Opinión

Ahora para Colombia el desafío de gran actor en el Caribe

Frenadas ya las pretensiones de Nicaragua, Colombia deberá asumir el papel que le corresponde en el Caribe.

Julio Londoño Paredes
21 de julio de 2023

Si se hiciera en nuestro país una encuesta callejera preguntando por qué se conmemora el 20 de Julio la independencia nacional, sería posible que muchos no tuvieran la menor idea.

Es lógico, porque la enseñanza de la historia y la geografía, se volvió desde hace varias décadas algo inútil y desueto. Pero además porque nuestra capital fue fundada en el centro de un país compartimentado por una loca geografía.

Eso hizo que, durante muchos años, Colombia se administrara desde un reducido polígono citadino constituido por Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali. Se abandonó la periferia nacional, la Amazonia, la Orinoquia, el Pacífico y naturalmente el Caribe, incluido San Andrés y Providencia. Muchos isleños incluso, hasta hace muy poco tiempo, no sabían con precisión cuáles eran los componentes del archipiélago.

Puede parecer paradójico, pero el dilatado pleito con Nicaragua que ha concluido el pasado 13 de julio con el exitoso fallo de la Corte Internacional de Justicia, consecuencia de una política de estado adelantada por once gobiernos desde 1969, ha servido de alguna manera para que “los continentales”, como llaman los raizales a las personas del interior de Colombia, hayan puesto después de siglo y medio la atención sobre el archipiélago y el Caribe.

El Caribe es una región apasionante, no muy bien determinada geográficamente, sólo comparable con el Mediterráneo. Es compartida por más de veinte estados y tiene una diversidad impresionante. Se encuentra dentro de un enorme rectángulo en el que tienen presencia el socialismo, la democracia, el comunismo y la extrema derecha; se habla inglés, francés, español, holandés, papiamento y creole; existen colonias, estados libre-asociados, dominios de ultramar y estados independientes; hay países ricos y en la pobreza absoluta; múltiples razas; y, religiones que van desde el catolicismo y el maronismo, hasta el vudú. Fue habitada inicialmente, aunque no se crea, por indígenas procedentes de la región amazónica.

Colmado de leyendas de bucaneros y piratas, de millonarios tesoros en galeones hundidos, de revoluciones y de dictadores tropicales. Con estratégicos estrechos que encierran un mar cálido salpicado de peligrosos huracanes; teatro de confrontaciones entre las potencias europeas, así como entre Europa y los Estados Unidos por la comunicación interoceánica; escenario del imperialismo norteamericano y del del control de Cuba y Venezuela; y, ruta preferida para el tráfico de drogas.

Ha quedado con el fallo confirmada la jurisdicción marítima colombiana sobre el 64 % del Caribe Occidental. Pero también nuestro país tiene una enorme proyección en el Caribe Oriental, donde ha concertado acuerdos de delimitación marítima con República Dominicana, Haití, Jamaica y se espera, además, que algún día se llegue a un tratado sobre delimitación marítima con Venezuela.

Millares de buques de todas las características y banderas deben necesariamente atravesar aguas bajo jurisdicción colombiana, tanto en el Caribe como en el Pacífico, para entrar y salir del canal de Panamá.

Frenadas ya las “incontenibles aspiraciones”, de Nicaragua en el Caribe deberá Colombia asumir el papel que geopolítica, económica y políticamente le corresponde, contribuyendo a hacer del Caribe una zona de paz, de convivencia y cooperación. No de confrontación y conflictos.

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