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Medio Oriente

Palestinos en la encrucijada

Miles acuden hoy a las urnas para votar en los primeros comicios legislativos desde 1996; la jornada electoral puede constituirse en un avance político para el pueblo palestino pero a la vez en una amenaza para los sueños de paz con Israel.

Rodrigo París Rojas
2 de febrero de 2006

Enero 25 de 2006.

"Cambio y reforma" son las palabras que ha utilizado el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas como eslogan de campaña para las primeras elecciones legislativas palestinas que luego de una década se realizarán este jueves; pero también representan  los deseos que tienen los palestinos acerca de su situación política y social.

La conformación de las 132 sillas del Consejo Legislativo Palestino y la formación de un nuevo gobierno parecen ser una válvula de aire que necesitan los palestinos para dar respiro a una situación de estancamiento en el que se encuentran desde hace meses.

Varios puntos deben tenerse en cuenta para entender la trascendencia de estos comicios en los que están llamados a participar 1'340,000 palestinos que podrán escoger entre 11 movimientos u opciones políticas.

En primer lugar, el movimiento Hamas, que nació en 1987, ha sido el protagonista de las campañas electorales porque es una novedad en el sistema electoral al ser ésta la primera vez que participan de unos comicios. Además, según las últimas encuestas Hamas obtendría un 30% de los votos, cifra importante para obtener un gran número de escaños en el legislativo y con esto trascender de manera real en el futuro palestino.

Sin embargo, este avance político de Hamas preocupa a la comunidad internacional por ser una organización considerada como terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU. También por ser un grupo que se define como enemigo de Israel y que en su concepción ideológica defiende la destrucción del estado judío. Un avance electoral de Hamas sería previsiblemente una estocada al enredado proceso de paz con Israel, y una amenaza per se a la seguridad de los israelíes.

En segundo lugar, el movimiento oficialista Al Fatah creado por Yasser Arafat y que actualmente gobierna los territorios palestinos dejaría de ser luego de estos comicios la fuerza política dominante. Varias razones explican su caída: llevan 10 años gobernando y no tienen resultados importantes ni en la escena política ni en la situación económica de Gaza y la franja occidental; Al Fatah está profundamente dividida entre líderes viejos seguidores del modelo Arafat, y nuevos que representan un marcado nacionalismo pero también una gran inexperiencia; hay graves acusaciones de corrupción al interior del partido lo que le ha restado credibilidad entre la población; y finalmente, este partido en el poder desde 1996 ha sido incapaz de controlar las acciones terroristas por lo que su imagen como actor clave en el proceso de paz con los israelíes genera incertidumbre y desconfianza.

Según las encuestas, Al Fatah, que en sus momentos de esplendor alcanzó a tener un control del 75% de la bancada legislativa, este jueves apenas alcanzaría un 39% de los asientos con lo que su capital político para negociar una conformación de gobierno estaría en entredicho.

En tercer lugar, los resultados de estas elecciones son seguidos de cerca no sólo por los palestinos directamente implicados en votar por su futuro, si no por la comunidad internacional ya que según cómo se conforme el nuevo poder legislativo y ejecutivo, estará dictaminada en gran parte la suerte de avances o retrocesos a la paz con Israel.

Por un lado, Estados Unidos ha manifestado que no cambiará su posición respecto a Hamas sea cual fuere el resultado por lo que los aires de paz con una voz cantante de esta organización ampliamente representada en el gobierno se nublarían;  un avance de Hamas es visto por Washington como una piedra en el camino a los deseos de paz para la región.

Por otra parte, Israel, menos directo, ha manifestado que no hará "movimientos diplomáticos significativos" al menos hasta que no se conozcan los resultados oficiales y definitivos de las elecciones palestinas - lo que no ocurriría al menos hasta dentro de dos semanas - y probablemente tampoco hasta la celebración de los comicios israelíes del próximo 28 de marzo.

Más allá de quienes resulten ganadores o perdedores en los comicios de este jueves, hay una verdad clara: las elecciones ayudarán a institucionalizar los principios de la democracia en el sistema político palestino, ya que estos comicios tienen un soporte en las reformas constitucionales aprobadas en marzo de 2003 que fueron acordadas para garantizar un mayor equilibrio de poderes -antes siempre concentrados en el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina-; además esta jornada electoral dará un estatus de sistema democrático con avances a la organización política palestina, una garantía que exigen israelíes, estadounidenses y europeos pensando en posibles avances a un plan de paz en Medio Oriente.

Paradójicamente un avance en la democracia palestina, podría generar un retroceso a los deseos de paz para la región; el rompecabezas en lugar de tener más claridad luego del 25 de enero, parece tornarse más complejo con el triunfo del "cambio y la reforma" que tanto quieren los palestinos.