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¿Por qué la Escuela Superior de Guerra se considera objetivo militar?

Caterina Heyck le responde a Jorge Iván Cuervo sobre una columna publicada en SEMANA.COM

Caterina Heyck
4 de diciembre de 2006

Respetado Jorge Iván:

Me ha puesto usted en el dilema de si responder su artículo y dedicar tiempo y energía a dicho empeño o dejar pasar el asunto y hacer otras tantas cosas que tengo pendientes. También me puso en el dilema de, si decidía contestarle, cómo debía hacerlo. ¿Defenderme de sus agresiones personales? ¿demostrarle a usted y a los que avalan sus planteamientos cuán equivocados están? ¿hacer gala de mis títulos académicos en materia de Derecho Internacional Humanitario o de mi experiencia práctica en el tema, bien en el Gobierno o al lado de los familiares de los secuestrados – sintiendo en carne propia su dolor- para legitimar mis palabras? Creo que no.

Como es evidente, opté por escribirle. Humildemente le confieso que su tono burlesco y humillante me afectó. La verdad estaba preparada para que me cayeran rayos y centellas tras mi afirmación de que lo ocurrido en la Escuela Superior de Guerra no era violatorio del Derecho Internacional Humanitario, sabía que me iban a criticar o tildar de usted sabe qué, pero no me esperé que un académico objetivo, como usted, acudiera al lenguaje del descrédito para controvertirme. Esto me hace reflexionar sobre la triste realidad de la academia, donde vemos con frecuencia otro campo de batalla, de confrontación de vanidades y egos. Una competencia de conocimientos en búsqueda de victorias intelectuales para llenar orgullos. No quiero ese trofeo. Lo invito a que no hagamos parte de esta otra guerra.

Al margen de la anterior reflexión, déjeme hacerle unas aclaraciones de DIH a usted y especialmente a los amables lectores de mis palabras, con ocasión de la interpretación que hizo de aquellas:

1. Las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra, como edificio de academia militar que es, constituyen un objetivo militar a la luz del DIH.
2. Es tan objetivo militar la Escuela de Guerra como cualquier centro de entrenamiento de las FARC, en medio de la selva o dentro de un pueblo y cerca de bienes y personas civiles.
3. Los estudiantes militares siguen siendo militares y – por ende- combatientes, así estén estudiando y no combatiendo. Es falso que exista un abc del DIH que indique que el estatus de combatiente sea dinámico. Un militar no deja de serlo por el hecho de que esté comiendo, durmiendo o estudiando. Otra cosa es que esté enfermo, que esté en un hospital o que haya depuesto las armas. No existe tal condición dinámica. Lo mismo se predica de la guerrilla y demás grupos armados ilegales.
4. Los profesores en una academia militar pueden ser militares o civiles. Si son militares, de conformidad con el anterior punto, siguen siendo combatientes y tienen tal carácter. Los civiles, como yo, que enseñamos en la Escuela, no perdemos la condición de civiles así enseñemos en una institución militar. El mismo análisis corresponde al personal civil y al militar que desempeña funciones administrativas, ninguno pierde su condición.
5. Cuando se atacan objetivos militares debe siempre buscarse la protección a la población civil y para ello deben tomarse medidas preventivas, dentro de las cuales está la aplicación del principio de proporcionalidad. Según éste principio, establecido en los artículos 51 y 57 del Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra, debe haber una proporción entre la ventaja militar concreta prevista y los daños incidentales causados a la población civil.

Finalmente quiero decirle que estoy de acuerdo con usted, en su afirmación sobre la grave existencia de zonas grises en el DIH. En efecto, el Protocolo II Adicional y el Artículo 3 común a los Convenios de Ginebra son insuficientes para cubrir la realidad de un conflicto como el nuestro. De hecho, legalmente no existe estatus de combatiente para los conflictos armados internos. ¡Pero cuánto bien le haría a nuestro país el que se pudieran aplicar aquellas otras normas!, que se pudiera regularizar y humanizar la guerra, el que lográramos, al menos, que si seguimos matándonos, la confrontación sea entre combatientes. Así es como yo creo que debemos iluminar las zonas grises y es esta la campaña en la que estoy, como también en la que pretende evitar que todo sea considerado terrorismo para justificar la guerra. ¿Que tal si se une a ella?

Cordial y respetuosamente,

Caterina Heyck Puyana