Home

Opinión

Artículo

COMO SON LAS VAINAS

Semana
2 de junio de 1997

Al ministro de Minas, Rodrigo Villamizar, se le podría dedicar aquella canción que hizo famosa el dúo de hermanos Ana y Jaime en los años 70: "Café y petróleo cumbia del mar joropo del Llano, (...) ¡como son las vainas! (...) a cinco el saco a ocho el barril (...) ¡entonces vendido a la Texas Petroleum Company!".Su actuación en torno del caso de la Compañía British Petroleum _BP_ ha dejado unos interrogantes tan grandes que hasta él mismo, con apariencia de estar avergonzado, prefirió la revocatoria de la controvertida resolución de su Ministerio "antes que permitir que me digan que tengo puesta la camiseta de la BP, ni que he favorecido a esa compañía".Esa resolución, la 80750, abría la posibilidad de que la BP explotara comercialmente tres pozos petroleros en el piedemonte. Pero expertos en el tema, como el dirigente industrial José Fernando Isaza, pusieron el grito en el cielo. Si bien el gobierno no cedió a la tentación de modificar a favor de la BP los términos de un contrato previamente celebrado, como lo solicitaba la multinacional, buscó en cambio la manera de que a dicho contrato se le diera una interpretación jurídica que era abiertamente favorable a la BP y desfavorable para el Estado colombiano en miles de millones de dólares.El meollo del asunto es tan complejo que puso al país jurídico, al país político y a la opinión pública a discutir si un hidrocarburo que es gaseoso en el fondo de la tierra pero que se vuelve líquido cuando sale a la superficie (conocido con el nombre de condensado) puede ser considerado petróleo. Y eso fue lo que el Ministro de Minas indujo a resolver al Consejo de Estado, como si este organismo estuviera compuesto por un grupo de químicos y no de juristas.Aunque una resolución previa de Ecopetrol advertía que en este punto el contrato con la BP estaba claro porque el condensado es un petróleo de alta pureza y el objeto de dicho contrato era la explotación del petróleo, entendido el petróleo como "cualquier hidrocarburo en forma líquida o gaseosa" (página 8 del contrato), el Ministro insistió sospechosamente en su consulta al Consejo de Estado con base en unas premisas falsas. Una de ellas era que el condensado, principal hidrocarburo presente en los pozos en cuestión, "no era objeto del contrato con la BP" porque las partes "no previeron la existencia del condensado". En medio de semejante enredo el Consejo de Estado produjo un concepto que permitió que el Ministro aprobara la comercialización de los pozos a través de una precipitada resolución: a la BP se le permitía su explotación si el principal hidrocarburo existente en dichos pozos fuera considerado petróleo. La cosa quedó tan inteligentemente planteada que de no haber existido un grupo de gente mirando todo el asunto con lupa nadie se habría dado cuenta de que a la BP le estaban cuadrando el contrato por debajo de la mesa. Se requirió que el Contralor le hiciera claridad al Consejo de Estado sobre su "concepto químico" y no jurídico, para que el organismo se declarara algo así como asaltado en su buena fe por el Ministro de Minas.¿Por qué procedió así el gobierno a través del ministro Villamizar? Las razones van desde buenas y justas hasta otras perversas y peligrosas.Entre las primeras figura una legítima preocupación de que la BP pueda irse de Colombia porque sus contratos con nuestro país ya no le son rentables. Aunque probablemente cierta, el peligro de esta teoría radica en que no existe ninguna razón jurídica o técnica para modificar un contrato después de que ha sido descubierto un campo petrolero, con la disculpa de que a la multinacional que va a explotarlo ya no le gusta la rentabilidad que obtendrá de él.Uno de los principales activos de nuestro país en el campo de la explotación petrolera es la seriedad de sus contratos. Si hoy modificamos uno a favor de la BP, porque va a ganar poco, mañana podremos hacerlo con el mismo argumento a favor del Estado colombiano. A partir de allí nadie volvería a considerarnos un país comercialmente serio. Y en cuanto a las razones que llamo perversas y peligrosas, habría que investigar si el senador liberal Luis Guillermo Giraldo tiene razón cuando dice que la BP contribuyó a la campaña Samper Presidente. Pero aun si la BP no contribuyó, el propósito del gobierno colombiano podría ser 'cepillar' a la Gran Bretaña, un país políticamente estratégico para Colombia en su pelea con Estados Unidos.Sin embargo vamos a pensar lo mejor del gobierno y del Ministro de Minas. Vamos a suponer que lo que estamos salvando aquí es a un importante inversionista extranjero en Colombia. Aun así, está muy mal que la manera de ayudarlo haya sido por debajo de la mesa, enredando al Consejo de Estado para que, después del escándalo que se armó, el Ministro termine revocando una resolución que él había dictado a conciencia por temor a que el país lo considerara un agente de la BP.Señor ministro de Minas, doctor Rodrigo Villamizar, como dice la canción de Ana y Jaime, mire cómo son las vainas. El problema del petróleo es el nervio del conflicto de grupos guerrilleros como el ELN contra el Estado colombiano. Con todo respeto, señor Ministro: ¿cómo le damos a la guerrilla este papayazo?

Noticias Destacadas