Julio Londoño Paredes

OPINIÓN

El desastre de los “errores de cálculo”

Aunque Biden y sus asesores niegan que en Afganistán hubo un desastre, aceptan que hubo un “error de cálculo”.

20 de agosto de 2021

La controversia ocasionada, no propiamente por el retiro de las fuerzas norteamericanas de Afganistán, sino por la rapidez con la que los talibanes se apoderaron del país y las consecuencias políticas de este hecho, persistirá durante mucho tiempo.

Biden calificó el desastre como un “error de cálculo”. Sin embargo, un “error de cálculo” en un asunto de tanta trascendencia difícilmente podría darse por parte del presidente de la primera potencia del mundo con todos los elementos que tiene a su disposición. Menos aún, habiendo sido durante muchos años miembro de la comisión de relaciones exteriores del Senado norteamericano y gran conocedor de la región.

El día 8 de julio pasado, el presidente, en una rueda de prensa en la Casa Blanca, al ser preguntado si la toma de Afganistán por los talibanes era inevitable, lo negó enfáticamente. Agregó que las tropas afganas tenían más de 300.000 hombres bien equipados y una fuerza aérea, mientras que los talibanes no eran más de 75.000.

Aunque ahora Biden admitió los efectos políticos que podría tener para su gobierno el retiro de Afganistán, recordó que la decisión se había adoptado por su predecesor.

No debe olvidarse que otro “error de cálculo” de los Estados Unidos fue la desastrosa invasión a Cuba apoyada por la CIA en abril de 1961. También planificada durante la administración del saliente presidente Eisenhower, pero ejecutada sesenta días después de su posesión por el presidente Kennedy. Miles huyeron hacia Miami.

La fallida invasión fortaleció extraordinariamente a Fidel Castro. Durante sesenta años se ha recordado este hecho como un ejemplo de valor y de fortaleza del pueblo y de la Revolución cubana. Si no se hubiera incurrido en ese “error de cálculo”, la situación de Cuba hubiera sido diferente y seguramente el socialismo del siglo XXI no hubiera prevalecido en Venezuela durante 18 años.

La guerrilla castrista en las últimas semanas, antes de la caída del gobierno de Fulgencio Batista, prácticamente no libró combates, ya que los batallones batistianos, con sus tanques y armas pesadas se entregaban sin combatir.

En la madrugada del 1.° de enero de 1959, en medio de un baile de gala en el palacio presidencial, antes de que Castro y sus camaradas llegaran a La Habana, Batista –con su familia y algunos allegados– se retiró discretamente y con gran cantidad de dinero en efectivo, huyó en dos aviones hacia la vecina República Dominicana.

Castro, en una reunión en el Club Rotario de La Habana, pocos días después del triunfo de la Revolución, afirmó enfáticamente que no era comunista por tres razones y lo reiteró en el mes de abril en una entrevista al periodista Ignacio Rasco.

Afirmó que no era comunista porque el comunismo era la dictadura de una sola clase y que había luchado toda su vida contra las dictaduras; porque el comunismo significaba odio y lucha de clases y él estaba en contra de esa filosofía. Así mismo, porque el comunismo iba contra Dios y la Iglesia.

En Afganistán, el presidente Ashraf Ghani, antes de que los talibanes llegaran a Kabul, discretamente huyó hacia los Emiratos Árabes, al parecer con maletas llenas de dinero. Las “poderosas” fuerzas armadas afganas se fueron entregando sin oponer resistencia. Miles huyeron angustiosamente.

Entre tanto, los jefes talibanes han dicho que las cosas ahora serán diferentes. Decretaron una amnistía general y afirmaron, entre otras cosas, que la mujeres conservarían sus derechos “dentro de las leyes islámicas”. No señalaron qué van a hacer con la enorme producción de heroína.

Habrá que ver si el “error de cálculo” en Afganistán tendrá los mismos efectos del “error de cálculo” en Cuba.

(*) Decano de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.

Noticias relacionadas

Noticias Destacadas