Home

Nación

Artículo

SIN QUERER QUERIENDO

El proyecto de amnistía llega al momento de su culminación en medio del escepticismo y el desgano

6 de diciembre de 1982

El país mira desconcertado los últimos pasos de la amnistía, y hay quienes empiezan a temer por su suerte ya que habría indicios de que, a pesar de que se vote favorablemente en el Congreso, podría quedar reducida a la letra muerta de un decreto meramente formal.
El ausentismo casi total en el parlamento durante las últimas sesiones del debate tiene que ver con la dosis de descreimiento y apatía que domina.
El ministro de Defensa planteó extensivamente sus reticencias, no sin antes enfatizar que, fuera como fuera, las Fuerzas Armadas estaban en favor de la amnistía. Landazábal reiteró una vez más que son los problemas sociales la causa última de la subversión, y que ésta seguirá en pie mientras el gobierno no los solucione. Expresó, además, reservas sobre la seriedad de un compromiso de mantener la paz por parte de grupos guerrilleros que al mismo tiempo manifiestan que no entregarán las armas. En la parte más enérgica de su planteamiento, el general llegó a afirmar que las concesiones que "la autoridad política" hace a los grupos alzados en armas --sucesivos levantamientos del estado de sitio, amnistías, etc.-- han sido las causantes de que no se haya logrado "la liquidación y erradicación total del conflicto, pues les suministra oxígeno antes de que las Fuerzas Armadas logren la victoria militar definitiva".
Por su parte, la Dirección Nacional Liberal ha planteado su posición en términos de que vota a favor, pero no se compromete, pues "la amnistía es responsabilidad exclusiva del gobierno". Detrás de esto parecen aflorar dudas sobre si la amnistía, planteada en los términos en que la ha concebido el presidente, permitirá garantizar el orden público, al dejar inciertas determinadas exigencias como la de la entrega de las armas.
El Nuevo Liberalismo, a través del representante Silvio Mejía, expresó una duda similar a la de Landazábal: si la violencia se produce por los problemas sociales, ¿qué medidas para erradicarlos propone el gobierno para que complementen la amnistía?
La actividad armada sostenida e incluso ostentosamente incrementada por parte de la guerrilla --particularmente del M-19-- en los días pasados, parece haber sido el detonante que ha enfriado la euforia inicial que suscitó el proyecto y que ha despertado las múltiples expresiones de reserva, y la lavada de manos de la mayoría de los que lo votarán.
DESDE EL OTRO LADO
Rompiendo su costumbre de mantenerse hermético, el general Gustavo Matamoros delineó el problema en entrevista para Caracol en los siguientes términos: "Desafortunadamente hay una serie de subversivos que no quieren acogerse al beneficio de la amnistía por todas las demostraciones que han venido haciendo durante estos días, como en el caso de Chía".
¿Cómo se interpreta el golpe múltiple en Chía, el de Popayán y otros menores?
Las personas que asaltaron los tres bancos en Chía, presentaron abundante evidencia de que pertenecían al M-19. Esto se ratificó posteriormente en Bogotá y en Cali, cuando en el entierro de los muertos en el asalto, se presentaron sorpresivamente comandos de esta organización para reivindicar sus muertos y ratificar su responsabilidad en la acción. Si estos indicios son falsos ¿por qué el M-19 no los desmiente? Un miembro de su comando político Ramiro Lucio, lo hizo por radio, afirmando que se trataría de delincuentes comunes, explicación que no sonaba demasiado convincente si se tiene en cuenta que 40 delincuentes tan organizados y fuertemente armados no se ven desde los tiempos de Alí Babá y sus 40 ladrones.
Interrogado por SEMANA, el propio Lucio rectificó su juicio, que dejaba a los participantes en el golpe que habían caído presos por fuera de cualquier protección que pudiera darles la amnistía, al negarles vinculación alguna con el grupo político. Según Lucio, se habría tratado de una equivocación de su parte.
Si los autores sí son del M-19, ¿cómo se explica la ambiguedad en el comportamiento de este grupo? ¿Están divididos, con un sector a favor y otro en contra de la amnistía? ¿La actividad de los miembros de base se sale del control de la dirección política?
Otra variante que puede barajarse es que la posición de la dirección del movimiento es tan ambigua, que da lugar a una conducta dual por parte de la organización. Por un lado, acogen el proyecto, porque opinan que nunca hubo uno tan amplio, pero por otro, ven que éste es sólo una solución parcial que deja intactos los problemas sociales. En este sentido plantean el problema --viéndolo desde el otro lado de la barrera- en términos similares a los del general Landazábal.
El ideólogo Andrés Almarales le expresó a SEMANA su falta de fe en la posibilidad de que cuajara la amnistía por la negativa del gobierno de revertir la situación de represión. Que el grupo se niegue a entregar las armas podría explicarse como expresión de esta política: por un lado legalizarse y por otro cubrirse las espaldas ante eventuales reveses. A esta ambiguedad del M-19 se suma el hecho de que la respuesta que dan las FARC sigue siendo un enigma y que otros grupos como el ELN y el ADO han dicho taxativamente que no aceptan la amnistía.
Todos estos factores explicarían por qué el proyecto actualmente más importante del gobierno, llega al momento de su culminación en medio del escepticismo y el desgano, y que con la excepción del Presidente de la República, quienes tienen la responsabilidad de aprobarlo, se dispongan a hacerlo como diría el Chapulín Colorado "sin querer queriendo".