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| Foto: SEMANA

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Simón Trinidad se acogería a la Justicia Especial para la Paz

El guerrillero habría aceptado cooperar sobre cualquier crimen de guerra que pudo haber cometido durante sus años en la insurgencia.

25 de octubre de 2017

Una de las figuras más prominentes de la guerrilla colombiana se ha sumado a los esfuerzos de reconciliación en su país a pesar de estar recluido en una cárcel de máxima seguridad de Colorado y con pocas posibilidades inmediatas de volver a casa, en donde miles de ex combatientes fueron indultados por crímenes de guerra similares.

Dos funcionarios colombianos señalaron que una misión diplomática se reunió con Ricardo Palmera en la prisión federal de máxima seguridad y que el acusado ayudó a cooperar con un punto vital del acuerdo de paz: la instalación de tribunales especiales de paz para buscar justicia para los millones de víctimas que dejó el conflicto de medio siglo en Colombia.

En presencia de los diplomáticos, Palmera firmó un documento en el que accedía a testificar ante autoridades judiciales sobre cualquier crimen de guerra que pudo haber cometido. Los funcionarios, que no estuvieron en la reunión, hablaron bajo condición de anonimato debido a que no contaban con autorización para discutir un caso de tal delicadeza política.

Durante años, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) han exigido al gobierno estadounidense la liberación de Palmera, mejor conocido por su nombre de guerra Simón Trinidad, como parte de los esfuerzos de Estados Unidos para respaldar el acuerdo de paz del año pasado.

El presidente Juan Manuel Santos también ha solicitado la repatriación de Palmera, pero las autoridades estadounidenses no han dado indicios de una posible liberación. Palmera, de 67 años, cumple una sentencia de 60 años de edad por la captura de tres contratistas estadounidenses de defensa, que fueron retenidos por las FARC durante cinco años hace una década.

Cientos de excombatientes acusados o condenados de graves crímenes de guerra han sido excarcelados en Colombia después de firmar compromisos similares. Bajo los términos del acuerdo de paz, rebeldes, miembros del ejército y defensores civiles de los grupos armados ilegales no irían a prisión si confiesan su involucramiento en los abusos de derechos humanos y trabajan en proyectos sociales para compensar a sus víctimas.

No está claro si cualquier declaración de Palmera sobre sus acciones en Colombia pudiera afectar su situación legal en Estados Unidos.

Nacido de una acaudalada familia ganadera e hijo de un senador, Palmera fue un inusual recluta para las Farc, que cuentan con una base campesina, y era visto más como un ideólogo que como un líder de combate.

Su extradición y condena en Estados Unidos son criticadas desde hace tiempo por izquierdistas, y lo describen como un chivo expiatorio y un símbolo de lo que consideran es una importante injerencia de Estados Unidos en el conflicto colombiano.

Cuando comenzaron las negociaciones de paz en Cuba en 2012, el grupo rebelde lo nombró uno de sus cinco negociadores principales, dejando un asiento vació y colocando una imagen de tamaño natural para llamar la atención sobre su encarcelamiento.

Palmera fue extraditado hacia Estados Unidos en 2004 y condenado por el cargo de confabulación en el secuestro de los tres estadounidenses. Fue sentenciado a un máximo de 60 años, aunque no fue condenado de acusaciones más graves como toma de rehenes, terrorismo y narcotráfico. Los estadounidenses fueron rescatados en 2008.