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DIANA SARAY GIRALDO Columna Semana

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El dolor de tanta ignorancia

No más espacios para el racismo, no más condescendencia con las expresiones discriminatorias, no más ser permisivos con las actuaciones racistas, ni siquiera en forma de chiste.

Diana Giraldo
1 de octubre de 2022

He de confesar que jamás imaginé que el racismo estuviera aún tan arraigado en nuestro país. Pensaba que los comportamientos racistas eran ya algo en vías de extinción, propio de mentes bien pequeñas que, de dar muestras de supervivencia, recibían de una vez el rechazo de quien estuviera alrededor. Por eso, escuchar los gritos racistas de una manifestante en la plaza de Nariño en contra de la vicepresidenta Francia Márquez me dejó perpleja. En medio de la marcha en rechazo de la reforma tributariay otras medidas que se anuncian por parte del nuevo Gobierno, una mujer mayor, ceño fruncido y desarreglada, vociferaba al tiempo que agitaba las manos: “Y el simio ese, que porque puso un millón de votos se considera la berraca del paseo… los simios gobernando…”. Cuando le preguntan a quién se refiere cuando habla de un simio gobernando, dice sin ningún sonrojo: “A Francia Márquez, es un simio… ¿Qué educación puede tener un negro? Los negros roban, atracan y matan. Los blancos no roban tanto”.

No podía creer lo que escuchaba. Esta señora, que dijo llamarse Esperanza Castro, escupía su veneno racista sin ningún tipo de reparo. Sin siquiera tartamudear. Pero igual de asqueante que sus palabras fueron los argumentos de muchos que trataron de minimizar lo sucedido, o que hicieron montajes estúpidos, la mayoría de ellos de Francia Márquez vestida de mucama, reflejo de un clasismo y un racismo vergonzoso y doloroso.

No, el racismo está vivo, vigente y se replica en cada comentario desobligante seguido de risas, en cada meme que denigra, pero sobre todo en la realidad que muestra que la población afro en Colombia suele ser excluida, violentada y estigmatizada.

Una muestra de esto es lo que sucedió con los humoristas de Fuck News, un stand up comedy que se ha convertido en fenómeno de humor político, y que pretende ser una parodia de Fox News, en el que dos presentadores dan las noticias políticas utilizando la sátira y la burla. Pero entre sus burlas ha caído en la perorata racista contra la vicepresidenta Francia Márquez, con afirmaciones como “a la señorita Francia Márquez se le quemó el arroz… recibió un comunicado de las Águilas Negras... yo no entiendo por qué la amenazan a ella si son del mismo color… simio no mata simio...”. Además de ser un chiste flojísimo, lleva implícito un mensaje racista que no puede ser tolerado bajo ninguna circunstancia.

Aunque busca ser un mensaje ejemplar contra la señora vociferante que agredió a Francia Márquez, meterla en el cartel al mejor estilo de los más buscados, como hizo la Policía, no deja de ser una medida que no pasa del show mediático, pues seguramente cuando encuentren a la agresora la citarán y todo parará en una retractación. Y nada habrá pasado.

Pero que no prospere en lo penal no significa que este acto no fue abiertamente discriminatorio y repugnante.

La discriminación se combate con educación, con repudio social a las manifestaciones grotescas de burla o señalamiento a cualquier mención relacionada con el color de la piel, o el género, o el origen, o la tendencia sexual.

Es hora de empezar a cerrar estos espacios. Si usted replica en sus redes, o en sus chats, así sean íntimos, chistes que hagan énfasis en los prejuicios que hay contra una persona de color, usted está siendo racista. Si usted se cruza en la calle con una persona negra y de inmediato piensa, aunque no lo exprese, que puede estar en peligro, usted tiene pensamientos racistas. Si para algún tipo de consideración en una decisión, como contratar a un empleado, o iniciar una relación, o asociarse para un negocio, usted por un solo segundo piensa en el color de la piel, usted es racista.

¿Acaso la sangre, la manera de amar, la risa, el respirar profundo o el llorar sin contenerse son distintos según el color de piel?

No más espacios para el racismo, no más condescendencia con las expresiones discriminatorias, no más ser permisivos con las actuaciones racistas, ni siquiera en forma de chiste, con prejuicios que puedan alimentar el que se siga mirando hoy distinto a un ser humano por su color de piel. Duele escuchar a la señora vicepresidenta decir, como lo dijo en entrevista en 6AM, de Caracol Radio: “Uno no espera que lo comparen y lo traten como un animal. Uno espera que lo traten como un ser humano… Mi capacidad no está dada por mi color de piel. La capacidad de la gente negra no está definida por el color de piel. Que digan que los negros son ladrones, pues los mayores actos de corrupción de este país han sido por personas blancas, y no por eso uno sale a decir que los blancos son ladrones. Y no por eso se condena a todos… Mis hijos son muy sensibles. Ellos solo me dicen ‘mamá, no le pare bolas a eso, la gente es ignorante’”.

Sí, señora vicepresidenta, somos un montón de ignorantes que desconocemos la esencia de cada ser humano. Mi solidaridad, mi rechazo a estas expresiones y mi compromiso de no permitir nunca más en mi entorno una expresión racista, aunque se disfrace de broma. Creo que por ahí tenemos que empezar todos.

Ojalá veamos pronto a la señora ignorante que grita estupideces ofreciéndoles excusas públicas a usted y a todas las personas que haya ofendido en su dignidad.

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