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Segundo período de Bush

El triunfo de la reelección del presidente George W. Bush tomó a muchos por sorpresa, sobre todo fuera de Estados Unidos. Ahora el mundo espera indicios sobre las prioridades del segundo período del presidente norteamericano más controvertido de los últimos años. SEMANA.COM ofrece a sus lectores un breve resumen que le permite acceder a todos los artículos publicados por la revista sobre el tema.

19 de junio de 2005

Si los ciudadanos del mundo hubieran votado en las elecciones para la presidencia de Estados Unidos, George W. Bush habría sido derrotado por su oponente demócrata. Pero ganó. Los norteamericanos, que son quienes de verdad lo eligen, pensaban otra cosa. De nada valió que se hubiera demostrado que el presidente mintió en varias ocasiones al país para justificar la invasión a Irak, ni que esta fuera la resurrección del concepto, tan llorado en la primera mitad del siglo XX, de la guerra preventiva.

La campaña de Bush fue más efectiva en convencer al núcleo de sus votantes republicanos de que esos eran en realidad pecadillos, y que tener un líder con un mensaje claro y definido, más allá de sus verdaderas motivaciones y objetivos, era más acorde con el papel de Estados Unidos en el resto del planeta que el discurso poco claro de John Kerry.

Para muchos observadores una segunda presidencia de Bush podría traer una nueva actitud del gobierno en la arena internacional. Decían que el ala moderada del partido republicano iba a recuperar el control de la política exterior de manos de los neoconservadores que han prevalecido desde que Bush hijo llegó a la Casa Blanca. Pero los hechos posteriores a los comicios no parecen indicar que esa previsión de vaya a cumplir. El secretario de Estado Colin Powell, el único miembro moderado de la cúpula política, entregó su renuncia largamente anunciada. Y Bush decidió candidatizar ante el Congreso para sucederle a Condoleeza Rice, su hasta ahora asesora nacional de seguridad.

Rice, que hace historia de entrada pues no sólo es mujer, sino de raza negra, milita en la tendencia más ultraconservadora del Partido Republicano, y forma parte del corazón del grupo de "neocons" que ha estado tras las bambalinas de las decisiones internacionales de Bush desde el comienzo de su primer mandato. Eso parece garantizar que la presidencia de George W. Bush seguirá teniendo una proyección internacional que, para bien o para mal, hace sentir a millones en el planeta entero que sus destinos son decididos en la oficina oval de la Casa Blanca, y Colombia no ha sido la excepción.

Bush no ha escatimado ninguna oportunidad para advertir a los gobiernos del mundo que está dispuesto a imponer su visión del orden internacional con total abandono de las instancias multilaterales, llámense Organización de Naciones Unidas o Tratado de Tokio para el control del deterioro del medio ambiente. El presidente defiende su posición asegurando que protege los intereses de su país y que la guerra preventiva, mediante la cual se ataca a un enemigo potencial antes de ser atacado, es un derecho legítimo de los Estados Unidos.

Sus críticos opinan que en realidad su filosofía política está inspirada en la vieja doctrina del Destino Manifiesto, según la cual Estados Unidos es el pueblo escogido por Dios y dotado por la Naturaleza para prevalecer sobre sus adversarios e imponer su forma de gobierno, en busca del bienestar generalizado, a los pueblos del mundo. La reelección de Bush sepulta en el baúl de los recuerdos incómodos interrogantes acerca de la historia reciente del país del norte. En primer lugar, los que nacieron de los comicios de 2000, cuando ascendió Bush a la presidencia en medio del escándalo de la Florida y con menos votos populares de los que tuvo su contendor Al Gore.

El repunte de Kerry en la carrera presidencial, gracias especialmente a los debates televisados, no fue suficiente. Los temores previos a las elecciones en caso de un resultado muy parejo entre los dos candidatos se disiparon con el claro triunfo del candidato republicano en las urnas, que muchos atribuyeron a los errores de Kerry durante la campaña.