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Hablar menos y escuchar más

Invito a que ese principio de hablar menos y escuchar más sea el que predomine en la solución pacífica de las diferencias limítrofes entre las hermanas repúblicas de Venezuela y Guyana.

Angelino Garzón
14 de diciembre de 2023

El hablar menos y escuchar más permite conocer y aprender, valorar a las personas que se tienen como interlocutoras y respetar sus opiniones, aunque piensen de manera diferente a nosotros. El sentido común me ha enseñado a valorar a las personas que poco hablan, que escuchan más y sobre todo que piensan antes de hablar porque, como muy bien lo señala la obra inmortal del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, la palabra es como la flecha que se dispara al viento y una vez lanzada no tiene posibilidad de regreso. Hablar menos, escuchar más y hacer más es una responsabilidad de todos los gobernantes y personas con poderes económicos, sociales, políticos o religiosos, sobre todo para disminuir el riesgo de equivocarse en sus obligaciones institucionales.

Por mi experiencia, respetuosamente aconsejo a los actuales gobernantes de Colombia y de la República de Venezuela que hablen menos por los medios de comunicación, entre ellos los electrónicos, y escuchen más a los diversos sectores de la población, incluyendo los de la oposición política, a fin de lograr soluciones dialogadas y concertadas, tanto a nivel nacional como regional. Solo así lograremos no volvernos prisioneros de nuestras propias palabras y sumar esfuerzos para las soluciones reales a las diversas necesidades de la gente.

Estoy seguro de que si así se hubiera obrado, unidos en la diferencia, estaríamos hoy dedicados a las tareas fundamentales, como son la necesidad de una Colombia más justa, equitativa, en paz y reconciliada, evitándonos así tantas polarizaciones y odios políticos.

Invito a que ese principio de hablar menos y escuchar más sea el que predomine en la solución pacífica de las diferencias limítrofes entre las hermanas repúblicas de Venezuela y Guyana; de los proyectos de reforma a la salud, al trabajo y a las pensiones que actualmente se tramitan en Colombia; en la actualización catastral o en los decretos que se preparan reajustando los precios de la gasolina y el diésel. Es posible que de esa manera las decisiones del Gobierno se demoren un poco más, pero tienen la ventaja de que las que se promulguen a partir de ese diálogo serán más valoradas por la población y la comunidad internacional, pues como coloquialmente se dice, “no por mucho correr, se llega más temprano”.

Como demócrata que no pertenezco a ningún partido político y que gozo con los éxitos de otros, estoy en la disposición de colaborarles voluntariamente a todos los gobernantes nacionales, regionales y locales en una política de diálogo social con todas las personas y organizaciones políticas y sociales, así piensen y opinen de manera diferente a los gobernantes elegidos democráticamente.

En ese orden de ideas, considero que para 2024, otras tareas que tenemos son la de continuar contribuyendo con el Gobierno nacional en su iniciativa del Acuerdo Nacional y con todos los que estamos por una Colombia menos centralista y de autonomías regionales.

Cuando ya vamos llegando a 2024, les deseo a todas las personas muchas felicidades en estas navidades, salud y éxitos en 2024, y si el Dios de los cielos me lo permite, estaré nuevamente con ustedes, a través de esta columna el próximo 18 de enero.

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