
OPINIÓN
De ciertas informaciones de inteligencia
En algunos países, los servicios de inteligencia difunden informaciones imprecisas que confunden y pueden afectar a un Estado.
Pocas veces la muerte de un alto exfuncionario norteamericano ha causado tanta impresión en el ámbito internacional, como la del general Colin Powell, que ocupó los más altos cargos e incluso, reiteradamente rechazó ser candidato a la presidencia, cuando las encuestas lo señalaban claramente como favorito.
Powell fue muy reticente sobre la invasión a Irak y con razón consideró que la desaparición de Sadam Hussein sería tan solo un episodio de la guerra, pero que la parte más complicada eran las consecuencias de la acción, no solamente para Irak sino para el Medio Oriente, tal como sucedió tiempo después.
Sin embargo, con todo su poder y experiencia, finalmente por informaciones de los servicios de inteligencia, de que el dictador iraquí poseía un arsenal de armas químicas y nucleares que eran una amenaza para el mundo y para la seguridad de los Estados Unidos, se mostró de acuerdo con la invasión.
Intervino en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 3 de febrero del 2005, dando cuenta de la situación y señalando tácitamente que sería indispensable la invasión para conjurar el peligro. Powell apoyado por grabaciones y fotografías de satélites expresó que Sadam poseía entre 100 y 500 toneladas de armas químicas y que estaba adelantando programas de producción de armas nucleares. Agregó que incluso Sadam, había probado las armas químicas con 1600 prisioneros condenados a muerte.
Todo resultó falso y Colín Powell se lamentó siempre de haber sido inducido a conclusiones erróneas con esas informaciones.
Una situación similar atravesó el ilustre, Adlai Stevenson, en dos ocasiones candidato a la presidencia por el partido demócrata y que, en 1961, desempeñándose como embajador de los Estados Unidos en Naciones Unidas y apoyado por informaciones de la CIA, negó rotundamente que el gobierno norteamericano estuviera involucrado en la invasión a Cuba en abril de ese año.
Cuando se hizo evidente que la invasión había sido preparada y apoyada por la CIA y que incluso el presidente Kennedy se vio obligado a reconocerlo públicamente, Stevenson perdió toda credibilidad ante la opinión norteamericana, se retiró del cargo y no volvió a aparecer.
Si eso ha sucedido con personas de las trayectorias de Powell y de Stevenson, cómo será con dirigentes que disponen acciones impulsadas por halcones agazapados en su círculo inmediato.
Para no ir tan lejos, la prensa norteamericana ha divulgado que, en el 2020, asesores del presidente Trump proyectaron un plan para controlar la migración y el narcotráfico procedente de México según el cual, fuera de acciones directas contra narcotraficantes en territorio mexicano, desplazarían 250.000 soldados a la frontera y construirían un foso lleno de cocodrilos a lo largo de ella, como en la Edad Media.
Finalmente, el plan no fue presentado a Trump. Menos mal, porque de pronto lo hubiera aceptado.