente del común y por los principales exponentes del vallenato. Peter Manjarrés en su disco Imbatible grabó este mensaje cantado: “¡En Córdoba el que está imbatible es mi compadre el Ñoño Elías!”. Y en un concierto en vivo –cuyo video corre como pólvora en YouTube– Silvestre Dangond lo saluda así: “Compadre Ñoño Elías, yo porque no me meto en política, ni me voy a meter jamás (…) pero mi gusto fuera votar por usted. Por la noñomanía, apoyo la ñoñomanía cien por ciento”. Seguramente pensando en los jóvenes que por sobre el vallenato prefieren el reguetón, el senador también se ha cuidado de animar sus campañas con jingles cargados de retahílas pegajosas en clave reguetonera. Y son famosas las fiestas en los barrios populares auspiciadas por la ñoñomanía.

Al fervor musical se suma la pasión futbolera. El senador creó la Liga Ñ de fútbol, y se le adjudica la construcción de un bello estadio con capacidad para 9.000 espectadores, inaugurado hace apenas un mes con la presencia del presidente Santos. Al final de cada torneo el Ñoño es el encargado de entregar el trofeo y el cheque al equipo ganador.

Por todo ello, no pocos auguraban que el senador Elías era un político con más futuro que pasado. Su agudeza también se recuerda en los pasillos del Capitolio donde les repitió a los más altos funcionarios del gobierno y al propio presidente Santos su consejo frente al riesgo de perder el plebiscito por la paz en 2016 por cuenta de la feroz oposición. “Para matar al ratón hay que sacar el cañón”, insistía el senador. “El gobierno no le paró bolas y ya sabemos qué pasó”, dice un congresista.

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Pero a la fulgurante carrera del Ñoño Elías se le acaba de atravesar una orden de captura de la Corte Suprema de Justicia. El senador deberá responder por las acusaciones que le hace la garganta profunda del escándalo Odebrecht, el también exsenador Otto Bula, quien sostiene, pagarés en mano, que el Ñoño en la repartija de las coimas se quedó con el 2 por ciento de la tajada, lo que en plata blanca se acerca a 32.000 millones de pesos.

Desde febrero pasado la Fiscalía trasladó a la Corte Suprema de Justicia un expediente derivado de Odebrecht que comprometía al senador Elías. Y hace dos semanas el ente investigador reforzó el sumario con un nuevo traslado. “Esto es solo un impase, pal’ante”, dijo el Ñoño. Pero su captura y los delicados cargos por los que se le sindica evidencian que el impase puede truncar su carrera. La corte avanza sobre la sospecha de que el senador está implicado en los delitos de lavado de activos, concierto para delinquir agravado, cohecho propio, tráfico de influencias e interés indebido en la celebración de contratos. Una colección de cargos que fácilmente pueden significarle 20 años de prisión.

Que la Corte Suprema haya decidido capturar al Ñoño para adelantar la diligencia de indagatoria es en sí mismo un mensaje de lo delicado de la situación. Bien podría haber continuado el proceso sin privarlo de la libertad, pero no optó por ello. Para el tribunal las afirmaciones y documentos que aportó Otto Bula tienen “seriedad y consistencia probatoria”, según se lee en el auto que ordena la captura del senador. El Ñoño dijo pa’ lante, y la corte le respondió pa’dentro.