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"Soy optimista con el futuro"

Guy Tozzoli, presidente de la Asociación del World Trade Center y persona clave en el diseño y construcción de las Torres Gemelas, tiene una teoría desde hace varias décadas con la que afirma que países que comercian juntos no se declaran la guerra. Paula Kling, corresponsal de SEMANA en Nueva York, habló con él con motivo del aniversario del 11 de septiembre.

Paula Kling
16 de septiembre de 2002

Guy Tozzoli, presidente de la Asociación del World Trade Center y persona clave en el diseño y construcción de las Torres Gemelas, tiene una teoría desde hace varias décadas con la que afirma que países que comercian juntos no se declaran la guerra. Tozzoli ha sido nominado siete veces para el Premio Nobel de la Paz. Paula Kling, corresponsal de SEMANA en Nueva York, habló con él con motivo del aniversario del 11 de septiembre.

Paula Kling: ¿Cómo era Nueva York en los años 60, cuando se creó el primer World Trade Center?

Guy Tozzoli: Cuando empezó, todo estaba localizado en el medio de Manhattan. En esa época, el área conocida como Bajo Manhattan (hacia el sur de la Calle Chambers) estaba desolado porque no había casi viviendas ni negocios, la gente estaba concentrada en el norte. David Rockefeller (el nieto de John D. Rockefeller, el primer millonario estadounidense) había construido el único edificio desde la Segunda Guerra Mundial, el Banco Chase Manhattan, a cuatro cuadras del World Trade Center. Además de eso, sólo había la Bolsa de Valores que se cerraba a las 4 de la tarde. Después de esa hora no se veía a nadie por las calles. Su hermano, Nelson Rockefeller, era el gobernador del estado de Nueva Jersey. Los Rockefeller empezaron una organización para atraer a la gente al Bajo Manhattan, y lo llamaron el World Trade Center. Se fundó en febrero de 1962 y yo fui uno de sus fundadores.

P.K.: ¿Cómo nació la idea de la Asociación del World Trade Center?

G.T.: En 1970 nació la Asociación del World Trade Center con el fin de incrementar el comercio y volver el proceso más productivo. Se volvió el lugar exclusivo para los negocios internacionales. Las cifras lo dicen todo: en 1962, el comercio internacional estadounidense era 2,7 por ciento del Producto Nacional Bruto. Hoy, es más de 22 por ciento del PNB. Esto quiere decir que uno de cada cuatro empleos se basan en comercio exterior.

El WTC fue de cierta forma el principio de la globalización, la posibilidad de varios países trabajando juntos bajo un eje importante de respeto. Mientras exista comercio entre los países es poco probable que se creen guerras entre ellos. En realidad del World Trade Center de Nueva York se creó una organización de paz y estabilidad a través del comercio.

P.K.:¿Siempre se ha dicho que es menos probable que países democráticos se peleen entre ellos, ¿lo que usted ahora está diciendo es que los que comercian no desatan guerras entre ellos?

G.T.: Para nada. Como dice Minoru Yamasaki, el arquitecto del World Trade Center, y cito: "Los edificios del World Trade Center son un símbolo de la dedicación del hombre a la paz mundial? el World Trade Center debe, por su importancia, volverse una representación de la creencia del hombre en la humanidad, en su necesidad por la dignidad individual, su creencia en la cooperación entre los hombres, y a través de la cooperación, su habilidad de encontrar lo mas grande". Yamasaki entendía lo que yo quería hacer.

El tercer Secretario General de las Naciones Unidas me dijo: "Ah, ya entiendo. Usted quiere crear unas Naciones Unidas de comercio." Eso es.

P.K.:¿Cómo se logra eso?

G.T.:Yo creo que si los países pueden hablarse, comerciar y respetar mutuamente las distintas culturas, eso contribuye a la paz. La Asociación del World Trade Center es privada, no política y sin ánimo de lucro. Aunque los centros financieros tienen ánimo de lucro, la Asociación no. En 1970 la Asociación empezó con 16 ciudades y siete países. Hoy tenemos 297 World Trade Center en 91 países que le sirven a más de 750.000 compañías internacionales, las más grandes del mundo.

Aunque en ese momento la Guerra Fría estaba en su auge, Taiwan y Corea ingresaron a la asociación en 1971. En otra oportunidad yo fui personalmente a Moscú a convencer "a los Rusos" para que ingresaran. Me pusieron en la lista del FBI (Oficina Federal de Investigación). Me seguían, me revisaban mis paquetes, pensaban que yo era un comunista.

P.K.:¿Qué pasó con China?

G.T.: En 1970 dije que para el final del siglo la República de China estaría en nuestra organización. En 1980 negocié con los chinos porque su economía está orientada hacia los mercados, no importa que sean comunistas o socialistas. Después les ayude a entrar a la Organización Mundial de Comercio.

P.K.:¿Y por eso la foto del presidente de China, Jiang Zemin, aquí en su oficina?

G.T.: Mr. Jiang, yo lo conocía cuando era el alcalde de Shanghai. Sí. Yo les dije que trabajaran con Estados Unidos. Me gané la confianza de la gente de China. Así, en mi organización estaban la Unión Soviética, China y Estados Unidos, los grandes del mundo.

P.K.: Le pongo el ejemplo de Colombia. Venezuela es uno de sus más grandes aliados comerciales. Pero Colombia y Venezuela viven con los guantes de boxeo puestos. ¿Cómo se explica?

G.T.: Esos dos países no están en guerra entre ellos. Gente específica de cada país hace la guerra.

P.K.:¿Qué sigue de aquí en adelante?

G.T.: Le cuento de mi plan para el nuevo World Trade Center en Nueva York. Mi propuesta a la organización es que se tienen que crear actividades económicas. Olvidémonos que van a ser sobre la tierra, pensemos en los sótanos. Propongo usarlos para un centro de conferencias y salas de exhibición. Eso, en sólo dos pisos subterráneos, es 1.350,000 pies cuadrados de espacio, con techos hasta de 36 pies. Ahí hay acceso a trenes, metro y transbordadores. Y van a reconstruir hoteles. Es ideal para eso.

P.K.: Su oficina quedaba en el piso 77 de la Torre norte. Usted casi pierde su vida en las Torres hace un año. ¿Cómo se siente ahora?

G.T.: Me duele hablar de eso, pero hay que ser optimista del futuro. Por eso, yo también propongo un monumento conmemorativo con luces y un museo. Para no olvidar.