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Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana
Alejandra Carvajal Reyes. - Foto: Andrés Vargas

Gustavo Petro, ¿camino a la dictadura?

Las señales que nos envía así empezarían a evidenciarlo.

Por: Alejandra Carvajal

El enemigo interno de Pedro Castillo eran -y aún son- el Congreso y las Cortes. Al ver que no podía vencerlos fácilmente, decidió cerrarlos. Por suerte, las instituciones del Perú son sólidas, actuaron con prontitud y no permitieron, como en Venezuela, que el profesor con ínfulas de dictador se tomara el poder.

En otros países, como por ejemplo Chile, el enemigo interno quiso ser eliminado por Boric mediante una constituyente, la cual -por fortuna y gracias a la voluntad popular- no prosperó. El propósito de estos dos líderes de izquierda, tanto de Boric como de Castillo, era refundar la patria, cada uno a su modo y estilo.

Es entonces cuando debemos hacer un alto y empezar a analizar perfiles. Boric, por ejemplo, se hizo popular rápidamente luego de las protestas en Chile, lo cual sería su trampolín y boleto directo para la Presidencia. Castillo, un profesor de escuela, se dio a conocer con fuerza a nivel nacional en 2017, durante la huelga magisterial. Esa habría sido su cuota inicial para ser inquilino del Palacio de Miraflores (y digo inquilino, porque gobernante, nada).

A pesar de tener objetivos parecidos, Petro es distinto. El quiere también derrotar al enemigo interno, pero contrario a Castillo y Boric, es un hombre de batallas largas. Para llegar a la Presidencia luchó por más de 30 años hasta que todos los astros estuvieron a su favor. Siguiendo su lógica, sabe que derrotar al enemigo será una lucha larga.

Consolidar a la primera línea es uno de los pilares de esa lucha. En Venezuela les llaman colectivos chavistas y hasta ahora a la dictadura le han funcionado. Separar a la Policía del Ministerio de Defensa es otro movimiento crucial. Y así, paso a paso, se forja la perpetuidad en el poder, bien sea en cuerpo propio o ajeno.

Y es que el talante dictatorial de este gobierno empieza a evidenciarse de manera clara. Si aún hay inocentes que dudan que vamos por esa senda, les aconsejo analizar los hechos. Uno de los primeros actos de Petro como presidente fue visitar a Castillo en Perú. También, de manera temprana, reactivó las relaciones internacionales de Colombia con Irán y Venezuela. Como si fuera poco, fue el único país miembro de la OEA que no apoyó una resolución de este organismo que condenaba la violación de derechos humanos en Nicaragua.

A este punto, sorprende que aún existan defensores de derechos humanos y feministas que apoyen a este gobierno. Irán es uno de los países en los que más se vulneran a nivel mundial los derechos de las mujeres. Pero frente a esto, las feminazis guardan silencio.

Hace unos días, Katherine Miranda condenaba al cantante Maluma por haberse presentado en Catar, ya que consideraba que esto era apoyar la violación a derechos humanos de las mujeres en ese país. Pero del restablecimiento de relaciones de Colombia con Irán no dijo nada. Como ella, muchas mujeres que apoyan a Petro guardaron silencio. Claro, hay que recordar que Maluma no da puestos, ni contratos, él es solo risas y reguetón.

Teniendo en cuenta este talante prodictaduras del actual gobierno, preocupa muchísimo su falta de respeto hacia las Cortes, y por ende a la separación de poderes. No solo trata a los magistrados como ciudadanos de tercera y cuarta categoría que no merecen ni siquiera que los acompañe el día de su posesión, sino que ahora desconoce las decisiones de los jueces.

El nombrar a los miembros de la primera línea que se encuentran sindicados o condenados por delitos alejados de la protesta social es un hecho sumamente grave y delicado. Como diría la canción, “pasito a pasito” se va forjando un régimen autocrático. Así ha sucedido en otras latitudes y, por lo que puede verse, Colombia va por la misma senda.

Ayer justamente se conoció que dos policías que actualmente están siendo investigados por presuntamente haber incurrido en irregularidades durante las protestas fueron separados de la institución. Entre tanto, los miembros de la primera línea que están en la cárcel por cometer actos delincuenciales serán no solo premiados con la libertad, sino que además es altamente posible que se les dé un incentivo monetario de 800 mil pesos. Así es como piensa consolidarse la paz.

Habrá que esperar qué sucede, pero por ahora, el talante antidemocrático de Petro salta a la vista. Esperemos que nuestras instituciones sean fuertes, y como en Perú, mantengan la independencia a toda costa. Debemos entonces respaldar y rodear a nuestros jueces, uno de los bastiones de la democracia en nuestro país.

Los continuos ataques del presidente a los medios de comunicación también preocupan, pues es característico de toda dictadura censurar a la prensa. Asimismo, el vetar líderes gremiales que no están de acuerdo con sus actuaciones afecta enormemente a la democracia. De continuar así, la sumatoria de todo lo enunciado, en un largo o corto periodo de tiempo, le dará a Petro el apelativo de dictador, lo cual debemos evitar a toda costa.

En Twitter: @ACarvajalRe