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CLINTON JEKILL & CLINTON HYDE

Para el pequeño e influyente mundo de los lobbistas de washington el gobierno colombiano había decidido jugársela por la primera dama.

Daniel Coronell
12 de abril de 2008

Hace unos meses nadie se imaginaba que el ex presidente Bill Clinton pudiera convertirse en el mayor obstáculo para la carrera de su esposa. Era aún menos previsible que el tema del TLC con Colombia -tan poco significativo en el contexto de la política estadounidense- saltara a las primeras páginas. Lo cual ha terminado perjudicando las opciones del tratado y las posibilidades de Hillary, favorita de las encuestas hasta hace 10 meses.

Todo arrancó por un asunto menor. El gobierno de Colombia decidió cambiar las empresas de relaciones públicas que hace varios años promovían los intereses nacionales en Washington. Súbitamente fueron contratadas las compañías Burson-Marsteller y Global Park Group. No era muy difícil descubrir quiénes eran los amigos de los nuevos lobbistas de Colombia.

El presidente de Burson-Marsteller es Mark Penn, hoy despedido por su relación doble con el TLC, y para entonces asesor estratégico y diseñador de encuestas de Hillary Clinton, quien públicamente se opone al tratado. La otra empresa de relaciones públicas tenía también gente muy cercana a los Clinton. El fundador de Global Park, Joe Lockhart, había sido el secretario de prensa del presidente Clinton. Otro socio de la compañía, Joel Johnson, fue asesor principal de comunicaciones de la Casa Blanca durante esa administración.

Para el pequeño, pero influyente, mundo de los lobbistas de Washington, había un mensaje claro: el gobierno colombiano había decidido jugar todas sus fichas al éxito de la ex primera dama. No era una apuesta descabellada si se tiene en cuenta los sondeos de ese momento, pero tenía el riesgo de convertir en enemigo del TLC a cualquier antagonista de los Clinton.

Los gestos de Colombia a favor de los Clinton siguieron en aumento. En medio de uno de los muchos viajes a Estados Unidos para promover el TLC, el presidente Uribe ofreció un homenaje en Nueva York al ex presidente Clinton a quien le entregó el premio 'Colombia es Pasión'.

Clinton se dejaba querer, se comprometía poco en sus discursos, y mientras tanto un amigo suyo conseguía grandes negocios en Colombia.

Ese amigo es el magnate minero canadiense Frank Giustra, un generoso aportante de las causas filantrópicas del ex presidente y quien -según medios de Estados Unidos tan serios como The New York Times y The Wall Street Journal, entre otros- ha multiplicado el ámbito de sus negocios gracias a su cercanía con el esposo de la precandidata.

En Colombia, las empresas relacionadas con Giustra tienen intereses en petróleo, gas, carbón, oro, y molibdeno.

Entre estas compañías están Pacific Rubiales, la petrolera independiente más grande del país; Coalcorp, dueña de Carbones del Cesar y célebre por su intento de construir un muelle carbonífero en Cartagena posteriormente enviado a Barranquilla; y Bolivar Gold Corporation, o B2 Gold, que viene explotando tres yacimientos de oro en Colombia.

El señor Giustra se ha reunido varias veces con el presidente Uribe. Su última visita a Colombia tuvo lugar en noviembre pasado, su jet privado aterrizó en Cartagena el domingo 11 y partió al día siguiente. Ese mismo fin de semana, el presidente Uribe fue a Cartagena para visitar zonas afectadas por el invierno en Bolívar.

Colombia no es el único territorio de negocios de Giustra que ha llamado la atención de la prensa estadounidense. Hace un tiempo llegó a Kazajstán llevando en su avión al ex presidente Clinton. Los dos visitaron al presidente de ese país, Nursultan Nazarbayev, cuyos 19 años en el poder han golpeado duramente los derechos humanos y acabado con cualquier sombra de oposición.

En un banquete Clinton alabó la "iniciativa democratizadora" de Nazarbayev. Poco después Giustra logró una enorme concesión para la explotación de uranio en ese país y Clinton recibió una nueva donación del canadiense por 31,3 millones de dólares para sus causas filantrópicas.

Una mezcla de política, negocios y filantropía, que puede enturbiar cualquier causa ligada a Clinton y liquidar políticamente a su esposa.

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