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Crisis con vecinos

Chávez y Correa: nueva arremetida contra Colombia

Venezuela amenazó con nacionalizar empresas colombianas en su país y Ecuador dice que buscará condena por violación de su soberanía en operativo en que murió Raúl Reyes.

6 de marzo de 2008

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, rompió el silencio que guardó por dos días. Dijo que estaba dispuesto a nacionalizar las empresas colombianas en ese país y a enfrentarse contra el presidente Álvaro Uribe ante la Corte Penal Internacional (CPI), denunciándolo por paramilitarismo si él lo denuncia por vínculos con las Farc.

Al mismo tiempo, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, criticó la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la violación de su soberanía por parte de Colombia. Ambos mandatarios arremetieron de nuevo contra Colombia.

Esos fueron los temas que convocaron a los dos mandatarios este miércoles, cuando se reunieron en el Palacio de Miraflores, sede presidencial venezolana. El encuentro ocurrió después de que en Bogotá el presidente Álvaro Uribe presentara al grupo de expertos que asesorarán la denuncia que interpondrá el gobierno colombiano contra Chávez ante la CPI por “financiar a genocidas”.

En la mañana, también se conoció que la OEA decidió no sancionar a Colombia por haber enviado tropas a territorio ecuatoriano durante la operación militar en que murió el guerrillero ‘Raúl Reyes’ el pasado sábado. Sin embargo, el organismo reconoció la violación a la soberanía por parte de las Fuerzas Armadas colombianas.

Para la noche, después de la reunión, ambos presidentes sentaron sus posiciones frente a tales decisiones.

Chávez, que se había alejado de los micrófonos por algunos días, destapó nuevas cartas contra Colombia. Ordenó a sus ministros “hacer el mapa de las empresas colombianas que están aquí en Venezuela. Pudiéramos nacionalizar algunas. Recuperarlas, no estamos interesados en inversiones colombianas aquí. Y las inversiones que hemos hecho en Colombia, de buena fe, allá en la empresa de Cartagena, la de Monómeros, tendremos que vender eso".

De inmediato, el tema desató temores en los empresarios y el gobierno en Colombia. El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga advirtió de inmediato que en caso de darse un cierre total del mercado con Venezuela se perderán al menos cien mil empleos y el PIB caería en cerca de 1,3 puntos porcentuales.

Como solución, Zuluaga dijo que se tiene planeado otorgar créditos especiales a los empresarios afectados con intereses bajos. Además, el gobierno pedirá préstamos en el exterior si se presenta una crisis económica extrema y se buscará vender a otros países los productos que compran Venzuela y Ecuador. Y los desempleados serían reubicado por medio de el Sena, Acción Social y Bienestar Familiar.

Pero si Venezuela decide romper tajantemente el comercio con Colombia, también habría repercusiones en su economía, sobre todo en momentos en que crece el desabastecimiento.

A ese respecto, Chávez dijo que "le propuse Correa que hagamos un convenio comercial, porque no podemos depender nosotros ni para un grano de arroz o medio kilo de carne de Colombia".

El año pasado, el intercambio comercial con Venezuela representó para Colombia cerca de seis mil millones de dólares. A pesar de la importancia de ese mercado para ambos países, el presidente venezolano enfatizó en que “la relación comercial (entre ambos países) se viene para el piso”.

Cuando Correa tomó la palabra, dijo que no aceptaba la resolución que dictó la OEA sobre la incursión de tropas colombianas en su territorio. A pesar de que en la tarde las agencias de noticias habían reportado desde Washington un acuerdo entre ambos países en la reunión de ese organismo, en la noche Correa dijo que “agotará todas la instancias diplomáticas para que se condene al agresor (Colombia).

Y advirtió que “si la comunidad internacional no condena sin cuestionamientos ni medias tintas al agresor, Ecuador sabrá responder al agresor su ultraje”.

Todo lo que dijeron ambos presidentes se suma a los preocupantes hechos de los últimos días: desplazamiento de tropas por parte de Ecuador y Venezuela a sus fronteras con Colombia, la arremetida política de Correa con otros mandatarios sudamericanos y el cierre del tráfico comercial fronterizo.