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Foto: Andrés Londoño

Festival de Música de Cartagena

Totó la Momposina, la tradición viva

El viernes 15 de enero se realizará un homenaje al maestro Blas Emilio Atehortúa en el marco del Festival Internacional de Música de Cartagena. Totó la Momposina es la invitada especial del evento y Arcadia habló con ella sobre la presentación y su visión de la música ancestral en Colombia.

César Rojas Ángel
15 de enero de 2016

Totó la Momposina no estaba en el programa inicial del Festival Internacional de Música de Cartagena. Se sabía que el Colectivo Colombia traería el componente autóctono del evento, pero cuando se decidió que se iba a hacer un homenaje al maestro Blas Emilio Atehortúa (1943), Antonio Arnedo, a la cabeza del Colectivo, sugirió que invitaran a la cantadora.

“En una ocasión hace mucho tiempo, hace como unos diez años, Arnedo con su saxo, y yo cantando La Verdolaga, nos encontramos solos y hicimos este tema, él con su estilo jazz y yo cantando... Y eso quedó como en el ambiente, duró mucho tiempo en el ambiente”, cuenta Totó.

Ella aceptó la invitación, pero no para cantar como solista. “Yo le dije ‘nosotros con mucho gusto, yo acepto la invitación, pero tenemos que ir con el formato de cantadora, porque eso corrobora lo que nosotros somos’”.

En pocas palabras, estarán juntos, pero no revueltos. El homenaje al maestro Atehortúa, compositor académico nacido en el corregimiento de Santa Elena, Antioquia, con más de 220 opus en su haber, traerá a tres intérpretes: el Cuarteto Q-Arte, que interpretará el Cuarteto de cuerdas n.° 4, Op. 87 del compositor antioqueño; el Colectivo Colombia, con piezas compuestas por Arnedo y música tradicional del Caribe, y Totó la Momposina, que cantará en compañía de sus tambores temas de José Barros y Lucho Bermúdez.

También está en ese repertorio La Verdolaga, una composición de Estefanía Caicedo, “legendaria maestra” de Totó la Momposina, como cuenta en el programa del Festival Jaime Andrés Monsalve, jefe musical de la Radio Nacional de Colombia.

“Este es un proyecto, una prueba”, anticipa Totó y todo parece indicar que habrá magia en la noche del 15 de enero, en el Auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias.

Arcadia habló con Totó la Momposina a propósito de su participación en el festival. Pero cuando ella habla, es difícil abordar un solo tema. Hila con la misma naturalidad con la que improvisa o canta, todo tiene conexión. Por eso la cantadora aprovechó para reflexionar sobre la música tradicional y el momento que vive Colombia.

Llegó el jueves a Cartagena desde Bogotá y se siente en casa. Si fuera por ella, se quedaría aquí, pero sus obligaciones la mantienen en constante movimiento. Sabe, entre otras cosas, que si no se hubiera trasladado al interior del país en su juventud, no estaría donde se encuentra en este momento. Es un asunto de oportunidades, de cómo ha funcionado la industria musical en Colombia. Pero Totó entiende como pocos el valor que tiene esta región.

“A la gente del interior le encanta venir aquí a la costa ¿por qué?, porque se despierta el nivel de la contemplación. Porque si te vas al mar, te brinda las ganas de bajarte y mirarlo, de sentarte en la arena, caminar por la playa. Tú haces el plan en la mente porque hay gente que ni ve, el pueblo que vive en las montañas no se imagina cómo es el mar. Por eso ahorran todo el año, para venirse a ver el mar. Porque es una ensoñación… ¿qué hay más allá de lo que puedes ver?, es un enigma”.

Y si se busca con cuidado, esas imágenes están por todos lados en las canciones tradicionales caribeñas:

Espíritu del agua

Espíritu burlón

Envuélvela con la atarraya

Y agárrala con la atarraya

Y púyale los ojos donde ella vaya

Pa que nunca más se olvide de mi

Mohana

Pero para Totó la Momposina todo esto tiene un peso que va más allá de las imágenes inspiradoras. Cuando conversa con la gente, cuando le preguntan por el “folclor”, ella prefiere corregir:

“Folclore es lo que no existe, porque la denominación de la palabra es eso, ‘lo que no existe’, pero la música ancestral existe”, aclara la cantadora. Marco Vinicio Oyaga, hijo de la artista y director musical de la agrupación, explica que para su mamá el folclore está anclado en el pasado, no está, pero lo ancestral tiene vigencia, tiene fuerza en el presente.

Aunque no la suficiente. Totó la Momposina reconoce que durante sus 60 años de carrera, la percepción de los colombianos frente a sus raíces se ha transformado, pero hay mucho trabajo por hacer.

“Si uno hace la música es porque tiene un concepto de sentido de pertenencia. No para ser famoso, para que le tomen fotos y uno diga que ‘yo soy el que divulgué la música internacionalmente’. La primera persona que fue a Europa y que llevó un grupo, fue la señora Delia Zapata. No hablan de ella porque ella es, como dicen ahora, ‘afrodescendiente’”.

Tampoco le gusta esa expresión, dice que no es natural, que no es una palabra popular.

“Te voy a poner un ejemplo:

Mama, ¿qué será lo que tiene el negro?

Pero ‘Mama, ¿qué será lo que tiene el afrodescendiente?’, eso sí no combina con nada. Eso es para segregarlo mucho más a uno, a todos nosotros”.

Con frecuencia, su música, sus presentaciones en el exterior, sus palabras en público, son un llamado para evitar la discriminación, para reivindicar los principios de su raza. Pero también para propender por la unión.

El maestro Arnedo entendió la respuesta de Totó cuando ella pidió tocar con su agrupación en la noche del viernes 15. El mensaje, al fin y al cabo, es que están unidos.

Totó la Momposina dice que tiene muchos proyectos en camino, pero no habla de ellos. “Los proyectos no se pueden contar. Porque si se cuentan, no se pueden realizar, porque se quedan en bla bla bla”, explica.

Solo anticipa una cosa. Está pensando en la paz, dice que no es de políticos, que los colombianos tienen que ponerse a buscarla y la clave está en el sentido de pertenencia.