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Una barca llena de esperanza

El humorista Crisanto Vargas más conocido como "Vargas Vil" decidió hacer reír a niños y ancianos de Medellín pero esta vez de una forma diferente. Creó la Fundación La Barca en la cual enseña, a más de un centenar de menores de bajos recursos, la alegría de la vida por medio de las artes.

8 de febrero de 2004

Quienes han reído con Crisanto Vargas 'Vargas Vil', o de alguno de los personajes que interpreta, (el amargado Don Graciliano, o el malicioso Lulito o el demasiado humano padre Tito), se sienten contagiados por el ingenio y la alegría que el humorista paisa ha generado durante más de 25 años de carrera.

Pero seguramente quienes más se sienten agradecidos por las cualidades de VargasVil no son exactamente quienes van a sus espectáculos en los teatros y a punta de carcajadas espantan las ansiedades y las tensiones. Son los 130 niños de estratos 1 y 2 y los ancianos que disfrutan de los beneficios de la Fundación La Barca, que fundó Crisanto junto con su amigo José Darío Lopera, hace tres años, para brindarles oxígeno a través del arte y hacerles la vida más digna y feliz.

Concebida como un medio para que los niños pobres que muestren su talento artístico, con ancianos artistas que hayan sido pintores, actores, músicos y que por la falta de oportunidades se encuentran en una situación de desprotección, la fundación ha ido configurando un espacio apropiado para reunirlos y gestar la creatividad y con ella la curación de la autoestima que tanto necesitan.

"Hacemos una selección de niños que por su situación de pobreza tienen que procurar sus mejores años para buscar su subsistencia y la de los suyos, que están en alto riesgo de quedar en la calle o que viven situaciones hostiles en sus casas y son presa fácil de grupos violentos", dice Darío Lopera, fundador y presidente de la fundación.

Según Lopera las escuelas públicas y hogares de barrios pobres son los sitios donde se encuentran los menores de los cuales seleccionan un grupo con los que tengan aptitudes y gusto por las artes, para iniciar el programa con ellos.

Ese programa consiste en clases de artes plásticas, teatro y música buscando desarrollar sus talentos y su sensibilidad artística. "Hace tres años arrancamos el programa con 45 de ellos, este año atendimos 130 niños y para el próximo tendremos 250 , todos de estratos 1 y 2 de barrios como Belén Altavista, Belén Rincón, Belén Las Brisas y Barrio Triste," agrega.

Los ancianos también hacen parte de La Barca. Hasta el momento el grupo está compuesto por 15, todos con conocimientos sobre algún arte y que se encuentran en mala situación económica. Ellos sirven de faro para los niños y les brindan sus conocimientos en el área artística que cada uno conoce.

La fundación está constituida además de Crisanto Vargas, (que regala la boletería de varios de sus espectáculos)y del antropólogo Darío Lopera, quien la dirige, por otros artistas y empresarios benefactores, que manteniendo su bajo perfil aportan su gestión y esfuerzo para que los gastos de esta fundación se logren cubrir.

La Red de Solidaridad, por su parte, les acaba de entregar un bus en el cual transportan a los niños y los dejan de nuevo en sus barrios, lo que les permite también prestar servicios que les dan una renta adicional.

Pero el gran regalo es una donación de la alcaldía y la gobernación que consiste en un lote de 40 mil metros en el municipio de Bello donde construirán una sede el próximo año con la convocatoria de nuevos "remeros benefactores" y algunos recursos gestionados con entidades del Estado y organismos internacionales. De esta forma construirán la Ciudadela La Barca, donde vivirán algunos de ellos, lo que no se puede hacer actualmente en la casa alquilada en el barrio Fátima de Medellín donde se dictan actualmente las clases.

Por eso la expectativa está centrada en que una vez terminada la nueva sede, los 250 niños y 15 nuevos ancianos harán efectiva la premisa de La Barca de ser "por el arte para la vida".