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Alberto Donadio  Columna

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Gol a la selección

Diez inversionistas pusieron en total 4.800 millones de pesos, incluyendo Mao Molina, Juan Pablo Ángel y David Ospina. Juan Carlos Osorio, técnico de Nacional y de la selección mexicana, entre otros equipos, invirtió 1.004.000.000 de pesos. A comienzos del año, ellos y los demás damnificados ganaron el pleito ante la entidad financiera, la comisionista de bolsa BTG Pactual.

Alberto Donadio
18 de junio de 2022

No se podía explicar de manera más gráfica. Mauricio Molina, o Mao Molina, como lo conocen los aficionados, jugó en la selección Colombia, en el Independiente Medellín y en Corea del Sur, antes de jubilarse en 2017 a los 37 años. Una entidad financiera en Medellín lo invitó junto con otras personas, incluyendo tres futbolistas más, a invertir en un proyecto inmobiliario. La plata se perdió. Mao Molina y los demás afectados demandaron. En un interrogatorio, recordó que los inversionistas lespagaban unos honorarios a la entidad financiera para que “ellos fueran nuestros ojos en este negocio. Yo no soy experto en el tema, yo lo único que sé es patear un balón, soy experto en eso, por eso accedí a que ellos gestionaran estos dineros para mí, porque son los expertos en el tema”.

El proyecto inmobiliario Boho Market Calle 18, en el centro de Bogotá, iba a ser una torre de restaurantes, cafeterías, panaderías y delicatessen, similar al Boho Market de Usaquén. Promotor de ambas iniciativas fue Ópera Inversiones Urbanas, constructora gerenciada por Camilo Ayerbe Posada. El edificio quedó a medio construir y, por incumplimiento, Bancolombia embargó y se quedó hasta con el lote. Diez inversionistas pusieron en total 4.800 millones de pesos, incluyendo Mao Molina; Juan Pablo Ángel, que también estuvo en la selección Colombia y jugó en Nacional, River Plate y Aston Villa, y David Ospina, legendario arquero de la selección Colombia. Juan Carlos Osorio, técnico de Nacional y de la selección mexicana, entre otros equipos, invirtió 1.004.000.000 de pesos.

A comienzos del año, ellos y los demás damnificados ganaron el pleito ante la entidad financiera, la comisionista de bolsa BTG Pactual, vigilada por la Superfinanciera de Colombia. Hasta ahora, la Cámara de Comercio de Medellín, cuyos árbitros conformaron los dos tribunales que conocieron el caso, solamente ha divulgado la sentencia de Osorio, que demandó por separado. Se ordenó a BTG Pactual pagarle 783 millones de pesos por capital y 228 millones de pesos por lucro cesante. “Para el Tribunal resulta evidente que la falta de vigilancia, supervisión y seguimiento en que incurrieron ambas convocadas (BTG Pactual) constituye, sin duda, un claro incumplimiento”, señalaron los juristas Jorge Parra Benítez, Juan Luis Moreno Quijano y Jorge Gabino Pinzón Sánchez.

Lo que más llama la atención en el fallo, o laudo arbitral, como se le conoce técnicamente, es la declaración de Juan Pablo Ángel, en la que él contó cómo se enteró de la parálisis de la obra. Le habían dicho que el proyecto estaba todo vendido y que había una lista de espera de 60 chefs. Eduardo Romero era el ejecutivo de la comisionista que le presentó el proyecto. Declaró Juan Pablo Ángel: “En un viaje que tuve yo a Bogotá, por otra actividad completamente distinta, estando con un amigo le dije: ‘Vení, quiero ir a revisar y mostrarte un proyecto en el que yo estoy metido’, le conté de los inversores que estaban participando, le hablé de BTG, y manejando, incluso pasando por el frente del proyecto de Calle 18, me encontré con que no había gente trabajando y estaba cerrado, y eso era una tarde en un día de semana. Inmediatamente llamé a Eduardo y le dije: ‘Eduardo, qué pasa que yo veo esta obra tan demorada, que está tomando tanto tiempo, y yo veo que no tiene ni siquiera el porcentaje de construcción que vos me has dicho que lleva, yo veo esto supremamente atrasado, esto no lo van a terminar en un par de meses, como decís vos’. Y de ahí en adelante las cosas empezaron a generar unas alertas o unas alarmas importantes, y poco tiempo después fue cuando dijeron que el proyecto había sido un proyecto fallido, que estaba quebrado, que no estaban los recursos para construir y que finalmente no era viable”.

Juan Pablo Ángel recordó que la gestión de BTG Pactual no era ad honorem: “Ellos cobraban un fee por administrarlo, y básicamente la decisión de participar de eso era eso ‘venga, yo les pago a estas personas o a esta compañía que tiene todo este nivel de expertise’, sacrificamos obviamente en el retorno futuro de esta inversión, porque ellos tienen no solo todo el conocimiento para operar este tipo de espacios, como nos lo propusieron, sino que finalmente van a ser eso: los ojos, los oídos, la cabeza de esta inversión”.

Gonzalo Restrepo López, que estuvo en el equipo negociador del Gobierno en La Habana, fue gerente del Éxito de 1990 a 2012, cuando entregó la cadena con más de 400 almacenes. Fue uno de los inversionistas perjudicados. Él declaró ante el tribunal: “Toda la vida manejé negocios muy grandes y yo hice mucha construcción, yo en el Éxito pude haber hecho cientos de almacenes, pero generalmente es trabajar uno con buenas firmas, con gente de confianza”. Una indirecta muy directa. ***Los invito a seguir el especial ‘Con licencia para delinquir’, sobre corrupción en las gobernaciones en www.semana.com.

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