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Condones y política

En privado le han oído decir a Samper que en el liberalismo no hay sino dos facciones: samperistas y uribistas.

Semana
2 de febrero de 2004

Ahora que esta tan de moda la discusión sobre la efectividad de los condones, en la que se ha armado un zafarrancho entre monseñor López Trujillo, el profesor José Galat, la Organización Mundial de la Salud y recientemente un parlamentario que quiere ponerles a los empaques de los condones la advertencia de que sólo son efectivos en el 90 por ciento de los casos, me vino a la memoria el momento político que vivimos.

Por ejemplo, podríamos decir que Ernesto Samper le salió condón al presidente Uribe. Le garantizó ser capaz de recubrir de protección la palanca en el Consejo Electoral -donde supuestamente tiene mayoría-, para que se modificaran las cifras del censo y se desatascara el referendo. Pero Samper, como el condón, tenía 10 por ciento de posibilidades de fallar. Abortó el operativo y Samper y Uribe quedaron distanciados por un instante de látex.

Aunque Samper seguramente ha sacado del condón algunos buenos consejos para aplicar a su actividad: confianza, osadía y descaro, tres cosas que proporciona el adecuado uso del condón.

Afanado por su falta de performance en el momento político, el ex presidente ha venido buscando, como cualquier adolescente en etapa del despertar sexual, embutir en una funda de confianza las expectativas acerca de su futuro político. Se hizo nombrar por la dirección liberal (que como decía graciosamente alguien, está compuesta por el mayor número de personas que uno no conoce) como una especie de gerente del intercambio humanitario. Ahora sí con oficio, Samper está protegido.

La DLN, dicen las crónicas periodísticas, incluso autorizó a Samper a "reunirse con líderes de la guerrilla", autorización que, hasta donde sabemos, solo puede dar el Presidente de la República.

Vuelve y juega el condón: nada como llevar uno en el bolsillo por si a Samper se le presenta la posibilidad de mantener un encuentro clandestino seguro.

Pero Ernesto, incansable en esta nueva etapa de su vida, también decidió "echarse un polvo" ex presidencial. Según sus propias palabras, "autoricé a los miembros de la DLN para que le hicieran la consulta a Gaviria de si estaba dispuesto a aceptar la jefatura que propondré en el Congreso liberal del 2005". ¿Desde cuando un ex presidente le da "autorizaciones" a la Dirección Liberal?

Como el condón: empuje con confianza.

La OMS insiste en que el látex ha sido un invento excelente para facilitar todo tipo de uniones con muy pocos riesgos. Pero por lo menos las posibilidades de la unión liberal se han ido diluyendo ante la insistente versión de que Uribe fundaría su propio partido.

En privado le han oído decir a Samper que en el liberalismo no hay sino dos facciones: samperistas y uribistas. Y mientras los primeros no tendrían inconveniente en sacar adelante la unión, incluso con condón, los segundos todavía siguen pensando en que la abstinencia es, por ahora, el método más seguro para no contaminarse.

A pesar de que puede fallar en el 10 por ciento de los casos, Samper lo está aprendiendo: sin condón, en política.ni pío.

ENTRETANTO. Ya es imposible negarlo: el presidente Uribe está al frente del operativo de su reelección.

Se utilizará el artículo 375 de la Constitución, que sólo requiere que 1.300.000 ciudadanos le pidan al Congreso tramitar el correspondiente acto legislativo. El Congreso

recuperará un juguete; la opinión pública, un tema y el presidente Uribe, su hobby: hacer campaña.

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