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Cuatro reglas para la crisis

No morir, no enfermar, no quebrar y no angustiar. Actitudes optimistas, coordinadas, creativas y solidarias son las fórmulas para salir de la crisis.

Juan Manuel Charry Urueña, Juan Manuel Charry Urueña
15 de julio de 2020

A partir de distintas conversaciones con amigos y allegados, e información que llega por diferentes medios, habría encontrado algunas reglas, aunque obvias, que podrían ayudar a sobrellevar y superar estos días de crisis causados por la pandemia de covid-19.

 

Primero: No morir. Es indispensable estar en buenas condiciones físicas, tener un buen nivel de defensas, alimentarse en forma sana, hacer ejercicio, estar bien hidratado, dormir bien; de manera que en caso de contagio se esté en las mejores condiciones para enfrentar el virus.

 

La vida es lo más preciado y el presupuesto para el goce de los demás derechos.

 

Segundo: No enfermar. Para evitar el contagio, se deben seguir las orientaciones gubernamentales y de las autoridades de la salud, el aislamiento y distanciamiento físico (no social, pues mantenemos las relaciones), el lavado frecuente de manos con agua y jabón, así como evitar tocarse la cara con las manos, que parece ser la forma más frecuente de adquirir la enfermedad.

 

La salud es un derecho y un deber. Del cuidado de nuestra salud depende la salud de los demás y el uso racional de las instalaciones, procedimientos y medicamentos del sistema de seguridad social en salud.

 

Tercero: No quebrar. Como consecuencia del aislamiento obligatorio, la actividad económica se ha visto seriamente afectada, por lo tanto, muchas personas han visto la drástica reducción de sus ingresos, mientras que tienen que seguir atendiendo sus obligaciones más apremiantes de alimentación, alojamiento y pago de servicios, existiendo otros que además deben mantener a flote sus negocios. No se deben realizar gastos suntuarios, como tampoco adquirir préstamos que no sean estrictamente necesarios, ni vender bienes a precios irrisorios a causa de las premuras. Conviene buscar nuevas fuentes de ingresos, acudir a la creatividad y a la innovación, en el entendido que el trabajo en equipo es más productivo y eficiente que la aventura individual.

 

En esta situación de crisis, todos debemos poner, asumir una parte de las cargas.

 

Cuarto: No angustiar. La angustia es un estado afectivo que aparece como reacción ante un peligro desconocido que puede producir la inacción. Analizar la situación con calma y cabeza fría, planificar las actividades, considerar las distintas opciones, podrían evitar caer en el desespero. Es preferible ensayar opciones que quedar paralizado por el miedo, no en vano la humanidad ha avanzado con el modelo de acierto y error, en lugar de la parálisis y la inacción.

 

La salud mental es tanto o más importante que la salud física, las buenas rutinas encaminadas a propósitos bien definidos son formas de evitar la angustia.

 

Se suele decir que las crisis son oportunidades, es cierto, pero debemos tener clara las prioridades, primero la preservación de la vida, luego la salud y el patrimonio. Actitudes optimistas, acciones coordinadas, emprendimientos creativos y solidaridad con los más afectados son las fórmulas para salir de la crisis. Indeseables los que sacan ventaja de la desgracia ajena y dividen para provecho propio.

 

A lo largo de la historia los seres humanos hemos sorteado con éxito toda clase de retos y dificultades, esta pandemia no será la excepción, más temprano que tarde retornará la normalidad y habremos salidos fortalecidos y con más enseñanzas.

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