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El último robot sobre la tierra

Wall-e es una de las mejores películas animadas del año para los críticos del mundo. La historia de un robot solitario en un planeta en ruinas necesitaba inversionistas arriesgados. Semana.com habló con la pareja que se la jugó por el filme.

11 de agosto de 2008

Jim Morris y Lindsey Collins son, respectivamente, productor y coproductora de 'Wall-e', la novena realización cinematográfica del equipo de Disney-Pixar responsable de los éxitos 'Toy Story', 'Buscando a Nemo', 'Cars' y 'Ratatouille'.
 
Wall-e es el último robot en la Tierra. Hace mucho que la raza de los humanos ha abandonado el planeta en busca de un espacio más limpio y durante los últimos 700 años, el valiente y algo oxidado Wall-e se la ha pasado haciendo aquello para lo que fue programado: limpiar y limpiar, recogiendo piezas de desperdicios. Pero cuando conoce a una ultra moderna robot llamada Eva, descubre que la vida es más que recolectar basura e inicia una aventura épica que lo llevará hasta los rincones más lejanos de la galaxia.

Jim Morris se unió a Pixar en 2005, tras un prolongado desempeño en Industrial Light & Magic, de George Lucas; mientras que Lindsey Collins está en Pixar desde 1997, donde se ha desempeñado en varios puestos en los filmes 'Bichos', 'Toy Story 2' y 'Buscando a Nemo'. También fue la voz de Mia en 'Cars'.

SEMANA. ¿Qué fue lo que los atrajo de 'Wall-e'?
Jim Morris - [director] Andrew Stanton tenía esta frase que resumía la película y que convencía a todo el que la oía: "¿Qué pasaría si todos abandonaran la Tierra y alguien se hubiera olvidado de apagar el último robot?" Daba una especie de sensación de Robinson Crusoe y parecía un poco más audaz que otros filmes de Pixar. Se trata de un compactador de basura en una tierra post-apocalíptica; por lo menos pinta una imagen interesante del futuro. También es un filme inusual en tanto que no tiene mucho diálogo. También es casi un homenaje a los filmes de Buster Keaton o Charlie Chaplin y los animadores verdaderamente se enfrentaron a un desafío al establecer y desarrollar los personajes sin sustentarse demasiado en el diálogo.

SEMANA. ¿Los preocupó que el público se comprometiera con un personaje que no habla?
Lindsay Collins. - Andrew siempre dice que quizás lo más difícil para un director es crear personajes que casi inmediatamente se ganen al público. El tiempo corre y es breve. Pero creo que Andrew acertadamente sintió que si la historia estaba bien narrada, la falta de diálogo (en especial al comienzo) realmente atrae más al público, en particular a los niños, a un nivel mucho más visceral. Después de todo, nos encantan las mascotas y los bebés ¡y ellos tampoco hablan!
J.M. - Cuando lo piensas, todos los grandes directores intentaron narrar sus historias de manera visual en lugar de sustentarse sólo en el diálogo. En lo que concierne a 'Wall-e', la elección de que no haya mucho diálogo fue orgánica e integral al material y a esta historia específica. Siempre supimos que nuestro héroe sería un robot, un electrodoméstico, no un alocado hombrecito de lata que cuenta chistes.

SEMANA. ¿Miraron otras películas para inspirarse?
J.M. - Al igual que todos los que trabajaron en 'Wall-e', los dos vimos muchos filmes, pero el que destaco es 'The Black Stallion'. En los primeros dos actos hay muy poco diálogo, pero es muy atrapante y uno realmente se compromete con en esos personajes desde el comienzo.

SEMANA. En 'Wall-e', los humanos básicamente abandonaron un planeta que está demasiado sucio como para vivir. ¿Fue un mensaje deliberadamente medioambiental de su parte?
J.M.- Para ser honesto, nunca deseamos que 'Wall-e' fuera una película medioambiental. Definitivamente, no tratamos de hacer una prédica; simplemente fue algo que apareció como parte de la base de la historia.

SEMANA. Los filmes animados como 'Wall-e' implican a cientos de integrantes de equipos técnicos. Este debe de haber sido objeto de mucha revisión durante la producción ¿Cómo lidian con todas las opiniones en conflicto?
J.M. - ¡Esa es una buena pregunta! [Ríe]. Es un proceso difícil. Hay que darles lugar a los cambios y permitir que ocurran, pero también hay que mantener ciertos límites y asegurarse de que las cosas no se descontrolen demasiado.

L.C. - Pixar posee una larga historia de no apurar las cosas y una de las razones por las que nuestros filmes llevan mucho tiempo es que precisamente no sacamos un filme hasta no sentir que está listo. Por supuesto, cuando uno sustenta esa filosofía, hay que saber cuándo parar. Estos muchachos seguirían trabajando para siempre en un filme porque son demasiado perfeccionistas. Nuestro trabajo es decirles que ya está, que se vayan a casa: la película debe ser estrenada.

SEMANA. Luego de varios años de trabajo, ¿les entusiasma ver el film terminado en los cines?

L.C. - ¡Oh, sí! ¡Yo estoy muy entusiasmado y mis hijos también! [Ríe]
J.M. - Personalmente, lo veo como una especie de milagro. Cuando entras y ves el material en la pantalla de cine, ya terminado, es difícil describir lo asombroso que se siente.

SEMANA. Pixar aún no ha fallado ni con el público ni en la taquilla, lo cual virtualmente no tiene precedentes. ¿Cuál creen ustedes que es el secreto?

J.M. - Pienso que Pixar es un estudio conducido por directores y eso hace una enorme diferencia. Aquí ellos tienen la verdadera libertad de hacer las películas que desean sin ser criticados por docenas de ejecutivos. En verdad, son los demás directores los que lo hacen y juntos forman un grupo de muchachos increíblemente talentosos.